El centro Txara I, en el barrio donostiarra de Intxaurrondo, será sometido a una remodelación integral para adecuar sus instalaciones al nuevo modelo residencial. El departamento de Política Social ha adjudicado recientemente la redacción del proyecto de ejecución de la reforma, y tras abrir un plazo de ocho meses licitará posteriormente la obra, según señalan a este periódico fuentes de la Diputación.

Las obras no comenzarán antes de otoño de 2023, pero la determinación del cambio es firme. La reforma de Txara I “es integral y afecta a todos los espacios”, incluido el ocupado actualmente por una treintena de entidades sociales, tal y como refleja la respuesta de la diputada de Política Social, Maite Peña, a una pregunta por escrito en Juntas Generales.

Gipuzkoa está inmersa en la transformación de su modelo de atención y cuidados para las personas mayores. En ese contexto cabe entender la obra prevista en Txara, orientada a la adecuación del centro a los cuidados del futuro. Una apuesta que se quiere extender a todo el territorio, y que llega en esta primera fase de implementación a 25 residencias, entre centros de nueva construcción y aquellos que, como Txara, comienzan a adaptar sus instalaciones al nuevo modelo residencia.

Según informan fuentes del Departamento de Política Social, el objetivo de la obra es habilitar “unidades residenciales más reducidas, más personalizadas y orientadas a generar un ambiente hogareño”. Tras la remodelación, la planta baja del edificio del paseo Zarategi de Intxaurrondo, que ahora está destinada a estas entidades sociales, pasará a formar parte del conjunto de la residencia de personas mayores.

Lecciones de la pandemia

La pandemia ha demostrado que no es viable compartir esos espacios residenciales dedicados a personas mayores con servicios públicos abiertos al público en general. A pesar de la capacidad de los centros para adaptarse al reto que supuso la crisis sanitaria, el informe Mortalidad covid-19 en residencias para personas mayores señala la gestión de la segunda ola pandémica, con el cuarto trimestre de 2020 como uno de los momentos más críticos en Gipuzkoa, con una tasa de mortalidad del 8,8%, que dobló a las de Bizkaia y Araba, inferiores al 4%.

La pandemia ha demostrado que no es viable compartir los espacios residenciales dedicados a personas mayores con servicios públicos abiertos al público en general

En ese contexto, el departamento de Política Social se encuentra buscando una ubicación alternativa para las 35 entidades sociales que en la actualidad se encuentran en el conocido como espacio Gizagune, junto a la residencia de personas mayores. Según indican desde la Diputación, para cuando empiecen las obras en Txara I se prevé contar con ese espacio alternativo para todas estas entidades. El coste del traslado será asumido por el Departamento de Política Social. Esta nueva ubicación será con carácter definitivo. “Se tratará de un sitio accesible, moderno y adecuado a las necesidades de las entidades, y preferentemente en Donostia”, indican las mismas fuentes.

“Por un lado, la pandemia nos ha demostrado la importancia de tener accesos independientes y, por otro, el cambio nos va a permitir dimensionar el espacio a las necesitadas actuales de las entidades, para lo cual contaremos con las propias entidades”, avanzan desde la Diputación.

Tejido asociativo: potenciar el voluntariado

Desde el departamento liderado por Maite Peña destacan la importancia del tejido asociativo y del voluntariado en el desarrollo de las políticas sociales del territorio. “El departamento viene reforzando, en colaboración con las asociaciones, una línea de trabajo para potenciar el voluntariado en Gipuzkoa, verdadera fortaleza del sector. El territorio cuenta con un modelo de protección social en el que la comunidad, a través de este dinámico tejido asociativo, juegan un papel fundamental. Y en el futuro -añade la Diputación- queremos que se mantenga y se desarrolle aún más ese protagonismo. Trabajamos para que así sea”.

Una línea de trabajo que es compartida por algunas de las voces más acreditadas en esta materia. Así lo reconocía esta semana pasada Paul MacGarry, uno de los 50 investigadores más prestigiosos del mundo en envejecimiento activo. “Se está intentando orientar la política de tal manera que las personas mayores puedan vivir en sus casas y en sus barrios. A partir de las investigaciones se sabe que envejecer en los barrios donde se ha vivido y que haya una buena red social de apoyo es casi tan importante como la atención médica para esas personas. Incluso cuando están enfermas. Mejora su calidad de vida”, aseguraba el experto en una entrevista publicada por este periódico.

"Envejecer en los barrios donde se ha vivido y que haya una buena red social de apoyo es casi tan importante como la atención médica para las personas mayores"

Paul Mcgarry - Responsable del Greater Manchester Ageing Hub

Cuando es necesario, se impone el ingreso en un centro residencial, pero aún en este supuesto se busca precisamente ese “ambiente hogareño” que persigue la Diputación en los centros. Para esa transición hacia los cuidados del futuro está prevista en Gipuzkoa una inversión de 20 millones entre este año y 2023.

Se trata de una “prioridad absoluta” de la Diputación, que ya dispone de una hoja de ruta concreta que ayudará a materializar esa transformación de las residencias en centros basados en unidades convivenciales de alrededor de 15 personas, con una atención “personalizada e innovadora”, y con una fuerte conexión con la comunidad.

Esa es la estrategia del territorio, bajo el paraguas de Etorkizuna Eraikiz y la Agenda Gipuzkoa 2020>2030 Políticas Sociales de Transición. Esos 20 millones adicionales, que tienen su origen en los fondos COVID-19 que recibió la Diputación a comienzos de año a través del Gobierno Vasco –37,8 millones en total–, servirán para dar un salto con el que situar a Gipuzkoa en la vanguardia de los cuidados, ya que permitirá “multiplicar” las intervenciones en los centros de mayores y extender el nuevo modelo residencial a todas las comarcas.

Denuncias sindicales

Los planes previstos en Txara se han hecho públicos un año después de la denuncia del sindicato ELA, que llegó a revelar que en este centro se mantenía a losusuarios sin alimentos durante 14 horas”. La diputada de Políticas Sociales, Maite Peña, reconoció entonces que 16 de los 116 usuarios de Txara I pasaron más tiempo acostados del que debían y que durante nueve de los 31 días de agosto hubo menos horas de enfermería de las que establece el catálogo, si bien contextualizó estas situaciones en el periodo vacacional y acusó al sindicato por usar un caso puntual para dañar el sistema de las residencias.

La diputada de Políticas Sociales censuró el "acoso" que "de manera absolutamente deliberada" se estaba llevando a cabo sobre la gestión de los centros de mayores del territorio. Críticas que, según aseguró, no respondían al modelo de atención existente, y "eso lo sabe quien las está lanzando". Tras la denuncia sindical, se establecieron procedimientos de mejora.

Un informe de Inspección posterior determinó que Txara I no incumplía con la normativa vigente. La inspección encargada por la Diputación Foral de Gipuzkoa y realizada por personal profesional en esta materia concluyó que “tras el análisis de la documentación enviada por el centro no se considera que existan incumplimientos en la normativa aplicable”.

El informe recogió, entre otros aspectos, que no existieron incumplimientos en el centro residencial respecto a las ratios y a la disponibilidad de personal. En lo que compete a los materiales y la alimentación, la inspección detalló que “que en ningún momento del expediente” se han cuestionado las decisiones adoptadas en la materia.

Revisados los horarios de ingesta de alimentos y el tiempo en el que las personas permanecían acostadas, no se constató incumplimiento de “normativa alguna”, aunque sí se consideró necesario proceder a una adecuación del horario para que se ajuste a los tramos. La Diputación de Gipuzkoa cerró así el expediente preparatorio sancionador y trasladó las aportaciones de mejora.