“Pensar que hay curación y que uno ya no se muere de sida ha hecho bajar la guardia”
El coordinador del Plan del Sida e Infecciones de Transmisión Sexual, Antonio Arraiza, recomienda someterse a los test a los colectivos de riesgo, e incide en la prevención “para que no llegue la infección”
donostia - ¿Cómo definiría la actual situación?
-Podemos decir que estamos en la linea de la Europa occidental. Son 158 nuevos diagnósticos, en una línea similar a la de años anteriores.
¿Pero un diagnóstico cada dos días no es demasiado?
-Tenemos que seguir trabajando, tanto desde el punto de vista estructural (centros educativos, farmacias...) como cultural, puesto que muchos afectados son inmigrantes y sin arraigo social. Hace falta prevenir, y una vez que llega el contagio, tratarlo para que no se convierta en enfermedad y se transmita.
¿Qué lectura hace de los nuevos contagios?
-Como las cifras son las que son y no aumentan, sabemos que las conductas de ciertos colectivos están cambiando. Así como hace veinte o treinta años el contagio por VIH podía ser mayoritariamente por compartir jeringuillas, ahora estamos viendo que el colectivo de los hombres que hacen sexo con hombres es el que más está subiendo. Conforme va cambiando la manera de contraer la infección, va cambiando el modo de abordar el trabajo.
¿Por qué tanto diagnóstico tardío?
-El contagio no da síntomas. La infección por VIH puede estar años sin avisar. Por eso es tan importante que las personas que tienen prácticas sexuales de riesgo acudan a hacerse análisis en cualquiera de las 50 farmacias de la CAV, o través de las asociaciones y ONG que ofrecen el test. Una vez en tratamiento, se rebaja la carga viral hasta hacerla indetectable, con lo cual tampoco se puede transmitir.
Una vez confirmada la infección, ¿cuál suele ser la reacción?
-El shock emocional es tremendo, el mismo que hace treinta años. Se asimila como a quien le decían antes que tenía una enfermedad irremediable. Ahora es verdad que también es posible darle la vuelta de una manera mucho más rápida. Los tratamientos antirretrovirales actuales permiten que una persona con VIH tenga una esperanza de vida muy similar a la de una persona de la población en general.
¿Saber que hay antirretrovirales tan efectivos ha rebajado la percepción de riesgo?
-Totalmente. Es por ello por lo que se le está dando menos importancia. Pensar que hay curación y que uno ya no se muere por la infección ha hecho bajar la guardia. Es algo que no nos podemos permitir de ninguna manera, incidiendo de un modo especial en la prevención para que no llegue la infección. Hay que adoptar las medidas adecuadas, principalmente mediante el preservativo, que es el medio idóneo para evitar los contagios.
¿Cómo es la calidad de vida de los nuevos pacientes?
-Gracias a los nuevos tratamientos es la misma que la de cualquier otra persona. No tiene prácticamente ninguna diferencia. Tanto es así que la edad media está subiendo mucho, y a partir de ahí se plantean problemas de otro tipo relacionados con enfermedades crónicas, como pueden ser la hipertensión, insuficiencia cardíaca o renal.