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EL mexicano manuel Uribe tiene el orondo honor de ser el hombre más gordo del mundo. Ya de niño y luego como adolescente batalló contra el sobrepeso, sin embargo fue a partir de los 20 años cuando empezó a manifestar una obesidad mórbida dramática. Pasó de tener un carácter jovial a estar desesperado ante el fracaso de las dietas que iniciaba. Lo intentó casi todo: dietas hipocalóricas, pastillas, fajas reductoras, hierbas; remedios mágicos que aparecía en la TV siempre con resultados inicialmente favorables pero con su desalentador rebote. La historia de Manuel, que a los 46 años pesaba 560 kilos empezó a ser conocida por muchos cuando apareció en la tele de su país clamando ¡Ayuda!.

Su obesidad llegó a ser de tal magnitud que fue rechazado por muchos médicos como candidato para una cirugía. No obstante, logró que le sometieran a una liposucción, eliminándole unos 95 kilos de grasa en una sola intervención quirúrgica que le arruinaron la vida. La cirugía fue tan agresiva, que fue como podar un árbol: creció mucho más la grasa, sobretodo en las piernas, a pesar de consumir mucho menos alimentos que antes. El tejido adiposo se comporta como un tumor maligno, cuanto más lo cortas más crece y se disemina a lugares insospechados.

atrapado en su obesidad Manuel no podía moverse; le quitaron el sistema linfático en sus dos piernas, lo que provocó que le salieran dos grandes tumores en cada extremidad. Cuando todas las opciones parecían agotadas y su destino era morir atrapado entre crecientes capas de grasa, un equipo de médicos, entre ellos Silvia Orozco, decidieron poner todos su experiencia clínica al servicio de Manuel. "Su caso es la expresión clara de que no hemos entendido qué es la obesidad y cómo manejarla", dice la experta, que ha participado en el Congreso de la SEEDO (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad) que se acaba de celebrar en Barcelona.

Tras realizarle análisis y pruebas, el equipo de la doctora Orozco determinó que Uribe padecía una muy elevada inflamación silenciosa -celular- y que aquello había desencadenado su calvario. "El primer peldaño para ser obeso es tener genes de obesidad y Manuel los tiene; los genes con los que uno nace son con los que uno va a morir, pero él los porta de una manera irremediable", añade Orozco.

Así, concluyó que urgía someter a su paciente a una estricta dieta antiinflamatoria que consiste en restringir hidratos de carbono y los proinflamatorios ácidos grasos Omega 6, y proporcionándole a diario una dosis alta de un suplemento de aceite de pescado o ácidos grasos Omega 3. "Nuestra propuesta de la dieta llamada La zona no consistía solo en que bajara de peso, sino en modificarle la expresión de los genes de la obesidad, silenciarlos. Esto se consigue a través de la dieta y el ejercicio antiinflamatorio más la suplementación de los nutrientes antiinflamatorios. Con Manuel quedó demostrado que en un lapso de poco menos de dos años, el hombre más grueso del mundo podía caminar, "habíamos silenciado su expresión genética", explica esta especialista en cirugía, diplomada en Nutrición y firme defensora de la dieta de La Zona.

En 2007, y siguiendo la dieta antiinflamatoria supervisada por la doctora, Uribe había bajado unos 180 kilos y en 2008 ya había reducido un total de 250. Había pasado de estar en el Guinness por su obesidad a estarlo por ser la persona que había perdido más kilos.

Consciente de la mala fama de las dietas de moda popularizadas por las famosas de Hollywood, la doctora Orozco se apresura a explicar que éstas no deben mezclarse con el La Zona. "Esta dieta se ha confundido con las que se siguen solo para bajar peso, pero es bastante más antigua que las de ahora. Ya el hombre del paleolítico la consumía, sin llamarle así", asegura la experta en nutrición, quien se refiere convencida al poder transformador y revolucionario que tiene la nutrición.

"Muchos famosos siguen unas dietas fantasmas para bajar peso -Dukan, Atkins...- Lo más terrible es que logran un proceso químico anormal que se llama acetosis, el cual pone en riesgo las funciones orgánicas", subraya Orozco, mientras dice que el programa de la zona se remonta al hombre prehistórico.

Esta especialista asegura que todos los estudios antropológicos indican que el hombre prehistórico consumía una dieta similar a su propuesta. ¿Cuál? "Proteínas de origen animal en gran cantidad, porque era cazador, fruta y vegetales porque era recolector. No tenía acceso a los cereales, harinas, pastas, grasas ni lácteos, porque en el paleolítico no había vacas. No se puede comparar con una dieta hiperproteica; en La Zona siempre se consumen más carbohidratos que proteínas", aclara.

europa 'se engrasa' El estilo occidental de alimentación se está engrasando, lo que está provocando la activación de los genes de la obesidad, la diabetes, el cáncer, de las enfermedades autoinmunes, del Alzheimer y de la depresión. "En España la dieta mediterránea se está abandonando y se abusa en los fritos de aceites de semilla u otros que provocan inflamación celular, así como exceso de insulina por comer demasiado pan, pasta, cereales y grano que produce inflamación celular.; en los estudios genéticos se demuestra que se encienden la enfermedad de la obesidad, cáncer, artritis y lupus", insiste. "El hombre prehistórico consumía una dieta rica en vegetales, frutas y en proteínas de origen animal. Probablemente era demasiado simple, pero no tenían las enfermedades de ahora. El humano cambio su alimentación a partir de la agricultura. Los genes del hombre paleolítico cambiaron a causa de nuestro estilo de alimentación", recalca.