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Vuelta al origen de las dunas

El proyecto europeo ArcosLife financia el 60% de la reconstrucción de las dunas de Gipuzkoa, ubicadas en Zarautz y en Zumaia, una actividad que lleva más de quince años en marcha.

Vuelta al origen de las dunas

zarautz está construído sobre una formación de dunas, de las que solo se conserva un 15% en el interior del Real Golf Club del municipio. Desde hace más de quince años, Jon Zulaika, biólogo y responsable de Plantas Amenazadas de la Diputación Foral de Gipuzkoa, trata de recuperar 3,5 hectáreas del terreno. Es decir, de rehabilitar la zona con especies autóctonas para devolver el valor ambiental a una pequeña parte de este biotopo. Las acciones que se están llevando a cabo para ello se enmarcan en el programa europeo ArcosLife para la conservación de arenales costeros.

Curiosamente, la dificultad de esta tarea es la misma razón por la que el biotopo de dunas ha sobrevivido: el propio campo de golf. Sin esta instalación deportiva de nueve hoyos, que con 100 años es la más antigua en su lugar original de la península, las dunas restantes ya estarían construídas. Pero la convivencia entre los golfistas y las reparaciones que se están dando en el terreno “cuesta mucho porque juegan en el mismo campo”, admite Zulaika. “Legalmente no se cuestiona la actividad del golf, pero obliga a que sean compatibles”, detalla.

Los jugadores “poco a poco” se están concienciando del trabajo que realiza el equipo de Zulaika y colaboran cada vez más en evitar pisar las zonas rehabilitadas con las especies autóctonas. Además, desde el propio club también tratan de “concienciar a la gente con emails, y charlas para que respeten” estos espacios naturales, aclara Alberto Pardo, miembro de la Junta Directiva del club golfista. “Estamos volcados en preservar el biotopo y nunca hemos puesto pegas”, agrega.

De hecho, una vez que se vaya alcanzando el objetivo de recuperar las dunas, también supondrá una ventaja para los 1.600 socios del club porque “no tendrán problemas para encontrar las bolas en las partes rehabilitadas, ya que ahí no va a crecer la hierba alta”, incide Zulaika. No obstante, admite que para llegar a eso serán “necesarios años”.

Intercambio de semillas

Zulaika reporta los avances de su trabajo a Europa, porque es quien subvenciona el 60% del programa ArcosLife. Mediante esta iniciativa se está trabajando en las diez dunas que hay en el Estado: las dos guipuzcoanas, situadas en Zarautz y Zumaia, otras dos en Bizkaia, y las seis restantes están en Cantabria y Asturias. “Trabajamos en red todos los grupos, cada uno con sus dunas pero seguimos los mismos protocolos”, revela el biólogo. Además, se intercambian algunas semillas de las 20 especies autóctonas que han desaparecido en ciertas comunidades, pero que todavía existen en otras.

El valor ambiental de esta zona de dunas reside en que es el punto con mayor concentración de número de especies amenazadas autóctonas vascas, que de lo contrario terminarían por extinguirse. “Hay especies que no existen en ningún otro sitio, y aquí son abundantes”, advierte.

El club posee catorce hectáreas de terreno que se asientan sobre las dunas. Siete de estas hectáreas están cubiertas de green, es decir, del césped bajo y cuidado para jugar. Zulaika tiene como objetivo rehabilitar la mitad de las otras siete hectáreas, es decir 3,5, puesto que el resto se conserva de manera natural.

“Nuestro gran trabajo es adecuar zonas que no son green y que no están en condiciones. Con dejar estas zonas tranquilas no basta, por las difíciles condiciones y la presencia de especies invasoras”, apostilla. En este sentido, Zulaika y su equipo tratan de probar distintas estrategias para dar con la fórmula en la que las plantas autóctonas se agarren mejor al terreno.

Seis años para avanzar

Este año 2017 reúne “unas condiciones muy buenas” para adelantar el proyecto, en el que cada año pueden plantarse unas 14.000 plantas, 10.000 de ellas en el frente - la zona más problemática, y lo fue especialmente tras el temporal de mar de 2014, cuando hubo que reconstruir gran parte-.

Es lo que hicieron el miércoles 12 de abril, cuando el equipo acudió a las 7.00 horas a un vivero de Urnieta para recoger 4.000 plantas de una veintena de especies que plantaron en Zarautz y Zumaia. Estos vegetales fueron cultivados el año pasado en el laboratorio agroambiental Fraisoro en Zizurkil, donde Zulaika guarda las semillas que recoge en el banco de germoplasma vegetal. Allí, aprenden a hacerlas germinar, algo que “cuesta porque necesitan unas condiciones muy especiales que tenemos que averiguar”, explica.

El año anterior, ya se había preparado en el campo de golf una mancha de tierra decapada, a la que se le retiró la costra porque estaba muy alterada por otras especies. Así, el miércoles fueron plantados los 4.000 vegetales para ocupar toda la superficie del sustrato. Se trata de un nuevo intento de evitar que la media docena de especies invasoras penetre, mediante la estrategia de subir la densidad diez veces más. “Vamos a ver si con eso se coloniza antes y se arregla el problema de la erosión del viento. Hasta que no lo pruebas no sabes, porque no tenemos un manual”, explica Zulaika, que realizará el seguimiento de una cuadrícula de esta plantación.

En Zumaia, donde se encuentra una duna ocupada por pinos que hay que controlar, se repitió la operación. Y será al cabo de un año cuando se evalúen los resultados de los avances, que evolucionan al ritmo pausado de la naturaleza. En este sentido, Zulaika augura que se verán progresos relevantes “dentro de seis años”.