El fiscal de menores del supremo pide al sistema que haga “autocrítica”
La Fiscalía intensificará la visita a los centrosEl tercer detenido por el asesinato de Otxarkoaga ingresa en Ibaiondo Los delitos cometidos por menores subieron un 0,2% en 2017, pero los expertos dicen que no hay lugar para el “alarmismo”
BILBAO - Los delitos cometidos por menores en Euskadi aumentaron el pasado año un imperceptible 0,2%, un porcentaje “a tener en cuenta, pero no con el nivel de alarmismo que se ha producido debido a la concentración de casos en las últimas semanas”, según sostienen fuentes policiales. En 2017, fueron un total de 1.276 los menores imputados por 1.694 delitos en conjunto, frente a los 1.494 del año anterior, cometidos por 1.183 jóvenes de menos de 18 años. A pesar del ligero repunte, sigue siendo un porcentaje muy bajo en las cifras generales, ya que suponen solo el 0,8% de delitos por cada mil habitantes.
No obstante, el asesinato de la pareja de octogenarios en el barrio bilbaino de Otxarkoaga, el robo con violencia que acabó con la muerte de Ibon Urrengoetxea en el centro de la capital vizcaina y la violación grupal de una menor en Barakaldo, delitos graves todos ellos en los que los menores han sido los protagonistas, han llevado a las instituciones a abrir un debate sobre qué ha fallado para que se hayan producido estos graves sucesos.
Ayer mismo, el fiscal coordinador de menores del Tribunal Supremo, José Javier Huete, dijo que la Fiscalía en Bilbao ha optado por intensificar las visitas de inspección a los centros de menores para tener un “control directo” y ver por qué algunos jóvenes tutelados o bajo medidas correctoras no están localizados.
Huete abogó, en una entrevista en Radio Euskadi, por que “todo el sistema” haga “autocrítica” e instó a analizar “por qué han llegado estos chicos al ámbito de la delincuencia” y “por qué, en determinados casos, chicos que están tutelados por la entidad pública o siguiendo medidas correctoras impuestas por sentencia judicial en un momento determinado están fuera del control directo de la entidad correspondiente”.
En este sentido, explicó que los fiscales de menores de Bilbao le han transmitido su intención de revisar la forma de actuación y de “actualizar” su programa de visitas a los centros de menores “para tener un control directo” y corregir “alguna disfunción” que pudiera haber habido.
Según detalló, se pretenden revisar los expedientes “para ver por qué algunos de estos chicos” que están con alguna medida correctora “no están localizados” y “qué es lo que se está haciendo por los responsables, sean de la entidad pública sean policiales, para su localización y puesta de nuevo bajo la tutela de la autoridad correspondiente”.
El fiscal del Supremo, no obstante, admitió que se ha detectado en los últimos tiempos una “mayor intensidad” en la violencia empleada en determinados delitos cometidos por menores.
papel de colaborador Ayer por la tarde, la Fiscalía decidió que el tercer detenido por el caso de Otxarkoaga, un menor de 16 años, ingresase también, como lo habían hecho los otros dos chicos de 14 años detenidos previamente, en el centro de menores vigilado de Ibaiondo, en Zumarraga, después de dos días de declaración.
Este tercer detenido, que se entregó a la Ertzaintza, es vecino de las víctimas, y no participó directamente en el asesinato de los dos ancianos ni entró en su vivienda junto a los otros dos menores arrestados, sino que tuvo presuntamente un papel de colaborador en los hechos, según fuentes de la investigación.
¿Qué ha fallado? Por su parte, el profesor del Instituto de Criminología, César San Juan, señaló que no hay razones para alarmarse. “En ningún modo se está produciendo un repunto de los crímenes producidos por menores”, afirmó. Analizando los datos de los delitos cometidos por jóvenes durante el año pasado, el criminólogo San Juan cree que “no se puede hablar de una oleada de robos, sino de un problema puntual que ha dado lugar a varios episodios delictivos”. Por ello, opinó que, “una vez intervenidos los protagonistas, se ha neutralizado la situación. No quiero decir que no pasa nada, pero no me gustaría sacar conclusiones alarmistas”.
Por eso, invitó a revisar los datos de asesinatos cometidos por menores en el País Vasco. “Aquí lo que ocurre es que se han dado dos episodios muy graves en el mismo mes. Pero, sería muy apresurado decir que ha habido una tendencia alza o que ha cambiado la jerarquía de valores”. Para el especialista “en todo caso habría que esperar a ver si se producen más, algo que me extrañaría”.
Sí opinó que “habrá que ver qué ha ocurrido aquí para ver por qué han fallado en estos casos los indicadores que advertían de que con toda probabilidad se iban a convertir en infractores. Quizás hubiera habido que focalizar mejor el problema”.
En este sentido, el fiscal de menores del Supremo, José Javier Huete, abogó por ser “pausados” en la actuación ante una situación que no cree que “exija medidas excepcionalísimas”, sino que “hay que intentar aplicar las medidas” que ya se tienen.
“Violencia gratuita” Por otro lado, señaló que se ha detectado en los últimos tiempos una “mayor intensidad en la violencia empleada en determinados delitos cometidos por menores”.
Según consideró, “eso nos tiene que llevar a plantearnos por qué estos chicos están actuando cuando se comete un delito con una violencia que es gratuita y no valoran siquiera como desproporcionada”.
En su opinión, “se trata de un problema relacionado con cuestiones como un nivel educacional deficitario, un entorno social complejo o un entorno familiar desestructurado en la mayoría de los casos”.
A su juicio, “se está produciendo una banalización de la violencia, que empieza con cosas pequeñas en las relaciones interpersonales, por ejemplo con la pareja, y que está retroalimentada con juegos especialmente online en los que la violencia aparece como algo normal, natural y es seguida por estos chicos”.
Total delitos. Los delitos cometidos en 2017 ascendieron a 81.971 incluidos los 1.694 que fueron protagonizados por menores en Euskadi.
Menores. El número de menores imputados pasó de 1.183 en 2016 a 1.276 en 2017 mientras que sus delitos pasaron de 1.494 a 1.694.
Se está produciendo una banalización de la violencia, que empieza con cosas pequeñas en las relaciones interpersonales, por ejemplo con la pareja, y que está retroalimentada con juegos especialmente online en los que la violencia aparece como algo normal”.
Mantiene que se trata de unos hechos alarmantes porque coinciden en el tiempo pero que no se deben a una tendencia o a un repunte en lo que se refiere a asesinatos producidos por menores.
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