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"La burguesía local no demandaba esa arquitectura"

"La burguesía local no demandaba esa arquitectura"Foto: a. garcia

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Donostia. ¿Qué otros edificios destacaría de estos arquitectos al margen del Náutico?

Un grupo de viviendas en Hondarribia que responden a un paradigma de residencia colectiva muy habitual en Alemania, pero con la variante de unos balcones mucho mayores porque eran casas de veraneo. Lamentablemente, apenas construyeron nada, pero sí que tienen proyectos joyita, como un museo de arte moderno en Madrid, que es algo fascinante y maravilloso. Hay otro diseño de una villa en Ategorrieta, que da paso a un edificio que pretende ligar con la tradición arquitectónica del País Vasco con cubierta de teja, sin renegar de logros tecnológicos como grandes ventanales.

¿Cómo es posible que estos arquitectos se sumarán a las vanguardias europeas?

Desde la escuela ya tuvieron ocasión a través de un arquitecto para conectar con esa camarilla. Tomaron parte muy activa en la organización del movimiento moderno. Pero también fueron capaces de ser críticos con esas primeras ideas que les fascinaron en su periodo juvenil.

¿Cómo recibió la sociedad guipuzcoana sus rompedoras ideas?

En la sociedad donostiarra de primeros del XX el Náutico era una bomba pero, al mismo tiempo, pegaba bien con esa sociedad estival un poco harta de convencionalismos, enganchada en la locura de los años 20. Sí, es verdad que más allá del Náutico tienen mucha obra fallida porque el momento económico era crítico y la burguesía local no demandaba ese tipo de arquitectura.

¿Cómo consiguieron construir el Náutico?

Aizpurua era miembro del Club Náutico y excelente regatista. En este caso, todo estaba a favor. Además, el edificio se construyó rápidamente, en apenas nueve meses. Fue una fortuna del destino.