- La organización Socidrogalcohol recordó ayer, con motivo de la celebración, hoy, del Día Mundial Sin Tabaco, que el consumo de cigarrillos provoca consecuencias físicas, sociales y medioambientales.

Se calcula que 29 enfermedades están directamente relacionadas con fumar, de las cuales 10 son diferentes tipos de cáncer. El tabaco sigue siendo la principal causa de muerte por cáncer de pulmón y es responsable de más del 50% de las muertes por enfermedades cardiovasculares.

Algunas de las enfermedades más comunes ligadas al consumo de cigarros son úlcera gastrointestinal, enfermedad coronaria, hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares, bronquitis aguda y varios tipos de cáncer (pulmón, laringe, bucofaríngeo o renal).

La adicción es un grave problema de salud pública que afecta en el caso del consumo de tabaco a millones de personas. Por ello, y con la información existente, "no se entiende socialmente que la persona siga consumiendo a pesar de saber y conocer de sobra las consecuencias sobre su salud física. La realidad es que no hablamos de falta de voluntad o de falta de información, sino que hablamos de una adicción, y como tal, dificulta y anula la voluntad de la persona a la hora de dejar de fumar", explicó el vicepresidente de Socidrogalcohol, Hugo López.

El inicio temprano en el consumo de la sustancia es un elemento que incrementa la probabilidad de que se desarrolle una adicción en la edad adulta. Los jóvenes que se inician creen que podrán dejar de fumar cuando quieran; sin embargo, la adicción a la nicotina les impide hacerlo y acaban por estar años consumiendo.

López advierte, además, de que la industria tabacalera busca ahora nuevas formas de mercado. Ante la bajada del consumo (aunque algo irregular y oscilante en los últimos años) de los tradicionales cigarrillos, empezaron a aparecer cigarrillos electrónicos y vaporizadores que se vendían como una forma que ayudaba a dejar de fumar. Sin embargo, profesionales y organismo de relevancia internacional demandan en la actualidad de limitar sus ventas y restringirlas al mismo nivel que el tabaco tradicional, concluye López.