Madrid ? La periodista Anabel Vélez acaba de publicar el libro Superheroínas (Redbook), un volumen que repasa el papel de la mujer en el mundo del cómic, su evolución a lo largo de los años y los contratiempos que han padecido.

A través de sus más de 300 páginas, el libro recorre cronológicamente la evolución de las principales figuras femeninas del cómic como Wonder Woman, Capitana Marvel y Catwoman, pero también se acerca a otras destacadas protagonistas menos conocidas para el gran público.

En la introducción, la autora recuerda cómo se introdujo en el mundo de los cómics y el interés que le suscitó la poca presencia de las mujeres como superheroínas y no como objeto de deseo de los superhéroes.

La heroína que ha alcanzado mayor protagonismo a lo largo del tiempo ha sido Wonder Woman:

“Pocas mujeres han protagonizado su propia serie con éxito durante mucho tiempo”, recuerda Vélez (Santa Coloma de Gramenet, 1975) del gran icono femenino del cómic.

La autora afirma que hay “muchas superheroínas, muy diferentes además”, entre las que cita Capitana Marvel, Catwoman, la Mujer Invisible, Black Canary, y que en el libro no están todas sino las que han sido interesantes, olvidadas, importantes o vilipendiadas a lo largo de los años, centrándose principalmente en Marvel y DC.

El volumen hace un recorrido cronológico de la presencia femenina en los cómics partiendo de los años 30 y 40, la denominada Era Dorada del cómic, con las tiras cómicas, la reina de la jungla Sheena, Phantom Lady y las periodistas Lois Lane y Brenda Starr. Tras las precursoras comenzaron a aparecer mujeres con poderes, como Wonder Woman, en 1941, o Catwoman.

Las mujeres también han tenido participación en los grupos de superhéroes, así Wonder Woman forma parte de la Liga de la Justicia; la Mujer Invisible en los 4 fantásticos; Jean Grey en la Patrulla X; Avispa, la Viuda Negra y la Bruja Escarlata en los Vengadores.

En los años 70 las superheroínas inician un proceso de liberación y en los 80, con los cómics desapareciendo de los quioscos y surgiendo las tiendas especializadas, se produce una mayor complejidad de los personajes como es el caso de Elektra y Emma Frost.

En los años 90 los dibujos de las heroínas “parecían más modelos de cuerpos perfectos que seres humanos” en una época en la que los dibujantes las hacían adoptar poses provocativas y convertirlas en objetos sexualizados.

La llegada del nuevo siglo ha propiciado la aparición de las primeras películas protagonizadas por superheroínas como Elektra, Catwoman y la próxima Wonder Woman. Esta última es la primera película que es protagonizada por una mujer desde que Marvel y DC iniciaran sus respectivos universos cinematográficos. ?Europa Press