La fiesta de los toros se ha convertido, en muchas ocasiones, en un verdadero despropósito, en una inaguantable chapuza y un auténtico atraco a mano armada. Sin embargo, son los humildes los que levantan con honor la bandera de las cosas bien hechas, como casi siempre. Zestoa, por ejemplo, tiene a bien enarbolar esa bandera, la de la fiesta de los toros, que celebra este año su 350º aniversario. Aquí no hay trampa ni cartón, como dirían algunos, aunque bien podría ser una fórmula secreta... Pero no. Zestoa es única, un pueblo al que Baroja levantó de su letargo y removió “Roma con Santiago”.
Hoy, continúa ahí, con su balneario y sus aguas minero-medicinales que prueban las gentes de aquí y allá, y, con ellas, casi casi se esparcen los olores a sales curativas. Zestoa, además, es tierra de bravura contenida. Sus montes, sus laderas pueblan los toritos de la tierra. Zestoa es torera, torera porque sí, y en sus fiestas los jóvenes ponen a prueba ese ganado bravío que muestra su genio y su fiereza. Como dirían en esta tierra, toritos a los que, los valientes, echan redaños en esa placita de talanqueras.
La plaza está ya preparada para los próximos eventos, con su maderamen de grana, su empinado graderío soportado por las recias paredes del Consistorio, la codiciada grada del bar Coyote o el patio de cuadrillas abierto a la espera de la llegada de los toreros que se enfrentarán a los morlacos.
Como casi siempre, entre tanto, las gentes cuchichearán en torno al ganado que se lidiará en estas dos tardes mientras, como siempre, los enrejados de la Parroquia serán harina de otro costal, o de, quizás, de algún rosario muy devoto.
toros-toros para ‘el fundi’ Zestoa se vestirá de gala para sus Ama Birjinak. Unas fiestas que conmemorarán los 350 años de su plaza de toros, ¡ahí queda eso!. Ya les gustaría a muchísimos poderosos tener conmemoraciones de este estilo, ya que la villa y sus corridas de toros, seguramente serán, desde siempre y para siempre.
Y ahí, frente a chiqueros, donde los días de labor se hace el mercado de verduras, frutas y demás, descargarán los santacolomas que se lidiarán en estas fiestas. Será ganado de Adolfo Montesinos, como es tradicional en fiestas de Zestoa. Pero, en esta ocasión, el día 8, en conmemoración a los 350 años de la plaza de toros, se lidiarán toros-toros, por José Pedro Prados (El Fundi) y Ángel Gómez Escorial, que en en más de una ocasión se han vestido de oro.
El día 9 será una novillada la que toreará el joven Álvaro Seseña con su cuadrilla. Es decir, casi todo volverá a su ser. “Casi todo” porque los sones de Amparito Roca, de Jaime Texidor Dalmau, llenarán las calles de alegría. Es decir, se encenderán los puros y... aquí paz y después gloria. ¡Todos a la plaza! ¡todos a llenar los graderíos!
Zestoa está dispuesta a echar la casa por la ventana. En esta ocasión, los sones del pasodoble Amparito Roca, del compositor Jaime Texidor, repiquetearán y tintinearán por las calles sus acompasados sones. Zestoa o el honor de la fiesta de los toros. ¡Olé!