comienzos de mayo, después de pasar lo más duro de esta epidemia que ya afecta a más de 30.000 personas en Euskadi, eran quince los municipios que se habían escapado del virus en Gipuzkoa. A fecha de hoy quedan, según los datos oficiales, solo nueve, pero eran doce hace dos dos semanas y probablemente hoy sean uno menos: ocho, a falta de confirmación oficial. Cada día es un desafío, un cruzar los dedos y mirar en el periódico si las estadísticas arrojan algún positivo en el pueblo. En las últimas dos semanas se han caído de la lista Gaintza, Berrobi y Elduain, este último el mismo viernes, así, de un plumazo. Y ayer mismo, con este reportaje a punto de publicarse y a falta de que lo confirmen los datos oficiales, todo apuntaba a que Gabiria podría descabalgarse de esta corta lista al conocerse entre sus vecinos el primer caso durante este fin de semana. El virus acecha.

Estos municipios comparten algunas características. Son todos ellos núcleos rurales, pequeños, el más poblado de todos, Gabiria, cuenta con 488 habitantes, pero si hoy se confirma el positivo de este fin de semana, el siguiente municipio libre de virus con más vecinos será Abaltzisketa (333) . La mayoría tienen doscientos y pico.

También están en zona montañosa, una curiosidad, como si el virus fuese alérgico a las alturas. Pueblos a más de 300 metros de altitud sobre el nivel del mar en su mayoría. Entre los 239 de Larraul, el más bajo, hasta los 455 de Leintz Gatzaga. Y todos ellos, salvo este último, se sitúan en Goierri y Tolosaldea. He aquí el listado: Abaltzisketa, Baliarrain, Beizama, Zerain, Gabiria (podría confirmarse hoy un caso), Gaztelu, Larraul, Leintz Ga-tzaga y Orendain. Las estadísticas del Departamento de Salud van cambiando día a día.

Entre todos tienen una población de apenas 2.250 habitantes, lo que vendría a ser un poquito menos de población que Idiazabal. En Idiazabal, por cierto, el número de positivos en estos seis meses es de diez. Así viven los habitantes de estos municipios la pandemia. Hemos visitado tres de ellos.

A 22 kilómetros de Gasteiz

Encomendados a la sal

Leintz Gatzaga está a 22 kilómetros de Gasteiz, foco del COVID-19 en Euskadi durante las primeras semanas de la pandemia, entre marzo y abril, pero seis meses después sigue libre de esta enfermedad. Quizás por la sal, que conserva los edificios de madera en estado perfecto y quién sabe si pone a raya al virus también; quizás por los girasoles que lucen en las puertas de sus casas, que "espantan los males"; quizás por un poquito de suerte y probablemente también por sus características, un pueblo pequeño, de apenas 230 habitantes. Repartidos entre los tres barrios del municipio, Olaun-Dorleta, Gure Ametsa-Iñurrieta y Goierri, en la zona por la que transitaba el antiguo tren Vasconavarro. Además, casi la la mitad de sus habitantes viven en 32 caseríos, dispersos, alejados más de un kilómetro del casco urbano la mayoría. Pero también tienen sus "secretos".

Uno es que "prácticamente todas las personas mayores del pueblo están viviendo en sus casas; apenas hay uno o dos en residencias de mayores", reconoce Eugenio Otsoa, su alcalde. Y son bastantes, ya que en Leintz Gatzaga en los últimos años el número de gente joven "ha bajado un poquito".

Otsoa alaba el comportamiento de sus vecinos. "Sobre todo al principio, en la primera parte, está claro que aquí anduvimos formales, cada uno en su casa, porque organizamos un grupo para hacer las compras y llevarlas a los caseríos para la gente mayor. Aquí hay una pequeña tienda, Labidea; normalmente se centralizaba ahí todo, porque tiene los alimentos de primera necesidad. Y para muchas otras cosas, como había limitación de movimiento, prácticamente todos los concejales y yo mismo estuvimos dispuestos para ir a de compras a Eskoriatza, Aretxabaleta y Arrasate un vez a la semana", asegura el primer edil.

Los paseos hacia el santuario de Dorleta, a 1,8 kilómetros del pueblo, por los alrededores del Museo de la Sal y por la orilla del río Deba han sido esenciales para sus habitantes en la fase de desescalada. Los propios vecinos se han cuidado mucho y se han organizado para evitar aglomeraciones en sus paseos.

"Respeto total al COVID-19 y un poquito de miedo también", dice Otsoa. Ese ha sido el "secreto", reconoce el alcalde, en este pueblo en el que "la sal siempre está en el ambiente". Y también, añade, "hacer bien las cosas cuando se han permitido abrir" otras instalaciones municipales como el frontón, la sociedad gastronómica, la casa de cultura y establecimientos como bares y los dos restaurantes que hay abiertos actualmente en el municipio.

Hoy podría confirmarse un caso

Un pueblo "concienciado"

Gabiria es el municipio más poblado de los nueve que figura hasta ahora en las listas oficiales sin contagios en Gipuzkoa. Este fin de semana sus vecinos han tenido un pequeño sobresalto. Un posible primer caso que aún está pendiente de aparecer en los boletines epidemiológicos. Han aguantando seis meses limpios. Oier Oiarbide, su alcalde, nos explica las particularidades de un pueblo "muy comprometido", "con un sentido de pertenencia enorme" y en el que pueden llegarse a presentar "80 voluntarios" si hay que organizar algún evento. Desde el principio, "el comportamiento de todos los vecinos ha sido excepcional", asegura Oiarbide.

"Lo que sucede en Gabiria es que el ostatu es el único centro social, y en noviembre nos tocó cambio en la gestión. Los nuevos que llegaron tenían una pequeña tienda y empezaron a vender algunos productos en el ostatu: pan y huevos", explica el alcalde. Y luego, "durante el confinamiento, como estaba todo cerrado", se activó alrededor de ostatu toda una red abastecimiento que implicó a los numerosos productores del pueblo, agricultores y ganaderos, caseríos. De repente, al ostatu comenzaron a llegar productos locales como verduras, queso, carne... Ya tenían una tienda y con productos locales. "Para todos nosotros fue un servicio de la leche. Los que llevan el ostatu son de Zumarraga, compraban allí, traían cosas y nosotros comprábamos en el pueblo y a la vez podíamos dar salida a los productos de los productores locales", explica el alcalde.

Todo eso ha ayudado, cree Oiarbide, a crear el ambiente adecuado y contribuir a que la gente haya sido "muy cívica". "Está feo decirlo, pero cuando se abrió la movilidad, en la desescalada, la gente de fuera es la que menos sensibilidad y respeto a las normas ha mostrado en la terraza del propio ostatu", asegura.

"La gente está concienciada que cuanto mejor lo hagamos, es mejor para todo el pueblo. Tenemos un porcentaje muy alto de mayores de 80 años. En todas las familias hay personas de avanzada edad, y yo creo que, como algo que nos afecta a todos, estamos más sensibilizados", asegura Oiarbide.

Incluso en el periodo de no fiestas, a mediados de agosto, "la gente ha estado respetando muy bien. Se han organizado cosas, una cada día, y me quedé sorprendido con la actitud de los jóvenes", asegura.

Con Larraitz y sus 2.000 visitas

"Somos más fríos"

"Nosotros estamos todos los días mirando a los datos, porque siempre piensas que un día te va a tocar. Parece una cuenta atrás: hoy también nos hemos librado. Ves a pueblos de al lado, pequeñitos, igual que nosotros, y te paras a pensar: igual es suerte... Un factor será la suerte, pero otro igual es que la gente tiene más respeto y civismo, y más conciencia", asegura Jon Zubizarreta, alcalde de esta localidad de 333 habitantes. "Yo no soy nadie para hablar de temas de salud, pero veo que la gente es mucho más seria en estas cosas y cuando las cosas serias se toman en serio dan resultados", añade.

"Yo veo que los abrazos y cosas de esas están fuera de lugar ahora mismo, y veo que aquí, en Abaltzisketa, somos más fríos y estamos teniendo en cuenta el mantener esa distancia. También habremos hecho cosas mal, pero cuando hay que mantener distancia, cuando no hay que coger del cuello al amigo... Y en ese sentido, hemos mantenido distancias".

Zubizarreta recuerda además que, "aunque somos un pueblo pequeño, tenemos Larraitz", una zona de esparcimiento que cada sábado de verano recibe entre 1.500 y 2.000 personas de todo Euskal Herria, y "lo que más nos llama la atención es que nos mezclamos con tanta gente, sobre todo en Larraitz, y aun así seguimos sin ningún caso".

"Desde el Ayuntamiento, la lectura es que en este momento hay que aprender a vivir con ello. Nosotros, por ejemplo, no hemos suspendido todo este verano. La hoguera de San Juan y sus bailes, cosas que son importantes para nuestros vecinos, las hemos mantenido, pero haciendo las cosas con cuidado. Continuar así, dice, es "otro desafío".

Menos de 500 habitantes. En los últimos once días se han anunciado positivos en pueblos limpios de COVID como Gaintza, Berrobi y Elduain, este último por un positivo detectado el jueves y dado a conocer el viernes. Y hoy podría confirmarse un positivo que se habría detectado este fin de semana en Gabiria. En mayo, tras la primera ola, eran quince los municipios sin COVID-19. Hoy quedan solo nueve, ocho, si se confirma el caso de Gabiria. Todos son pequeños, con menos de 500 habitantes.

Varios de estos municipios sin contagios detectados hasta la fecha tienen un elevado número de personas mayores

Otros pueblos como Gaintza, Berrobi y Elduain, este último el pasado jueves, han registrado sus primeros casos en los últimas 11 días

"Prácticamente todas las personas mayores del pueblo están en sus casas, no en residencias"

"Yo creo que el secreto es respeto total al COVID-19 y un poquito de miedo también"

Alcalde de Leintz Gatzaga

"Todos tenemos una persona mayor en nuestras familias y hay mucha sensibilidad"

"La gente está concienciada de que cuanto mejor lo hagamos, es mejor para todo el pueblo"

Alcalde de Gabiria

"Un factor será la suerte, pero veo que los vecinos están teniendo mucho más respeto y civismo"

"Nosotros estamos todos los días mirando los datos. Parece una cuenta atrás"

Alcalde de Abaltzisketa