Los temidos nervios pueden dar al traste con varios meses de entrenamientos y preparación para aspirar a una plaza de bombero. Estos pueden hacer que un pie resbale en el peor momento, que un apoyo no salga como estaba planificado o que una caída finiquite toda posibilidad de hacer un tiempo excelente. Los nervios, además, no entienden de experiencia, y hacen acto de presencia en principiantes y veteranos.
A las 8.30 horas de la mañana de ayer arrancaban en las piscinas Paco Yoldi de Donostia las pruebas físicas correspondiente a la OPE de bomberos de la Diputación. En total, cuatro ejercicios repartidos en dos jornadas, ayer y hoy, en la que 30 personas, las que han superado la prueba teórica, tratarán de cubrir alguna de las 25 plazas disponibles.
“Dos días antes de las pruebas ya estoy todo el rato nervioso pensando en ellas”, aseguraba Alex Agirregomezkorta, de 49 años, durante la jornada de ayer. “Lo único que se puede hacer es aceptarlo y tirar para adelante junto a ellos”, añadía el pasaitarra.
Lo que hay en juego en cuatro pruebas va mucho más allá que una plaza de bombero, es enfrentarse al reto que durante meses se ha ido preparando. La tensión puede hacer cometer cualquier fallo, como el que estuvo a punto de tener Iker Pagola, de 38 años, cuando en la prueba de agilidad resbaló en el peor momento posible, sobre el paso de las banquetas. “Nunca me resbalo y hoy lo he hecho. Ha sido por culpa de los nervios, te traicionan fácilmente”, manifestó.
El circuito de agilidad consistía en completar una serie de obstáculos porteando una carga en la espalda. Tras cruzar el paso de las banquetas, se debía atravesar en zigzag unos postes y alzarse hasta una campana que había que golpear con la mano. Una vez sonara, era el momento de volver a realizar el recorrido en sentido contrario hasta la línea de meta donde los jueces paraban el cronómetro y daban finalizado el ejercicio.
Esta era la segunda prueba física. Antes, los 30 aspirantes habían realizado la de dominio del medio acuático, que consistía en unas series de natación. Para la jornada de hoy, las dos últimas pruebas y las más físicas. En primer lugar, la subida a brazo de una cuerda lisa, y en segundo, la carrera continua de doce minutos.
Todas estas pruebas presentaban este año una novedad, además. Los baremos se habían adaptado para las mujeres, con el objetivo de poder corregir así la situación actual en la que solo tres mujeres de 156 bomberos forman parte del plantel. Sin embargo, tras la realización del examen teórico, ninguna aspirante ha superado el corte, por lo que no se ha podido poner en práctica la nueva baremación.
“Cuesta muchísimo entrar” Casi todos los aspirantes están curtidos en oposiciones. Muchos de ellos se han presentado varios años seguidos a las pruebas y unos cuantos han hecho lo propio también en otros lugares como Bilbao o Gasteiz.
“Cuesta muchísimo entrar”, señalaba uno de los aspirantes que prefiere no indicar su nombre, “llevo ya diez años intentándolo”. Agirregomezkorta, por su parte, ha realizado la prueba varias veces en Navarra y Bizkaia, mientras que el donostiarra Jon Garmendia, de 34 años, ha recorrido las tres capitales vascas intentándolo sin éxito y repitiendo en Donostia unos cuantos años.
Para intentarlo es imprescindible poseer una preparación física excelente. Para ello, los candidatos se preparan durante meses, con entrenamientos específicos para cada prueba y en algunos casos hasta con dietista y entrenador personal. “Durante los últimos cuatro o cinco meses he llevado un plan determinado, enfocado para llegar en el mejor momento y para ello he trabajado con un entrenador personal y un dietista”, aseguraba Pagola.
“Aunque a mí de por sí hacer deporte me gusta, llevo seis meses entrenándome solo para esto”, comentaba por su parte el usurbildarra Gerardo Armendariz, de 41 años.
De entre todas las pruebas, en principio no hay ninguna más complicada que otra. Las dos realizadas ayer están más enfocadas a la agilidad y la técnica, mientras que las de hoy son pruebas de fuerza y resistencia. Por lo tanto, dependiendo del perfil de cada uno, unas resultarán más difíciles que otras.
Así lo asegura el propio Armendáriz. “Las pruebas se verán diferentes desde cada perspectiva, para algunos lo de hoy -por ayer- es lo duro, mientras que para otros será lo de mañana -por hoy-”, señaló.
No obstante, el hecho de repetir cada año la oposición puede ser una ventaja. Como para Egoitz Unamuno, de 38 años, quien comentaba llevar cuatro años presentándose a las oposiciones, por lo que ya conoce como serán y “eso me hace prepararme mejor y centrarme más”.
un teórico complicado La polémica ha llegado a la OPE a través de la prueba teórica. Para esta oposición se ha incorporado nuevo temario, además de conocimientos de física, química y álgebra, lo que ha dado lugar a un examen complicado que solamente 30 de 373 personas han podido superar. Asimismo, para poder participar en la convocatoria se ha pedido por primera vez poseer carné de conducir C+E (para llevar camión con remolque), lo que ha reducido el número de candidatos.
Estas medidas han calado con dos opiniones diferenciadas entre los candidatos. Hay quienes lo ven positivo para “cribar” más la selección, y quienes lo ven como una piedra más para poder entrar.
Entre los que creen esto último se encuentra Armendáriz, que consideraba que “no hace ningún favor puesto que al servicio le hace falta más personal”.
Unamuno veía lógica la medida “puesto que cada año se presenta más gente”. Y señalaba que “se ha querido apretar mucho en el teórico por eso mismo, si hay más candidatos tiene que haber un corte más duro”. Una opinión que comparte Garmendia y a la que añadía que de este modo, “los que pasamos el corte tenemos más opciones de conseguir la plaza y la presión con un número menor en las pruebas físicas es más pequeña”.
A pesar de que la mayoría de los candidatos se posicionan en algunas de las dos opiniones, hay quien también ve el problema en otro lado. “El examen era exigente, pero más que por culpa del temario, lo difícil era hacerlo por el tiempo ajustado que teníamos”, expresaba Pagola.