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“Me preocupan Internet y la creciente agresividad en las relaciones sexuales”

José Luis García, uno de los psicólogos y sexólogos más experimentados de Nafarroa, analiza los últimos casos de violencia de género y agresiones sexistas

“Me preocupan Internet y la creciente agresividad en las relaciones sexuales”

iruñea - José Luis García habla desde la experiencia de más de 35 años en centros de orientación sexual de Nafarroa y de un largo currículum investigador y académico que recientemente le ha llevado a presentar una ponencia en el XVIII Congreso Latinoamericano de Sexología y Educación Sexual celebrado en Madrid.

Como experto en sexualidad ha puesto el foco de preocupación en factores de riesgo en la conducta sexual de las nuevas generaciones que parecían superadas en anteriores épocas: falta de medios anticonceptivos, peligro de embarazos no deseados, enfermedades... ¿Esto va a más en pleno siglo XXI con las generaciones mejor preparadas?

-No podemos decir que estén mejor preparadas a juzgar por los datos disponibles. Hay mucha más información y más fuentes para informarse, pero seguimos teniendo numerosos problemas de salud sexual y reproductiva. Destacaría primero que en el número de interrupciones voluntarias del embarazo (IVE), si bien ha disminuido ligeramente, el único grupo en que aumenta es el de menores de 26 años. En segundo lugar, la tasa de enfermedades de transmisión sexual no sólo no desciende, sino que algunas que se daban por controladas están repuntando: por ejemplo la sífilis o el sida. Y en tercer lugar observamos disfunciones sexuales en jóvenes y conductas sexuales parafílicas fruto, en parte, del aprendizaje de modelos de conducta que ofrece la pornografía, cuyo consumo es imparable. Por último se observa también un incremento de maltrato de género en las relaciones de pareja.

Vayamos por partes... Usted ha sido uno de los que venía alertando sobre la influencia negativa que Internet iba a tener en las relaciones sexuales entre los más jóvenes.

-Era previsible y las consultas clínicas ya lo venían indicando. Además, si hablas con profesionales, profesorado, padres y madres y con los propios jóvenes, como yo he hecho durante cerca de 38 años, lo ves claramente. Se trata de un combate feroz y desigual entre David y Goliat. Internet y los medios de comunicación tienen un poder omnipresente y muchos jóvenes no tienen la suficiente capacitación para afrontar estos cambios espectaculares y extraordinariamente rápidos. Internet es una competencia enorme, ilimitada y además es imposible de controlar. Y nuestros jóvenes, en general, están abandonados a su suerte.

¿Cuál es el modelo que reciben?

-El problema es que, en buena parte de casos, es la fuente principal de información sexual sin competencia. Es gratuito, anónimo e ilimitado en sus propuestas. Siempre está disponible, hay miles de páginas que ofrecen contenidos porno cada cual más sofisticado. Seamos claros: si un joven tiene en el porno su principal fuente de información sexual y de conducta, y le provoca excitación y placer (que es un reforzador de primer orden) es probable que piense que eso es lo normal y lo que se espera de las relaciones sexuales, particularmente de las primeras. Por tanto en la primera oportunidad que tenga es probable que trate de emular lo que ha visto repetidas veces. Básicamente el guión de una película porno es primario y se resume en una línea: ella le hace una felación y él la penetra. Puede haber variaciones en el orden de la penetración o, si en lugar de un hombre penetran dos, tres o varios. Pero además el porno ofrece unos valores que se repiten sistemáticamente que son sumamente peligrosos y que pervierten la relación sexual. Entre otros muchos yo destacaría: él siempre tiene ganas, ella al principio no está muy dispuesta pero al final, después de ciertas presiones, se convierte en una loba sexual que enloquece siendo penetrada violentamente; él siempre está en erección; nunca usa condones; no hay una caricia tierna; hay azotes...

Esto puede provocar una serie de conductas frustrantes en las propias personas (disfunciones sexuales...) pero también efectos negativos en las parejas...

-Claro, no tiene nada que ver con la realidad. El resultado con frecuencia es una gran frustración. Si además estas primeras relaciones sexuales se hacen en un entorno poco favorable (en lugares incómodos, con consumo de alcohol y estimulantes, en horarios intempestivos?) es difícil que sea gratificante, placentero y saludable para ambos.

Advierte en su ponencia sobre las parafilias -fetichismo, voyeurismo, sumisión...- hasta el punto de afirmar que estos problemas van a llegar a los centros de salud.

-No me cabe ninguna duda, al igual que veremos adicciones al móvil, a Internet, al juego on line, acoso escolar y laboral, depresiones por soledad ¿Qué paradoja no? En la época de Internet y el florecimiento de las redes sociales se incrementan los cuadros depresivos y la soledad. Me preocupa el tema de la agresividad asociada a las relaciones sexuales y a las relaciones de pareja. Los primeros estímulos, las primeras excitaciones, fantasías? van a tener un impacto notable en la conducta sexual futura. Los psicólogos y psiquiatras van a tener no poco trabajo en esta área.

Parece que la sociedad demanda este tipo de cuestiones, ¿cómo explica el éxito editorial de ‘Cincuenta sombras de Grey’, paradójicamente, entre el público femenino?

-Las fantasías sexuales pueden ser un recurso útil para muchas personas y parejas. Hay que saber diferenciar entre la fantasía y la realidad y si ambos miembros de la pareja están de acuerdo, libre y consentido -ojo, esto es fundamental- pueden contribuir a una vida sexual más divertida y placentera. A mí me sorprendió gratamente oír a determinadas mujeres decir que se habían leído el libro que cita. Eso es un cambio importante, una ruptura con la tradición de que eso es solo un asunto masculino... Otra cosa es que pueda promover conductas masoquistas sin que él o ella lo decidan libre y responsablemente. Además las personas adultas tienen, o deben tener, criterio para decidir qué tipo de recursos utilizan para mejorar sus relaciones sexuales.

A Internet, los videojuegos... hay que sumar las redes sociales. No solo se ven cosas, sino que se comparten.

-Claro, esa facilidad para compartir imágenes sexuales, por ejemplo, complica lo que hemos comentado. Yo recomiendo a los jóvenes que se cuiden extraordinariamente de compartir imágenes de contenido sexual con otros, incluyendo su enamorado, porque a veces ese estado dura poco tiempo y se transforma en odio y la venganza con este tipo de recursos tiene unos efectos devastadores para el implicado y su entorno. Algo de lo que estarán arrepintiéndose toda su vida.

¿Qué reflexión le suscita, como sexólogo, las noticias que están surgiendo en torno al caso por violación grupal de San Fermín?

-Es una cuestión extraordinariamente dolorosa. Baste ponerse por un momento en la piel de la chica que sufrió esa salvajada e imaginar solo una pizca de lo que ella sintió, y seguirá sintiendo toda su vida, así como sus familias y amigos. Algo terrible. Pero tenemos que tratar de analizar fríamente esos hechos para evitar que se produzcan, sin que ello suponga en modo alguno que podamos justificarlos. Tolerancia cero y aplicación implacable de la ley.

Pero, ¿es posible prevenirlos?

-Ésta es una cuestión sumamente difícil. ¿Por qué? Porque la violación es una prueba inequívoca de la desigualdad entre hombres y mujeres. Y aunque nos cueste decirlo, mientras siga existiendo esa desigualdad seguirán existiendo las agresiones sexuales. Ahora mismo, miles de mujeres son violadas en su éxodo de África o de Oriente Medio a Europa, en las diferentes guerras que hay en este momento. En sociedades poco desarrolladas, la violación es y ha sido siempre un arma de guerra, de poder. Siempre ha existido. Ahora se hace más visible. Además, vivimos en una cultura en cuya tradición el abuso sexual y la violencia sexual han sido habituales y hasta tolerados. Sospecho que los abusos sexuales son una epidemia en España y que aún no se ha planteado esta cuestión seriamente. El que tiene poder puede usarlo para conseguir el propósito de obtener placer a costa de instrumentalizar a otra persona. Y sabemos que se usa de múltiples maneras, en todo el mundo, todos los días.

¿Qué hay detrás de una violación?

-Hay muchos más factores, claro. En primer lugar la personalidad del violador, con rasgos psicópatas, incapaz de sentir compasión y empatía por el otro, sin sentimiento de culpa. Probablemente educado en una familia que no se caracteriza por la igualdad entre hombres y mujeres. Con toda probabilidad ese chico no ha oído nunca a sus padres decir con firmeza que nunca, bajo ningún concepto, hagas lo que no quieras que te hagan a ti o a tus seres queridos. También la influencia de un posible líder al cometer esos horribles actos, el consumo de alcohol y drogas, la falta de una adecuada y sistemática educación sexual desde Primaria que promueva el respeto escrupuloso por el otro. Son solo algunos elementos que nos pueden permitir comprender el porqué de estos comportamientos a pesar de la nausea que nos provocan.

Ya, pero o hay una táctica de defensa judicial preconcebida o parece que incluso hay una falta de autopercepción del posible daño causado... ¿Qué pasa por esas cabezas?

-Un agresor siempre trata de justificar lo injustificable. Hay quien piensa que no tienen ningún problema psicológico y que únicamente son egoístas y carecen de límites. Hay abusadores sexuales de niños que dicen misa todos los días y cuando lo descubre su obispo en vez de ponerlo a disposición de la Justicia, lo cambia de parroquia. Hay empleados ejemplares que van de vacaciones a Tailandia y se compran una niña por 10 dólares. Nosotros pensamos que hay algún tipo de trastorno que en determinadas circunstancias puede descontrolarse. Y lo que hemos comentado: si a esos factores citados se suma que han visto muchas películas de sexo en grupo -que, por cierto, es una de las modalidades que más se consumen-, si han obtenido placer reforzado además por el grupo de iguales, si han tenido alguna experiencia previa y nadie les ha denunciado... En estas cuestiones la impunidad, como en la corrupción política, es un elemento que refuerza y anima a continuar. Pero seguro que ellos no aceptarían que esto le pudiera ocurrir a su novia, su mujer, su hermana o su madre.

Se intuye una realidad crónica que no cesa e incluso muta: las relaciones de género desiguales, el control e incluso el maltrato.

-Sí, creo que ése el es problema de fondo, estructural: la desigualdad entre hombres y mujeres y, consiguientemente, la desigualdad social.

Pero también hay avances. Esas mismas nuevas tecnologías tienen su lado positivo y posibilitan encuentros, contactos sexuales. Hay quien defiende el ‘sexting’.

-Sí, efectivamente. Las redes sociales han cambiado radicalmente, por ejemplo, las formas de ligar. Ahora vas de viaje a Madrid y puedes ir ligando con docenas de aplicaciones que te lo facilitan. Lo que a nuestros abuelos les costaba un año, ahora se hace en un solo día. Ha cambiado la comunicación entre las personas y en la pareja. No sabemos qué nos deparará el futuro con la velocidad con la que se producen estos cambios.

También hay chicos y chicas estupendos con relaciones afectivas y sexuales muy sanas.

-Sí, sin duda, hay familias que afrontan estos cambios de manera exitosa. Sin embargo otros muchos padres y madres están desbordados. Nos dicen: “Yo no sé cómo afrontar esto. Que hagan lo que quieran. Todo esto me supera”. Yo les digo que, a pesar de las dificultades, no hay que tirar la toalla porque la competencia fuera de casa es feroz y no baja nunca la guardia. Los padres deben formarse también para estar al loro. A través de las asociaciones de padres de los colegios, por ejemplo. Pero tienen que promoverlo, los milagros no existen.

La educación sexual, en cualquier caso, es una asignatura pendiente.

-He sido y soy un defensor de la educación sexual. Con escaso éxito, a decir verdad. Sigo pensando que es uno de los pocos recursos que tenemos para capacitar a nuestros chicos y chicas para que se desenvuelvan eficientemente en la sociedad que les ha tocado vivir. Y en este momento no podemos decir que la situación en Navarra sea satisfactoria. Ha habido momentos muy buenos pero eso, lamentablemente, es historia.