La receta electrónica de Osakidetza, además de servir para el conjunto de las farmacias españolas, valdrá en breve para más países europeos. Si el pasado mes de julio, fue Portugal el que se incorporó al uso de la tarjeta sanitaria vasca, bien para acceder a la historia clínica o para recoger medicación en las boticas, el despliegue es progresivo y el próximo mes se sumarán Croacia, Finlandia y Estonia, donde comenzará a funcionar la interoperabilidad. Todo ello con el objetivo de que para 2025 este servicio esté implantado en 25 países de la Unión Europea.

Desde el pasado día 15 de julio, ya existe una preocupación menos a la hora de emprender un viaje por Europa porque ha sido Portugal el primer lugar en validar este sistema. De esta forma, cualquier persona residente en Euskadi puede ir a una farmacia de Portugal y cualquier portugués podría acceder a su prescripción en cualquiera de las 851 farmacias vascas. En este momento, son 73 las oficinas de farmacia que dispensan los fármacos en Lisboa, Oporto y una zona de Algarve, a las que se irán añadiendo otras en corto espacio de tiempo.

“En el marco de este despliegue progresivo, en septiembre, Osakidetza entrará en colaboración con Croacia, Finlandia y Estonia. Estos países estarían ya operativos para empezar a funcionar”, señala Iñaki Betolaza, director de Farmacia del Gobierno Vasco. “Lo que perseguimos es garantizar la continuidad asistencial de las personas en cualquier lugar de la UE y que sea una atención segura y de calidad”, precisa. Y es que, por ejemplo, este método evita que el paciente realice un transporte inadecuado de medicamentos, lo que facilita su correcta conservación, favorece un uso adecuado y racional del fármaco o hace innecesario el acopio de medicinas.

Asistencia transfronteriza

Aunque en otros ámbitos, ha habido mayor integración a nivel europeo, en el terreno de la salud está siendo más laborioso ya que resulta difícil coordinar el engranaje de los diferentes sistemas de salud con peculiaridades muy acusadas. Así, por ejemplo, Francia o Alemania pueden ser de los últimos lugares en ofrecer esta prestación porque estos países tienen unos sistemas sanitarios con cajas de seguridad social o seguros, y la interoperabilidad es más compleja.

Y eso que el tema viene de lejos. Ya en 2011 se promulgó una directiva que regulaba la asistencia sanitaria transfronteriza. De ahí surge la red de salud electrónica para crear un marco de interoperabilidad de los servicios electrónicos. A raíz de esta idea, nace la receta electrónica europea y el plan relativo a la historia clínica interoperable en toda Europa.

Paralelamente, se hace hincapié en garantizar la identidad de las personas. “En Euskadi ya venimos trabajando en la certificación electrónica y reconocimiento de identidades. Más allá de la tarjeta de plástico, podemos llevar un código QR en el móvil o en cualquier dispositivo para poder acceder a nuestros servicios de salud. Pero ahora también se está trabajando en un proyecto para la identificación digital en Europa”, destaca Betolaza.

Hay que recordar que hace no muchos años las personas se trasladaban con su medicación o con recetas en papel para varios meses cuando se desplazaban de manera temporal. Un modus operandi totalmente ineficaz con una población que cada vez se mueve más, incluso personas mayores con problemas de salud, y es muy relevante poder acceder a los datos básicos de salud. Este trascendente cambio social de retirar medicamentos en todas la farmacias del Estado es posible desde enero de 2018.

Fue entonces cuando arrancó la interoperabilidad de la e-rezeta, al poder coger las medicinas en cualquier oficina de farmacia del Estado, presentando la tarjeta individual sanitaria, lo que implica un plus de comodidad.

Fármacos para 13.700 personas

Además, con el fin de que la toma de medicinas sea más eficiente y segura, también funciona desde hace unos meses Farmabide, un nuevo modelo de prestación farmacéutica en las residencias vascas, donde viven actualmente más 13.700 personas. “Por una parte, ordena todo lo relativo a la farmacia en los centros residenciales. Además se han incorporado quince farmacéuticos que, en colaboración, con los equipos asistenciales, atienden a los residentes. Un plan de atención farmacéutica para un uso correcto y adecuado del fármaco”, explica Betolaza.

El tercer pilar de este programa es una área de farmacia sociosanitaria, donde un centro elabora la medicación para los usuarios en dosis personalizadas en función de las prescripciones. Eso se traslada a unos robots que preparan las dosis a la carta para cada una de las tomas diarias. Y posteriormente se realiza una entrega semanal a las residencias. l

El apunte

‘E-rezeta’. Desde enero de 2018, 393.255 vascas y vascos han retirado su medicación en farmacias de una región diferente a la suya. Con la ‘e-rezeta’ interoperable se han realizado 5.541.895 dispensaciones a vascas y vascos en oficinas de farmacia de otras CC.AA.

Sin receta en papel. Por su parte, las farmacias vascas han atendido a 93.824 pacientes de otras comunidades, realizándose un total de 681.195 dispensaciones. A estos usuarios solo les hizo falta presentar su tarjeta, renunciando así a la tradicional receta de papel.