Un joven apuñala tres veces a su madre y muere al tirarse por la ventana en Sestao
La mujer está fuera de peligro y se recupera en el HospitalAl parecer, el joven padecía algún trastorno y estaba en tratamiento psicológico
Sestao. El final de este año 2011 viene marcado en Bizkaia por una negra dinámica en la que se entremezclan agresiones con arma blanca, enfermedades mentales y muertes. El pasado noviembre la noticia del apuñalamiento de seis personas y la muerte de una séptima a manos de un hombre en el barrio bilbaíno de Santutxu dejó marcada a la sociedad vizcaína. El pasado miércoles, otro varón acuchillo al psiquiatra que habitualmente iba a atenderle a su domicilio en la villa. El último caso tuvo lugar en la mañana de ayer en el barrio sestaotarra de Aceta-Miramar lindante con Portugalete.
La sociedad se volvió a estremecer al conocer la noticia de que un joven de la localidad, en "tratamiento psicológico", apuñaló en tres ocasiones a su madre de 51 años dejándola malherida. Después, al ver a la mujer tendida en el suelo envuelta en sangre, decidió quitarse la vida tirándose por la ventana de su domicilio.
Los hechos que conmocionaron a Sestao sucedieron en torno a las 9.00 horas en el cuarto piso del número 4 de la calle Aceta. El agresor, un joven de 23 años identificado como G.S., cogió un cuchillo y apuñaló a su madre hasta en tres ocasiones. La mujer cayó al suelo malherida y sangrando abundantemente. Al percatarse de lo que acababa de suceder, el joven saltó por la ventana. A pesar de que se trataba de un cuarto piso, la caída desde la ventana por la que se precipitó al vacío, y que da a la calle Txabarri, equivale a un octavo. G.S. falleció en el acto.
En cuanto a la víctima, de las tres cuchilladas recibidas a manos de su hijo, la de mayor gravedad le alcanzó en el costado. Los sanitarios que atendieron a la mujer en el lugar trataron de detener la hemorragia. A pesar de sus intentos, no consiguieron que dejara de sangrar, por lo que tuvo que ser trasladada al hospital de Cruces, en el que fue operada de urgencia para "salvar su vida", tal y como señaló el alcalde de Sestao, Josu Bergara. Afortunadamente, la operación concluyó con éxito y, al cierre de esta edición, la mujer se recuperaba de sus lesiones en la planta de cirugía del citado centro.
Incredulidad Este era el sentimiento que los vecinos y conocidos de la víctima y del agresor manifestaban ayer. Nadie podía entender cómo un joven, "aparentemente normal", había podido cometer un acto "tan brutal como este". Y es que G.S. "nunca antes había montado un altercado en el vecindario ni había tenido ningún problema con un vecino", expuso una vecina.
"Conozco al chico desde que era pequeño y a su familia de mucho antes. No me lo explico, le ha tenido que dar algo porque es un chico muy normal, muy sano, salía como cualquier joven de su edad y no tenía problemas", argumentó una conocida.
Los que conocían a esta familia aseguran que se trataba de "una familia normal". Además del joven fallecido, la víctima y su marido tenían otros dos hijos. "Una chica de unos 20 años y un niño más pequeño. Son una familia como cualquiera, nunca se les ha oído un escándalo", resaltaba otra vecina.
Comportamiento extraño A pesar de que G.S. parecía "un chico normal", todo parece apuntar a que padecía algún tipo de trastorno mental. Algunas voces señalan que estuvo "ingresado varias veces en algún centro psiquiátrico".
En varias ocasiones, las dos últimas el mes pasado, se presentó en las dependencias de la Policía Local de Sestao afirmando que "alguien le había usurpado su personalidad y su identidad y que utilizaban su DNI para realizar algún tipo de transacción". Según narraron las mismas fuentes, después de tales afirmaciones, el joven "salía corriendo sin ofrecer ninguna explicación".
Estas mismas fuentes reconocieron que, en muchas ocasiones, la madre del joven disculpaba el comportamiento de su hijo asegurando que seguía un tratamiento para paliar los síntomas de su enfermedad mental.
También Josu Bergara, alcalde de Sestao, reconoció que el joven se presentó, en varias ocasiones, en la comisaría de la Policía Municipal y que se había detectado "algún comportamiento extraño". Ahora bien, "la alarma que despertaba este comportamiento la "desactivaba" la madre advirtiendo de que el joven se encontraba "siempre en tratamiento" y "no pasaba nada" ya que se encontraba "en un proceso de control de su situación", explicó.
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