A hombros de un capitalista abandonaba la plaza de toros Paulita, tras cortar una oreja a cada uno de sus oponentes. Esto creó cierta confusión entre los aficionados pues en las plazas de Euskadi, según nuestro reglamento, hay que cortar al menos dos orejas en un toro para poder salir por la puerta grande. Pero eso solo sucede en plazas de primera y segunda categoría. El nuevo reglamento indica que en las de tercera, como la de Azpeitia, bastará con cortar una oreja en cada toro.

La corrida que se jugó ayer en Azpeitia ya había tenido lugar el año pasado, exactamente el mismo cartel. Terminó con dos de los espadas en la enfermería, Paulita y Pérez Mota y todo el peso de la tarde cayó en Sergio Serrano. De ahí que el albaceteño, tras recoger en el ruedo el premio de la Comisión, invitara a sus compañeros de terna a compartir el trofeo.

Paulita tenía una espina que quitarse. Son tres años ya toreando la de Cuadri en Azpeitia. Y se la quitó. Toreo de corte de Paulita con dos actuaciones de peso, si bien hemos de destacar la del cuarto de la tarde, uno de los mejores ejemplares de la corrida, un toro grande y serio, muy Cuadri, con mucha personalidad, emplazado constantemente, consciente de la lucha que estaba jugando. Paulita sacó a relucir ese toreo de clase que le caracteriza. Series con el toro embarcado, corriendo la mano izquierda y metiendo el riñón en el embroque. Remates bonitos en cada una de ellas, toreo templado que siempre se agradece ver.

Pérez Mota y Serrano quizás erraron a la hora de medir las distancias de sus toros. Invariablemente se han colocado encima de ellos, con lo costoso que suele ser resolver las embestidas en esos terrenos. Serrano solventa en esos casos pero con el sexto de la tarde nos quedó la duda de si ese toro hubiera desarrollado más en otros terrenos. Lo mismo lo sucedió con el quinto de Pérez Mota.