Barakaldo - Había quedado con un compañero para acudir a su turno en la comisaría de la Policía Municipal de Miribilla, en Bilbao, pero Iñaki no acudió a la cita. Alertado por la tardanza, el agente local intentó localizar a su compañero a través de sus familiares; una búsqueda que acabó en el número 12 de la calle La Bondad de Barakaldo, domicilio paterno del agente. Un bombero tuvo que acceder a la vivienda en el quinto piso por una ventana, donde encontró una escena terrible: Iñaki, de 51 años, y sus padres octogenarios -79 y 80 años- yacían muertos a tiros. Según las primeras investigaciones, todo apunta a que el policía municipal utilizó su arma reglamentaria para descerrajar varios disparos a sus progenitores y después pegarse otro mortal el mismo. No obstante, la Ertzaintza ha abierto una investigación para esclarecer todos los aspectos de estas muertes violentas.

Según las primeras investigaciones, las muertes podrían haberse producido por la mañana, ya que algunos vecinos oyeron ruidos provenientes de ese domicilio que bien podrían ser los tiros con los que murieron los tres familiares: padre, madre y el único hijo del matrimonio. Sin embargo, no fue hasta las 18.00 horas cuando se descubrieron los tres cadáveres, alertados por el compañero del agente fallecido. Y es que Iñaki trabajaba este fin de semana. Estuvo el sábado en el mismo turno que le correspondía ayer. Su puesto estaba en un coche patrulla de la comisaría central de Miribilla. Y nadie, ni su propio compañero ni otros de su misma unidad advirtieron nada extraño en su comportamiento que pudiera alertar de este fatal desenlace. A lo largo de la tarde de ayer, no obstante, se rumoreaba con la posibilidad de que Iñaki estuviera pasando un bache en su matrimonio. También se hablaba del deterioro de la salud de sus padres, que en los últimos tiempos se había agravado hasta el punto de que el agente estaría buscando una residencia para poder ingresarlos y que recibieran atención profesional.

Encantador Sea como fuere, todos los que conocían a la familia coinciden en señalar que era modélica. Padres gallegos, ya mayores, y un hijo de 51 años muy atento con ellos, educado y cordial. Deportista -en sus años jóvenes a Iñaki le gustaba el atletismo, aunque ahora se había pasado al mountain bike-, y muy amable en el trato. Desde hace unos años, cuando la salud de su padre fue mermándose, el agente acudía a atender a sus padres, ayudándoles en las tareas cotidianas de la casa. Su propio domicilio se encuentra a tan solo unos metros del de sus progenitores, quienes antaño pasaban largas temporadas en su Galicia natal.

"La última vez que le vi juntos fue el viernes", comenta a este periódico una vecina del mismo portal que los fallecidos. "Iba con sus padres. La pobre Beni no podía hablar porque había sufrido un ictus hace unos años y el padre hará unos cuatro años que no conducía, así que ya no se iban al pueblo. Iban paseando por aquí mismo. El era un chico majo, tranquilo... no sé qué le ha podido pasar por la cabeza", lamentaba esta vecina.

Tampoco Ángel Peñacoba, administrador de la comunidad, podía creer la noticia. "De él, ni hablar. No puede ser. Iñaki era amable, encantador diría. Pusimos el ascensor y él fue una de las personas que más me ayudó, ya que sus padres vivían en el último piso y eran mayores", describía todavía atónito Peñacoba.

Autoridades Nada más conocerse el hallazgo de los cadáveres, la calle La Bondad fue acordonada. Hasta el lugar se acercaron el alcalde de Barakaldo, Alfonso García, visiblemente consternado, junto a su edil de Seguridad, Juan Carlos Justo. El alcalde de Bilbao, Ibon Areso, y el concejal de Seguridad Ciudadana de la villa, Tomás del Hierro también se acercaron hasta la localidad fabril.

El Ayuntamiento de Bilbao, por su parte, envió una nota de condolencia por la "muerte violenta de tres personas" en Barakaldo. "El Ayuntamiento se une al dolor de la familia del agente municipal y de sus allegados", finalizaba el comunicado.