Donostia. Las semanas de temporal permanente ya han quedado atrás en Gipuzkoa, al menos por ahora. Una ventana de buen tiempo se ha abierto en el territorio aunque, eso sí, continúan los efectos de la adversa climatología que está protagonizando el mes de febrero. Lo hace en forma de desprendimientos, un fenómeno "de lo más normal", según el geólogo guipuzcoano Ramón Erauso. "Esta serie de corrimientos de tierras ha sido producto de dos cosas: la fuerza de las lluvias por un lado, y su continuidad en el tiempo por el otro".
Erauso explica que "ha llovido muchísimo, ha caído mucha agua. La tierra la va absorbiendo. Cuando ya no puede más, la desaloja hacia los arroyos, y por eso los ríos empiezan a crecer". Pero la cosa cambia si "sigue lloviendo sin parar. Entonces, al margen de todo lo anterior, se rellenan de agua todas las grietas que existen entre las rocas y en el interior de la propia tierra. La presión que genera el agua empieza a ser tanta que, en las zonas de debilidad, los muros revientan. Se llama presión hidrostática. El agua empuja mucho y los muros no aguantan".
fuerza y persistencia Así, pese a que la fuerza de los chubascos ha jugado un papel importante en la sucesión de desprendimientos, la persistencia de las lluvias quizás haya supuesto un factor aún más relevante. "La capacidad de infiltración de las rocas y de la tierra es más lenta que la lluvia en sí cuando tienes el típico día de chaparrones en el que caen 80 litros. Pero, por muy lenta que sea, esa infiltración va a ir produciéndose siempre, y el agua va a ir derivándose a ríos y arroyos". El problema actual surge cuando lluvias de consideración como las descritas se repiten día tras día. "Entonces el terreno va a ir pesando cada vez más. Ese peso del agua, más el propio peso de la tierra, va a empujar las laderas y va a desequilibrarlas".
Para explicar de una forma más común el comportamiento del agua, Erauso recurre a un ejemplo doméstico. "El agua siempre va a buscar el camino más fácil para ir a donde le haga falta. Es como cuando en casa tienes un problema con la humedad. Entonces, el agua se acumula en determinadas zonas, precisamente por eso, porque sigue el camino más fácil, que le conduce a ellas. Si hablamos de terrenos con fallas, grietas o posibilidades de deslizamiento, el agua siempre se va a concentrar ahí. Al final, circula de tal forma que desaparece la resistencia que hacía antes, por ejemplo, el roce entre dos paredes. Eso va desapareciendo, y la ladera o el muro en cuestión termina convirtiéndose en una pista de patinaje".
las zonas Al geólogo guipuzcoano no le extraña ni el fenómeno en sí, ni las zonas donde este se ha producido. Ha habido desprendimientos en zonas de montaña, "como en Azkoitia". También se han dado en la localidad costera de Mutriku. "Si coges la carretera de Zarautz a Zumaia y vas mirando las laderas, verás que todos los taludes que dan a la vía están anclados. En toda esa zona, la roca tiende a ir deslizándose. Luego hay sitios como el de Muriku en el que no suele haber problemas de este tipo, y que no están anclados. Pero claro, tras dos meses seguidos lloviendo es normal que el agua se sature y busque esa vía de escape".
Y, finalmente, otro denominador más o menos común entre gran parte de los corrimientos registrados en Gipuzkoa es el corte, como consecuencia de ellos, de varias carreteras secundarias. "En su día pasa por ahí una excavadora cuando se construye la vía y crea un talud pongamos de tres metros. Ven que la ladera se mantiene y continúan. Eso en una autopista, en cambio, nunca ocurriría. En las autopistas siempre encontrarás taludes muy tendidos y anclajes. Las medidas de seguridad a largo plazo, mientras, no serán las mismas en una vía secundaria", añade Erauso.
De cara a las próximas jornadas se anuncia buen tiempo, lo que "en un principio" debería significar el cese de los desprendimientos. "Es muy arriesgado decirlo, pero si empieza a dejar de llover, el agua va filtrándose y drenándose. Y estos corrimientos se van a ir reduciendo prácticamente al cien por cien. Lo que no se ha deslizado a estas alturas, es lógico que ya no se deslice. Pero tampoco vamos a ser ahora tan atrevidos como para descartar que haya más desprendimientos", concluye.
desplazamiento en irura Si se cumplen los pronósticos de Erauso y no se producen más casos, el último desprendimiento registrado en Gipuzkoa tras el temporal será el que se produjo ayer en la zona contigua a la gasolinera Petronor-Gureak situada en la N-I entre Tolosa e Irura. El establecimiento se vio obligado a cerrar sus puertas hasta que los técnicos no evaluaran los riesgos de que se diera un corrimiento mayor.