Prueba superada. Como ocurría en un programa célebre de televisión de los años 90, donde se establecieron algunos Récords Guinness, Lezo batió todas las marcas al hacer bailar muxikos a 920 personas. El escenario fue Goiko Plaza, concurrido como pocos, donde era suficiente reunir a 500 personas para batir la marca. Pero no se conformaron y superaron las 900, que se pusieron a bailar las tres piezas de muxikos: Zazpi Jauzi, Txikitxo y Saratxaga. Fue toda una fiesta y un espectáculo digno de ver en el que participaron personas de todas las edades.
“Hasta hace tres días se habían inscrito 400 personas, pero el boom de los dos últimos días ha sido enorme y se ha doblado ese número”, aseguraban lezoarras de Betizutik Elkartea, que organizó e ideó este reto allá por el mes de diciembre del año pasado. “Parecía una locura y se ha cumplido un sueño”, afirmaba Julen Conde, que insistía en que el “récord no es de Lezo. Es de todos, de Iparralde, de Nafarroa, de Araba, de Gipuzkoa y de Bizkaia”. Y es que hubo presencia de bailarines de los siete herrialdes.
La jornada comenzó a las 12.00 horas en punto con las campanas de la iglesia de Lezo y todos los participantes con su pañuelo verde sobre el cuello. Un aurresku les dio la bienvenida y poco a poco empezaron a subir por ambos extremos de la plaza Santo Cristo a las escaleras que dan acceso al frontón y a Goiko Plaza.
La organización debía seguir unas pautas, reglas y condiciones preestablecidas para que fuera válida. Accedían a su lugar en fila y orden, tras pasar un vallado que controlaba el número de personas que iban a participar en el evento.
El día fue soleado como pocos a estas alturas del año, y supieron aguantar de forma estoica el calor.
La ubicación de los participantes fue un proceso lento, y no concluyó hasta las 12.45 horas, con el repique de campanas de la parroquia.
Dos drones despegaron y se posaron sobre Lezo para grabar el récord. Era una de las condiciones indispensables, que todo estuviera bien documentado y recogido en diferentes soportes y desde diferentes ángulos. Los 920 participantes ya estaban bien colocados y en los alrededores se agrupaban otras tantas personas viendo el espectáculo.
ensayo Antes de comenzar a bailar las tres piezas se hicieron dos ensayos con dos de las tres piezas: el Zazpi Jauzi y el Txikitxo. La primera impresión fue inmejorable. ¿Quién dijo que los vascos no saben bailar? Coordinados, manteniendo las distancias y los tiempos de uno a otro bailarín, el ensayo salió a la perfección, y permitió que la gente ganara en confianza, quitándose la tensión de encima. Se notaba que había cierta responsabilidad, ya que se necesitaba que bailaran de forma correcta.
Se insistió desde los micrófonos de la organización en el carácter festivo del evento para quitar tensión. Y poco a poco las sonrisas se fueron adueñando de la plaza. A las 12.52 horas arrancó la prueba del récord con Zazpi Jauzi. El primero salió perfecto. Durante tres minutos los muxikos clavaron la pieza. Inmediatamente se entonó el Txikitxo y le siguió Saratxaga. Entre aplausos y con el reloj marcando la una se vivieron momentos inolvidables en el municipio guipuzcoano.
La fiesta continuó con Kantu Poteo, la comida popular y el concierto de Egan, ya por la tarde, que sirvió de despedida para este grupo incansable durante las últimas décadas.