Córdoba. Culpable. Así declararon a mediodía de ayer los nueve miembros del jurado a José Bretón. Culpable por unanimidad de matar a sus dos hijos, Ruth y José, de seis y dos años, por venganza hacia su exmujer, Ruth Ortiz, cuando le comunicó su intención de separarse. Culpable de ejecutar su macabro plan en la finca de Las Quemadillas un día que quiso quedarse a sus hijos, a pesar de que Ruth Ortiz le propuso cambiar las fechas para que pudiese ir a la boda de un amigo.
Culpable de comprar unas pastillas tranquilizantes que su médico le había recetado y con las que poder adormecer e incluso matar a sus hijos con toda facilidad. Culpable de hacer acopio de abundante leña y más de 270 litros de combustible con los que prender la hoguera en la que finalmente quemó los cuerpos de sus hijos. Culpable de hacer un experimento con sus sobrinos dos días antes del suceso para comprobar cómo reaccionaban dos niños pequeños si los dejaba solos en un parque. Culpable de hacer creer a su familia que el 8 de octubre comería con unos amigos y que por la tarde irían todos juntos con los niños a la Ciudad de los Niños.
Culpable de no dejar que los abuelos paternos de los pequeños se despidieran de ellos ese día y de suministrar a los pequeños un número indeterminado de pastillas tranquilizantes para facilitar su adormecimiento o su muerte. Culpable de seguir con su propósito criminal cuando Ruth Ortiz no le cogió el teléfono cuando Bretón y sus hijos ya se encontraban en la finca de Las Quemadillas.
Culpable de preparar una pira funeraria, colocar los cuerpos de sus hijos allí, junto a una mesa metálica, y prender una gran hoguera que avivó rápidamente con cerca de 250 kilogramos de leña y 80 litros de combustible, logrando un efecto similar al de un horno crematorio. Culpable de permanecer junto a la hoguera durante horas viendo cómo se quemaban los cuerpos de sus hijos y añadir el combustible con frecuencia para asegurarse de la total calcinación de los pequeños. Culpable de acabar con la vida de Ruth y José haciendo valer su condición de padre, de su mayor fortaleza física y de la confianza de sus hijos en él.
Culpable de hacer creer a su familia que horas después ya estaba en el parque Cruz Conde de Córdoba con los niños esperando a que llegaran para disfrutar de una tarde de juegos. Culpable de denunciar la desaparición de sus hijos aun sabiendo que no existía tal desaparición ya que había dado muerte a los niños previamente. Culpable, en definitiva, de provocar intencionadamente la muerte de sus hijos el 8 de octubre de 2011 en Córdoba, acabando con su vida quemando sus cuerpos en una hoguera y simulando, posteriormente, que los había perdido o los habían secuestrado.
19 de los 21 puntos Hasta 19 puntos, de los 21 que componían el objeto del veredicto, consideraron probados por unanimidad las siete mujeres y los dos hombres que durante quince jornadas han juzgado a José Bretón.
Un culpable del asesinato de sus hijos que siguió la lectura del veredicto impasible, sin pestañear, como si la vista no fuera con él, pero, eso sí, sin esbozar la desafiante sonrisa que había mostrado en días anteriores pensando que podía quedar absuelto de tan macabro delito. Una vez disuelto el jurado, ahora el protagonismo será para el magistrado presidente del tribunal, Pedro Vela, que tendrá que redactar la sentencia conforme a lo dispuesto en el veredicto.
La fiscal y la acusación particular han exigido en la sala la pena de 40 años por el doble asesinato de los niños, mientras que la defensa de Bretón ya ha anunciado que agotará todos los recursos posibles.
recuerdo para etxeberria Para la letrada de Ruth Ortiz, el veredicto es el que "todos esperábamos", y su sentido no ha producido ninguna sorpresa, ya que "se ha hecho justicia". Sobre la reacción de la madre de los niños, que estuvo ayer en la sala, añadió que el veredicto ha supuesto "un respiro, una tranquilidad y un paso más" de un capítulo que espera cerrar cuando pueda "hacer el luto enterrando los huesos".
También recordó la importancia de la participación en el caso del forense Francisco Etxeberria, por "haber dado luz al caso", aunque en general valoró toda la instrucción. Por el contrario, cree que habrá que poner en "un capítulo aparte" el papel de la perito forense Josefina Lamas, para lo cual espera que sean sus propios compañeros los que determinen "lo que ha pasado y por qué ha pasado".
"Yo es que ya me pierdo con tanto descontrol y tanta basura", apostilló la abogada, que insistió en que en el juicio se ha demostrado que la cadena de custodia no se rompió y que la teoría de que no se habían mantenido las necesarias garantías solo era una "cortina de humo" que ha supuesto un "dolor innecesario".
Hasta entonces seguirá por siempre el dolor de una madre, Ruth Ortiz, que mostró su entereza al estar presente en la sala durante la lectura del veredicto, pero que abandonó la Audiencia de Córdoba desolada ante la confirmación de que ha convivido durante años con el asesino de sus hijos.
Tan solo le queda una última petición antes de que el caso quede en un horrible recuerdo. Que le devuelvan los restos de sus niños para que les pueda dar sepultura. Descansen en paz Ruth y José.