Esta misma semana se han publicado en la plataforma de contratación pública de Euskadi tres nuevas obras públicas que han quedado desiertas en Gipuzkoa. Trabajos que ninguna empresa se ha ofrecido a realizar o bien las ofertas presentadas han sido rechazadas: una actuación en el parque Tribunak de Lasarte-Oria (244.066 euros), otra para la mejora de la accesibilidad en el centro educativo Lizeoa Alkartasuna de Beasain (180.454); y el acondicionamiento de una vivienda en Irun (102.113); mientras que la semana pasada se dio a conocer otro concurso desierto para la remodelación de la plaza Muxika Egurastokia de Ormaiztegi (315.650 euros). Precios sin IVA. Todas ellas impulsadas por los ayuntamientos locales, pero que no han tenido la respuesta esperada.

Son más de 40 los concursos públicos para la ejecución de obras que han quedado desiertos en lo que va de año solo en Gipuzkoa, por un valor total de 17,5 millones de euros (IVA incluido). El aumento con respecto al mismo periodo del año anterior es importante. Los concursos de obras públicas desiertos en Gipuzkoa entre enero y agosto se multiplican casi por cuatro.

Afectan a ayuntamientos principalmente, pero también a varias sociedades públicas, Diputación y Gobierno Vasco: obras que van desde los 75.000 hasta los 400.000 euros en su mayoría, pero también las hay de mayor envergadura. Hasta cuatro millones de euros en Gipuzkoa, si computamos el IVA. 

En dos semanas se han publicado en la web de contratación de Euskadi cuatro concursos desiertos promovidos por los ayuntamientos de Lasarte-Oria, Beasain, Irun y Ormaiztegi

Más de 20 ayuntamientos de municipios grandes y pequeños, y de todos los colores, se han visto afectados por esta situación y en muchos casos tendrán que volver a licitar las obras, un proceso que de media puede suponer otros cuatro meses de trámites.

Pero también se han visto afectadas actuaciones de mayor envergadura y otras administraciones como la Diputación de Gipuzkoa, diversas sociedades públicas de ámbito comarcal, provincial y autonómico, o el propio Gobierno Vasco, que ha tenido que declarar desiertos los concursos para realizar obras en el Instituto de Formación Profesional Miguel de Altuna de Bergara, en la Armeria Eskola de Eibar y la Herri Eskola de infantil y primaria del barrio Musakola en Arrasate, una actuación que superaba los 3,7 millones de euros sin IVA. Es la más importante de las que se han quedado desierta en el territorio si nos atenemos a su cuantía.

En Bizkaia destaca los 2,4 millones de euros de las obras de rehabilitación de un centro asistencial de Leioa. Y en Araba la construcción del auditorio de Laudio, por 4,3 millones de euros y una actuación de casi 6,5 millones para la mejora de dos carreteras. Entre mayo y agosto se han producido la mayoría de los casos

Txema Muñoz, presidente de la patronal guipuzcoana de la construcción (Ascongi) reconoce que “se están dando más casos de los que se producen en una situación normal, pero no podemos decir que haya una situación generalizada de obras desiertas”. 

"Se están dando más casos de lo habitual, pero no podemos hablar de una situación generalizada de obras desiertas"

Txema Muñoz - Presidente de Ascongi

¿Pero qué está pasando ahora? ¿Por qué han aumentado tanto en unos meses los concursos declarados desiertos? “Todo viene originado por el tema de los precios de los materiales, al 100%.

Desde 2020, y solo hasta marzo de este año, el coste de la electricidad ha crecido un 1.224%; el del gas, un 1.163%; y el del petróleo, un 84% y en consecuencia, los precios de materias primas como el acero corrugado, el cobre, la madera y el aluminio también ha aumentado.

El primero se encareció un 21% en el primer trimestre del año, tanto como lo que hizo a lo largo de todo 2021; por el cobre se ha llegado a pagar más del doble, y el precio del aluminio se disparó hasta casi los 4.000 dólares la tonelada, el doble de lo que era habitual antes de la pandemia. 

Las consecuencias han sido directas sobre el sector de la construcción, que ha visto cómo el coste de las obras se ha encarecido un 20% aproximadamente. Con un margen establecido para el constructor del 6% establecido en la obra pública, la inflación llevó a que en muchos casos se terminara trabajando a pérdidas. 

Imprevisible

Muñoz aporta un dato. “Te voy a dar la evolución del precio del acero corrugado. Voy a coger el punto extremo. Entre mayo de 2021 y mayo de 2022, la diferencia en la tonelada de acero ha sido de 541 euros. Y eso es una auténtica salvajada. ¿Alguien puede prever esto?”, lamenta. “Son situaciones que se están dando” y que “si pillan a alguien en ese momento, le crujen”, asegura.

La tensión de los precios con algunos materiales como el acero se ha destensionado en agosto, con respecto al pico de mayo, pero lo peor, asegura Muñoz, es la incertidumbre. "Ya no es solo el hecho de que los precios son caros, sino que lo que tienes hoy no sabes si vale mañana. Las razones de esta situación están claras. La incertidumbre”, apostilla el presidente de Ascongi. 

La situación del conjunto de Euskadi es idéntica, con 120 contratos desiertos por valor de 55,3 millones este año

La situación en el conjunto de Euskadi es idéntica. En total, han sido unas 120 las obras que han quedado desiertas en lo que va de año en la CAV. En torno a 45 en Gipuzkoa y Bizkaia y cerca de 30 en Araba. El valor total de los contratos desiertos en los tres territorios, incluido el IVA, asciende a los 55,3 millones de euros. 17,5 millones en Gipuzkoa, 18,7 en Bizkaia y 19,1 en Araba, donde a pesar de tener menos casos, cuenta con obras de mayor cuantía en términos generales.

Desistimientos y renuncias: la facultad de Medicina

La situación es más llamativa si cabe en Bizkaia, donde además nueve contratistas han renunciado a contratos que ya les habían sido adjudicados, situación que en Gipuzkoa y Araba no se ha producido en la misma medida. Obras por valor de casi 70 millones de euros.

Entre ellas, destaca la de la facultad de medicina de la UPV/EHU, de más de 53 millones de euros. Una UTE formada por tres empresas consideradas grandes, renunció a su construcción por el desfase en los precios que según dijo, no podía asumir.

También son varios los casos de desistimientos por parte de la propia Administración. En algunos casos, propiciados por errores no subsanables en los pliegos, el caso más común hasta la fecha, y que fuerza a realizar una nueva licitación, pero en otros casos, también por la falta de ofertas aceptables.

En Alegia, por ejemplo, fue el propio ayuntamiento el que el 3 de junio decidió desistir debido a que solo se había presentado una oferta que superaba ampliamente el precio máximo establecido en la licitación, de 118.000 euros. La única oferta que recibió el Consistorio para realizar los trabajos de renovación para la accesibilidad en los baños de la Herri Eskola del pueblo era superior a los 183.000 euros. Más de 63.000 euros por encima del precio de licitación, por lo que, ante la falta de otras ofertas y una vez rechazada esta, la propia administración local decidió echarse atrás.

Aunque la inmensa mayoría de los casos de renuncia o incomparecencia, casi un 90%, son obras que no superan el millón de euros, y afectan especialmente a empresas pequeñas, en esta situación de incertidumbre máxima, reconoce Muñoz, el tamaño de la empresa poco importa. “Las tensiones se notan. Si una empresa abandona una obra, sea grande o pequeña, es porque hay problemas con los precios. Me da igual que sea grande o pequeña”.

"Si una empresa abandona una obra, ya sea grande o pequeña, es que hay problemas con los precios"

Txema Muñoz - Presidente de Ascongi

"Las empresas, cada una con su dimensión, cada una tiene que ver los riesgos. Y sobre todo la incertidumbre. Como parece ser que todo está tan globalizado y ligado a sucesos que pasan en todos los sitios. Con la guerra de Ucrania, con Taiwan, etcétera, hay que tener cuidado", afirma Muñoz.

Revisión de las licitaciones

Uno de los aspectos que incide de forma negativa en este caso de alta volatilidad de los precios es el tiempo de las adjudicaciones, aunque la situación se torna más volátil en el ámbito privado, donde los presupuestos cada vez tienen menos vida y necesitan ser actualizados. En una rehabilitación privada, los periodos de maduración en muchos casos llegan al año y a los dos años, desde que se presenta una oferta inicial, explica Muñoz.  

Por otra parte, desde que se publica una obra pública hasta que se adjudica, “pueden pasar cuatro meses tranquilamente", lo que en estas situación tan convulsa también es mucho tiempo. "Si alguien hubiese hecho una oferta cuatro meses antes, y poniéndote en el caso más desfavorable, el del acero: si alguien hace en febrero de 2022 una oferta y se le adjudica la obra en mayo, la diferencia es de 171 a 609 euros por tonelada. Y perfectamente puede suceder. Y sin embargo, ahora mismo , en junio de 2022, está en 181 (valores por encima de la referencia de mayo de 2021)", asegura el presidente de Ascongi.

Esta "distorsión tan grave" que hay supone un problema y "nos consta que muchas Administraciones están revisando los precios de licitación, porque son conocedores de la situación. Otra cosa es que la revisión sea lo suficiente o no”, asegura Muñoz. 

"Nos consta que muchas Administraciones están revisando los precios de licitación, porque son conscientes de la situación"

Txema Muñoz - Presidente de Ascongi

En la mayoría de los casos, las administraciones tendrán que volver a licitar estas obras, normalmente con una actualización al alza en el precio de la licitación. 

Varios ejemplos este verano

Entre las actuaciones desiertas en Gipuzkoa destacan el citado caso de la Herri Eskola Musakola de Arrasate, donde estaba prevista la ampliación de seis unidades de educación primaria. 

También han quedado desiertos este verano dos importantes contratos en Azpeitia, el primero para el acondicionamiento de la sala de gimnasia en el instituto de Educación Primaria Karmelo Etxegarai, por un importe de 1.565.424 euros sin IVA. Y otro para la reforma de la segunda planta de la escuela de música Soreasu (1.066.161).

Del mismo modo, el Ayuntamiento de Orio no ha tenido ofertas para la construcción de una zona de ocio acuático en el Camping Municipal de Orio, por valor de 955.850 euros; y tampoco la urbanización complementaria (3ª fase) de las instalaciones deportivas de Usabal en Tolosa (754.802); o las obras de accesibilidad e instalación de ascensores del barrio de Floreaga de Azkoitia (665.819 euros).

Estos ejemplos muestran los efectos que la inflación está teniendo sobre los contratos públicos. Aunque la invasión de Ucrania ha terminado de poner la puntilla, los materiales que las constructoras utilizan en las obras llevan sufriendo un incesante incremento del precio desde 2020, fecha a partir de la cual ya se comenzó a notar un pequeño alza de concursos desiertos con respecto a 2018. 

DATOS


TIPO CON LICITACIÓN DESIERTA

La variedad en el tipo de proyectos que quedan sin empresas postulantes es total y afectan a todo tipo de iniciativas que lanzan sobre todo los municipios para mejorar la calidad de vida de sus vecinos. 

TRANSVERSAL EN TODAS LAS INSTITUCIONES VASCAS

La problemática afecta más a los contratos públicos de baja entidad donde los márgenes de ganancia para las empresas son muy escasos, pero también entidades públicas como Gobierno vasco o Diputaciones están afectadas. 

ACTUALIZACIÓN OBLIGADA

Los constructores ya han advertido a las administraciones públicas que deben aumentar los precios de los concursos que efectúen o seguirán quedando desiertos. 

INCERTIDUMBRE

Esa subida, fijando en un 5% el alza mínima de materiales como el aluminio, el cobre o el acero para que las empresas puedan acogerse a una revisión de precios excepcional en una contratación pública, que de forma habitual no puede realizarse. Posteriormente, se amplió el alcance de las medidas y se estableció la posibilidad de incluir también otros materiales adicionales. Eso sí, quedaba en manos de cada administración revisar o no los precios. 

AUMENTAR EL PRESUPUESTO

Ya son varias las administraciones que están revisando el precio. En especial, aquellos proyectos que llevaban tiempo en el cajón desde hace meses o incluso años.