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Santa Teresa, una feminista del siglo XVI

Santa Teresa, una feminista del siglo XVI

2 Julius Ruter

Donostia - Con motivo del quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, Félix Azurmendi ha escrito un libro fruto de dos años de reflexión en Roma y de su experiencia en la búsqueda incansable de Dios, en lo que le ayudó mucho, según nos confiesa, Santa Teresa de Jesús. El libro, de la editorial Desclée De Brouwer, se titula Oración y experiencia de Dios. Pedagogía Teresiana.

¿Qué es una santa?

- Según la Iglesia, es alguien que ha vivido las virtudes cristianas de manera ejemplar, llevándolas en su vida práctica a la excelencia.

¿Qué virtudes destacaría en Santa Teresa que sigan teniendo hoy vigencia?

-Sus virtudes eran excepcionales en el siglo XVI y lo siguen siendo en el siglo XXI. Libertad, sentido común y realismo, autenticidad y feminismo son algunas de las muchas que poseía. Supo vivir una experiencia de Dios muy enriquecedora, muy original, y al mismo tiempo supo exponerlo en sus libros con claridad y transparencia asombrosa. Fue una gran pedagoga. Además de una santa de la Iglesia, es una importante autora de la literatura universal.

¿Ha dicho feminismo?

-Me refiero a que defendió la posición de la mujer en la Iglesia y en la sociedad. Fue una gran mujer, con sensibilidad feminista, en una Iglesia del siglo XVI absolutamente machista. En su segundo libro, Camino de Perfección, la Inquisición le censuró varios párrafos, precisamente los que reivindicaban ese sentimiento feminista. En la actualidad se conservan los dos textos originales del libro: el censurado, y el otro tal como salió de la pluma de Santa Teresa, que fue rescatado por sus monjas.

¿Por qué le interesó Santa Tersa y no otro santo?

-A mis 18 años buscaba a Dios, no como doctrina o dogma, sino como experiencia viva. Y encontré el camino, marcado con toda claridad, en la obra de Santa Teresa. En El libro de la vida, primera obra que escribió, me vi reflejado en muchas de las situaciones que ella describe. Allí encontré las respuestas que necesitaba. Fue una revelación.

Dejó la vicaría general de la Diócesis, marchó a Roma y entró en la Pontificia Facultad Teológica del Teresianum. ¿Qué encontró allí?

-Fue una profundización en mi experiencia viva de Dios, a través de la obra teresiana. Me reencontré con su tercer libro, Las moradas o El Castillo interior, donde marca el itinerario que una persona debe recorrer para llegar al Dios que le habita, con autenticidad. Su enseñanza es sugestiva, realista y convincente, también hoy. Es una vía reformadora, original e importante para encontrar a Dios.

¿Qué le aportará al lector el libro que ha publicado usted?

-Este trabajo trata de acercar, precisamente, la pedagogía teresiana de la experiencia de Dios. Va dirigido a todas aquellas personas que quieran iniciarse y recorrer los caminos de Dios en nuestro contexto cultural.