Donostia - “Pese a la diferencia de edad, hablamos de todo y tenemos muchas cosas en común. Para mí visitar a Milagros es un aprendizaje permanente y constante”. Quien habla es Iñigo, voluntario de Adinkide, la delegación en Gipuzkoa de la Fundación Amigos de los Mayores. Esta entidad de voluntariado y sin ánimo de lucro lucha contra la soledad no deseada de las personas mayores a través del acompañamiento de voluntarios, que ofrecen compañía, apoyo afectivo y amistad.
Iñigo visita cada semana a Milagros, quien vive en Donostia, al igual que hace Ainhoa, estudiante de Enfermería de 18 años, con José, antiguo conductor de autobús e inspector que ahora vive en una residencia de la capital guipuzcoana. “Aprendo algo nuevo cada vez que visito a José. Tenía clarísimo que quería hacer un voluntariado, pero ahora estoy aún más feliz y convencida”, afirma.
Esta entidad, que por ahora cuenta con trece voluntarios en Donostia y Lasarte-Oria, hizo ayer un llamamiento a los servicios sociales y de atención primaria de Gipuzkoa para que deriven ancianos a esta entidad que ofrece compañía a través de voluntarios.
Adinkide será presentada oficialmente hoy, cuando se celebra el Día Internacional de los Voluntarios, según informó la Fundación Amigos de los Mayores, una organización sin ánimo de lucro con 14 años de trayectoria que está presente en Madrid y Pontevedra.
El proyecto de Adinkide, que cuenta con el apoyo de la Diputación de Gipuzkoa a través de la convocatoria Etorkizuna Eraikiz, comenzó el pasado mayo con un análisis de la realidad demográfica local tras lo cual ha tejido “vínculos y sinergias con instituciones, agentes sociales y organizaciones de geriatría y gerontología” del territorio.
El trabajo de los voluntarios de Adinkide consiste en compartir dos horas a la semana con una persona mayor para charlar o realizar actividades que deciden llevar a cabo entre ambos o en grupo, como meriendas y visitas culturales, lo que permite ampliar la red de amistades del anciano.
Previamente, el equipo de Adinkide conoce a las personas mayores y a los voluntarios con el fin de analizar cada situación personal, las aficiones o la proximidad geográfica con el objetivo de que entre ambos se pueda forjar una amistad duradera. Asimismo ofrece la posibilidad de acompañar a los ancianos a las citas médicas o a realizar trámites administrativos.
La soledad no deseada en las personas mayores puede afectar a su salud física y mental al tiempo que supone un factor de riesgo para tener una menor autoestima, deterioro cognitivo, demencia, pérdida de movilidad, enfermedades cardiovasculares o hipertensión, entre otras afecciones. El acompañamiento les hace sentirse más activas, ampliar su círculo social y desarrollar capacidades que redundan en una mejora de su calidad de vida, recordó Adinkide. - Efe/N.G.