“Tenía claro que no me iba a esconder en la boda; ya me había ocultado bastante”
Txistularis, dantzaris y cientos de personas arroparon en octubre de 2013 a Patxi y Joseba en “una de las bodas más bonitas que ha habido en Oiartzun”
oiartzun - Patxi Oiarzabal y Joseba Sanlés cumplirán pronto tres años de casados. Se dieron el sí quiero en el Ayuntamiento de Oiartzun el 19 de octubre de 2013 ante cientos de vecinos del pueblo, que arroparon a la pareja y les hicieron “sentir muy queridos”. Dicen sus amigos que “fue una de las bodas más bonitas que ha habido en el pueblo” y reunió a “muchas familias con hijos”, felices por el enlace de dos personas que se querían y que a los tres meses de conocerse, en 2010, ya decidieron emprender una vida en común y ponerse a vivir juntos.
Fue un refuerzo tremendo para Patxi, de 49 años en la actualidad, a quien costó superar el “miedo que tenía a sentirse rechazado si se descubría” su condición sexual. Salió del armario cuando conoció a Joseba y se puso a vivir con él. Era algo de lo que no hablaba con sus amigos y recuerda lo difícil que le resultaba por el miedo a sentirse rechazado. Hoy en día, “completamente aliviado” por la buena respuesta de su círculo de amistades y convencido del paso dado, asegura que no entiende que las personas del mismo sexo no tengan el mismo derecho a casarse que el resto.
Para Joseba fue distinto. Asegura que ya a los 22 años presentó en su casa a su primer novio y que sus padres lo aceptaron bien. Nunca ha sentido la necesidad de hacer gala de su condición sexual, pero tampoco de ocultarla. No fue un secreto para su círculo cercano en su juventud y ahora, a sus 43 años, próximo a los 44, recuerda que el día de su boda, ante el numeroso apoyo de la gente, la txalaparta y los dantzaris que amenizaron el enlace en el Ayuntamiento de Oiartzun, fue cuando “me di cuenta de dónde me había metido”, bromea.
Patxi dice que es su pareja quien más pendiente está de la fecha del aniversario y que se molesta si se olvida de ella y que en esos días señalados que él suele olvidar, Joseba le pregunta: “¿Qué fecha es hoy?” Se reconocen distintos, pero se complementan a la perfección. Joseba huye de los estereotipos. “Me gusta el fútbol, de joven tuve mi época heavy y soy gay... Pues ya lo siento; es lo que hay”, ironiza.
No se ponen de acuerdo sobre quién dio el paso y propuso la boda al otro, pero ambos aseguran que “no era para reforzar ningún vínculo”, sino para atar su futuro y dar garantías a su vida y el “hijo en común que tenemos”, bromean: un bar que regentan en el casco urbano de Oiartzun y que absorbe buena parte de sus energías. “Si le pasaba algo a cualquiera de los dos, al menos que los bienes pudieran quedar para el otro”, confiesan.
No tienen hijos. Pero lo pensaron. La misma ley que en 2005 cambió el Código Civil y permitía casarse a personas del mismo sexo, autorizaba la adopción de niños por parte de las parejas homosexuales. “Lo llegamos a pensar, pero al final creímos que éramos muy mayores y lo descartamos”, recuerda Patxi, quien no oculta las ataduras que exige un negocio propio y la previsible falta de tiempo que les podía suponer para el cuidado de los pequeños.
“los mismos derechos” Su boda tuvo lugar en el Ayuntamiento. “Nos planteamos hacerlo por el juzgado de forma más discreta pero a esas alturas queríamos que se viera. Lo que tenía claro es que no me iba a andar escondiendo. Ya me había estado ocultando bastante tiempo”, reconoce Patxi, de 49 años y natural de Oiartzun. “Vino mucha gente a recibirnos”, recuerdan ambos, al tiempo que describen la ropa con la que se dieron el sí quiero. “Elegantes y guapos, pero sin traje”, destacan.
“Todos debemos tener los mismos derechos”, reitera Patxi a la hora de defender el derecho de las personas homosexuales a casarse entre sí. En su entorno todos lo han aceptado. “También los clientes”, aseguran. Joseba zanja la cuestión con una frase y solo pide respeto. “Yo no quiero abrir los ojos a nadie, solo pido que no me cierren los míos”.