Gipuzkoa ha salido de la zona roja este viernes mes y medio después al situarse en 477 casos de coronavirus diagnosticados entre 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Por fin, por debajo de los 500. A esta noticia positiva aún le falta para ser completa, porque nueve de los 30 municipios de más de 5.000 habitantes aún presentan cifras muy elevadas, circunstancia que preocupa en especial en Arrasate.

La evolución de la tasa de incidencia es satisfactoria en las últimas semanas y se sitúa en 477 casos, después de que el 12 de noviembre se llegaran a alcanzar los 1.113 positivos en 100.000 habitantes. Desde entonces, Gipuzkoa ha encadenado 22 días de caída generalizada, aunque esta reducción tiene diversas excepciones, como la mencionada villa cerrajera.

En Arrasate, los rastreadores de la OSI de Debagoiena saliron este jueves a avisar de que siguen sin poder "localizar focos concretos de contagio, por lo que la transmisión se puede estar produciendo en cualquier lugar y ámbito de la comunidad". No solo en esta villa de Debagoiena, sino en municipios cercanos como Eskoriatza, Bergara, Aretxabaleta, Antzuola y Elgeta la tasa es muy alta, lo que significa que hay una muy elevada posibilidad de transmisión del virus.

Junto a la comarca de Arrasate, Debabarrena concentra con Eibar y Elgoibar otros municipios con más de 5.000 habitantes que aún superan los 500. La lista total en Gipuzkoa se sitúa en nueve localidades: Aretxabaleta, Arrasate, Azkoitia, Bergara, Deba, Donostia, Eibar, Elgoibar y Ordizia. Municipios como Irun y Errenteria (las segunda y tercera ciudad más pobladas del territorio) también siguen por debajo de 500.

Gipuzkoa, que fue el primer territorio histórico de la CAV en cruzar el rubicón de los 500 positivos acumulados, es a su vez el último en salir de la zona muy peligrosa a otra todavía también peligrosa. Araba, que encendió las alarmas el 5 de noviembre, abandonó la zona roja el 20 del mismo mes, y Bizkaia, una semana más tarde. Ambas se sitúan hoy en torno a los 300 casos.

Al territorio histórico guipuzcoano le faltará, por lo tanto, al menos entre siete y diez días para poder alcanzar esos niveles si persevera en esta tendencia a la baja. La ola que llegó a superar el millar de casos de incidencia acumulada arrancó el 4 de octubre. Gipuzkoa entonces tenía una tasa ya elevada de 253 positivos, lo que creció en solo un mes hasta superar el millar, en unas semanas en las que caían de manera paulatina en zona roja los 30 principales municipios del territorio.

La vuelta a dicha situación, con el estado de alarma reactivado y las medidas del LABI aplicadas, comenzó el 12 de noviembre. Desde entonces, Gipuzkoa ha sumado 22 días consecutivos de descensos, que aún deberán alargarse otro tanto para rebajar lo máximo posible la transimisión del virus. Gipuzkoa ya sabe lo que es: entre el 5 de mayo y el 5 de julio, la tasa no superó los 10 casos por 100.000 habitantes (entre el 1 y el 7 de junio la tasa era de 0) y hasta el 14 de agosto, tampoco rebasó los 100 positivos.

Sin margen de error

Dos datos invitan a no ceder la tensión. Primero, basta un número: la zona roja a la que el semáforo vasco ha otorgado dicho color a partir de los 500 casos, en Europa se sitúa en tan solo 50 positivos acumulados. Y en segundo lugar, el temor a la tercera ola, que podría llegar en Navidades o poco después de terminarlas si se relajan las medidas.

Por esta razón, y pese a ceder en algunos aspectos como la movilidad, la hora del toque de queda y facilitar los encuentros familiares de hasta 10 personas en las fechas señaladas, el Gobierno Vasco ha subrayado la necesidad de que dichas cenas y comidas se celebren en espacios con ventanas abiertas, mascarillas y demás pequeñas medidas de protección frente al virus ya de sobra conocidas. Lo más parecido a un día "normal" de la pandemia.