Donostia.- La ficción, aunque se trate de una película tan mítica como La gran evasión, jamás podrá superar en dramatismo y suspense a la realidad. Nunca un texto o un filme podrán hacer sentir al lector o al espectador el sufrimiento real, y la agonía de los protagonistas de la auténtica historia, vivida en la fría estepa de Polonia, aquella noche del 24 al 25 de marzo de 1944. Hace 70 años, 76 aviadores aliados del campo de prisioneros nazi de Stalag Luft III, en Zagan, al oeste de Polonia, llevaron a cabo una de las más audaces fugas de la Segunda Guerra Mundial, pero que sólo tres consiguieron culminar finalmente. Esta dramática historia real fue inmortalizada a través de la película La gran evasión (1963), de John Sturges. Ayer, un grupo de veteranos de la RAF, las fuerzas aéreas británicas, y protagonistas reales de la mítica fuga asistieron en Zagan a los actos conmemorativos de aquel suceso.
La verdadera gran evasión tuvo lugar en la noche del 24 al 25 de marzo de 1944, después de meses de trabajo en los que los presos construyeron tres túneles (Tom, Dick y Harry), de más de 100 metros de longitud. Aunque 200 prisioneros estaban preparados para escapar, solo 76 realizaron la fuga. Posteriormente, la gran mayoría de los fugados fueron capturados por las fuerzas nazis y 50 fueron fusilados como represalia por orden directa de Herman Goering tras mantener conversación directa con Adolf Hitler. Uno de los participantes en aquella fuga, el piloto australiano Paul Brickhill, escribió el libro La gran evasión en 1950, que luego inspiró el guion para la película sobre la fuga de Stalag Luft III, un recinto del que, en teoría, era imposible fugarse. El filme, que contó con actores como Steve McQueen, Richard Attenborough o Charles Bronson, es un clásico del cine bélico sobre la Segunda Guerra Mundial. El Stalag Luft III (abreviatura de Stammlager der Luftwaffe) fue un campo de prisioneros de guerra de la Luftwaffe construido en mayo de 1942 junto a la ciudad polaca de Zagan, a 160 kilómetros al sudeste de Berlín, por orden de Goering. Era uno de los seis campos de prisioneros de guerra alemanes construidos especialmente para el creciente número de prisioneros de la Luftwaffe. En junio de 1944 se encontraban allí presos 10.494 oficiales y suboficiales de diversas fuerzas aéreas. En las primeras fases de los juicios de Nuremberg, el principal acusado Herman Goering parecía haberse adueñado de la situación. Los interrogatorios del fiscal americano Robert Jackson no parecían demostrar de un modo concluyente la culpabilidad del acusado, y Goering llegó a creer en la absolución. Mas cuando el fiscal británico David Maxwell-Five abordó los asesinatos de oficiales británicos, evadidos y recapturados durante "la gran evasión", las esperanzas del exjefe de la Luftwaffe se desvanecieron, y quedó claro que no conseguiría el perdón.