donostia
Dormir en una cabaña en un árbol es probablemente la máxima expresión del deseo de integrarse con la naturaleza y, para muchos, significa también una vuelta a la niñez y al concepto infantil de vivir una aventura. Desde hace cuatro años muchas personas han podido cumplir este sueño en el complejo de alojamiento en cabañas colgadas de los árboles de Sant Hilari Sacalm, en Girona, y pronto podrán hacerlo también en Euskadi.
Karin van Veen y Manu Grymonpré, los creadores del centro de Sant Hilari, han puesto en marcha un complejo similar en un bosque vizcaino de Zeanuri, en el alto de Barazar, que abrirá al público sus primeras cuatro cabañas en otoño y seguirá creciendo hasta contar con una decena de alojamientos únicos y excepcionales. Las cabañas se colgarán a unos 20 metros de altura y estarán entre las más elevadas del mundo. Para acceder a ellas se podrá utilizar un ascensor manual que llegará hasta una trampilla en la terraza, o una escalera helicoidal alrededor del tronco. Karin van Veen explicó que las cabañas que se van a empezar a montar durante este mes son una versión "mejorada" de las que en su día instalaron en Girona. "Las hemos mejorado para adaptarlas al paisaje y al clima del País Vasco y las hemos dotado de unos accesos más cómodos", indicó. Sobre la elección del lugar para construir el que será su segundo complejo de alojamiento y actividades en la naturaleza, apuntó que "cuando buscábamos un bosque frondoso, con árboles robustos y con las características necesarias para el proyecto, el Consorcio forestal de Catalunya nos puso en contacto con el de Euskadi y encontramos este bosque con abetos casi centenarios de hasta 50 metros".
La zona reúne otras cualidades: "Está muy bien ubicada y comunicada, está rodeada de bastante población que, además, tiene un gran interés por el turismo natural y lo verde". Karin añade que el centro de cabañas en los árboles de Sant Hilari atrae a muchos visitantes vascos, lo que augura el éxito del de Zeanuri. El complejo aprovechará parte de las instalaciones del camping Zubizabala -"hay un caserío que se está reformando y que será la recepción y zona de servicios"- y se levanta en un terreno alquilado. La financiación del proyecto es otra de sus particularidades, ya que se está realizando gracias a una campaña de micromecenazgo. Se trata de conseguir 350.000 euros mediante aportaciones de pequeños inversores y, aunque la campaña sigue abierta, en poco más de tres meses se han obtenido 300.000 euros aportados por unos 70 particulares. Karin achaca el alto nivel de aportaciones a que los inversores han comprobado el éxito que tiene el centro de Girona.