Los restos mortales de don José María Arizmendiarrieta, el padre del cooperativismo vasco, descansan desde ayer en la parroquia de San Juan Bautista de Arrasate, siguiendo los dictados del Derecho Canónico que determina que se le de sepultura en un lugar, en este caso el templo del que fue coadjutor desde 1941 hasta su fallecimiento el 29 de noviembre de 1976, para que si finalmente es declarado beato o santo pueda ser venerado públicamente.
“Aquí reposa, en la esperanza de la Resurrección, el venerable Don José María Arizmendiarrieta”, reza el encabezamiento de sendas placas en castellano y euskera que se han colocado en el retablo de la Virgen del Rosario, en cuyo basamento de piedra yacen los restos mortales del sacerdote impulsor del movimiento cooperativista en Arrasate, después de que ayer fueran trasladados desde el cementerio de San Cristóbal.
El acto, sujeto a un riguroso protocolo, estuvo encabezado por el delegado del Obispo, Juan Mari Etxeberria, el notario de la Diócesis de San Sebastián, Fernando Altolaguirre, y el Promotor de Justicia, Leonard Bahati, que asumieron el papel de certificar que la reposición de los vestigios mortales de Arizmendiarrieta se hacía conforme a las normas de la Iglesia Católica. Tras verificar el panteón que desde el 21 de septiembre de 1991 daba cobijo a los restos de don José María en San Cristóbal, se procedió a su exhumación y posterior inventariado de todos los huesos extraídos del sepulcro, tarea que desempeñó un perito-médico. Con este procedimiento se asegura que no quedan más restos de Arizmendiarrieta susceptibles de ser objeto de comercio como supuestas reliquias si alcanza la santidad; un fenómeno muy frecuente siglos atrás.
La nueva urna se depositó en la parroquia, el tercer y al parecer definitivo sepulcro, tras el del cementerio de Aldai, donde fue originalmente enterrado, y el de San Cristóbal.
“Emotivo” Junto con la representación eclesiástica, estuvieron presentes los sobrinos de Arizmendiarrieta (Pedro, Juanjo, Jesús Mari e Iñaki), José María Ormaetxea y Alfonso Gorroñogoitia, dos de los fundadores de la experiencia cooperativa de Arrasate, el presidente de Arizmendiarrieta Kristau Fundazioa, Juan Manuel Sinde, y su vocal, Javier Retegi, además de miembros de la Asociación de Amigos de Arizmendiarrieta.
El papa Francisco proclamó venerable a Arizmendiarrieta el 16 de diciembre de 2015, un “importante hito” dentro del proceso de canonización, cuya instrucción se inició en 2007. No será hasta que el Vaticano declare su beatificación cuando se le podrá instaurar el culto público, así que mientras este largo y complejo proceso sigue su curso, la parroquia cerrajera recibió ayer los restos del fundador del cooperativismo vasco en una ceremonia que los asistentes calificaron de “emotiva”. Quienes defienden su figura, vida y obra abogaron por “actualizar su mensaje y aplicar su modelo en la sociedad actual”.