Donostia. La enorme cabeza del cachalote aparecido en Zarautz presentaba unas grandes marcas proporcionales al tamaño de su cuerpo. El vicepresidente de la Sociedad para el Estudio y la Conservación de la Fauna Marina Ambar, Enrique Franco, confirmó a este periódico que las cicatrices eran la huella dejada por los tentáculos de calamares gigantes, fruto de titánicas luchas. Los gigantescos cefalópodos, tomados durante mucho tiempo por criaturas mitológicas o de ficción, son uno de los alimentos más buscados por esos cetáceos.
Y no son presa fácil porque los calamares gigantes, conocidos como kraken, pueden llegar a medir 20 metros, tienen tres corazones, sangre azul, y el mayor ojo del mundo animal, que puede alcanzar 25 centímetros de diámetro.
En el mar Cantábrico, los enormes chipirones tienen como principal hábitat el Cañón de Avilés, a unas millas de Asturias. Se trata de un talud de 5.000 metros de profundidad y 32 kilómetros de anchura.