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La planta de compostaje de Epele dará servicio a partir de abril

La próxima semana se firmará el contrato de explotación, aunque la planta ya funciona al 100%

La planta de compostaje de Epele dará servicio a partir de abrilJavi Colmenero

bergara - Esta vez parece la definitiva. Tras años de retrasos, inauguraciones cuando la infraestructura estaba a medio construir y hasta un litigio judicial contra la ingeniería que diseñó la instalación, la planta de compostaje de Epele, en Bergara, está lista para comenzar a dar servicio. Lo hará a lo largo del mes de abril, y ello conllevará que Gipuzkoa dé un paso adelante en subsanar la acusada dependencia que tiene, respecto a otros territorios, para realizar el tratamiento de la basura que genera.

El diputado de Medio Ambiente, José Ignacio Asensio, quien participó ayer en una visita institucional a la planta bergararra, informó de que, en la próxima semana, se firmará el contrato de adjudicación entre el Consorcio de Residuos de Gipuzkoa y la Unión Temporal de Empresas (UTE) adjudicataria de la gestión y explotación de la planta (compuesta por las empresas FCC y Serbitzu). A partir del momento de la firma, la UTE tendrá un plazo de un mes para poner en marcha la instalación, lo que será posible antes de que concluya abril.

El diputado de Medio Ambiente recordó que la planta de compostaje de Epele dará tratamiento anual a 10.000 toneladas de biorresiduo (aproximadamente un tercio de lo que se recoge selectivamente en Gipuzkoa), lo que producirá entre 4.000 y 5.000 toneladas de compost, que servirá como fertilizante para agricultura, abono de jardines públicos, paisajismo, restauración de suelos degradados, recuperación de superficies denostadas y preparación del terreno para implantaciones de césped, entre otras. Esto permitirá reducir de forma importante la cantidad de orgánico que, a día de hoy, se envía a Navarra (Funes, Caparroso y Artajona) y a Iparralde (Itsasu).

un proceso de más de dos meses La materia orgánica, que proviene en su mayor parte de la recogida selectiva que se lleva a cabo en Debagoiena, aunque también de otros puntos del territorio, necesita más de dos meses para convertirse en compost de “máxima calidad”.

El proceso es sencillo. En un primer momento, y tras el pesaje de los camiones, la materia orgánica se mezcla con el material estructurante (restos de poda de jardinería y desbroce). Una pala se encarga de realizar la mezcla que, acto seguido, se deposita en un túnel de bioxidación (la planta dispone de hasta ocho túneles). Aquí, la mezcla permanece hasta cuatro semanas, almacenada en estado de depresión (al vacío), y a una temperatura constante de 70 grados. Durante las dos primeras semanas, la mezcla se riega con agua limpia y lixiviados generados en la planta, y las dos últimas únicamente con agua limpia, para evitar la contaminación. Una vez transcurrido este tiempo, la masa pasa a la zona de maduración, donde se coloca por silos para que sea mezclada por una volteadora. Aquí, al aire libre, pasa otras cinco semanas, cuatro de ellas con riego, y la última sin contacto con el agua, para que comience su secado. Una vez madurado, el estrato resultante pasa a la cribadora, que cuenta con dos sistemas de separación; uno férrico, para todos los metales que pudiera contener la mezcla; y uno neumático, que se encarga de separar los plásticos.

Tras pasar por la cinta de cribado, se da por terminado el proceso con lo que, el compost obtenido, o bien se guarda en silos de almacenamiento intermedio antes de su expedición, o sale al mercado directamente.

primera infraestructura Para el diputado de Medio Ambiente, el día de ayer era “importante”, porque, poner en marcha la planta de Epele supone activar la “primera infraestructura prevista en el Plan Integral de Gestión de Residuos Urbanos de Gipuzkoa (Pigrug), que por fin se pone en marcha”.

En este sentido, Asensio reafirmó el “compromiso” del Gobierno foral para que, a final de legislatura, estén listas las cuatro plantas, entre ellas la incineradora, que van a formar parte del complejo ambiental de Zubieta. Así “se completará todo el sistema propio de gestión de residuos del territorio y pasaremos la página de la pesadilla” con las basuras en Gipuzkoa “provocada por Bildu”, sentenció Asensio.

4,3

Millones. Es el precio sin IVA por el que se ha adjudicado a la UTE formada por FCC y Serbitzu la gestión y explotación de la planta de Epele, lo que supone un coste de algo más de 700.000 euros anuales de canon máximo (supone una rebaja del 12% con respecto al precio base de licitación). La adjudicación, cuyo contrato se firmará la semana que viene, tendrá una vigencia de cuatro años, prorrogables otros dos más.

10.000

Son las toneladas de materia orgánica que la planta de compostaje de Epele será capaz de tratar anualmente, lo que supone dar respuesta a aproximadamente un tercio de esta fracción. De estas toneladas de materia orgánica se producirán entre 4.000 y 5.000 toneladas anuales de compost.

Fertilizante óptimo. El compost que se genera a partir de la materia orgánica es un producto que mejora de forma considerable la tierra, por ello se utiliza como fertilizante para agricultura, abono de jardines públicos, paisajismo, restauración de suelos degradados, recuperación de superficies denostadas y preparación del terreno para implantaciones de césped, entre otros. Su alto contenido en nitrógeno, hace que sus resultados sean mejores que los de cualquier fertilizante.

Máxima calidad. El compost que se genera en la planta de Epele es de máxima calidad y, en gran parte, eso se debe al excelente proceso de separación en origen que se lleva a cabo en los domicilios guipuzcoanos. Esto hace que el nivel de pureza del orgánico que llega a la planta sea “extraordinario”, con unos impropios (material no orgánico) que rondan entre el 3% y el 5%, lo que hace que sea considerado “el de mejor calidad del Estado”. xx

Euros. Es el coste que han supuesto las obras para reparar las hasta 30 deficiencias que se detectaron en la planta, entre ellas la falta de capacidad del depósito de aguas. Esta cantidad de dinero va a ser reclamada judicialmente por GHK a las empresas que confirmaron la UTE proyectista de la planta (Altair, Inak Ingenieritza y Eneka Estudios Técnicos), así como a la dirección facultativa de los depósitos de agua, ostentada también por Altair.