Empresas guipuzcoanas contratan detectives para investigar bajas laborales injustificadas

donostia. Ocurrió ayer mismo. Un empresario se puso en contacto con un equipo de detectives de Donostia para que investigara a uno de sus empleados, de baja laboral desde hace algún tiempo, "con tal trompa cuando le llamé por teléfono que no era capaz ni de articular palabra", maldecía ayer el titular de la firma. No es ningún episodio anecdótico. Un número creciente de empresarios guipuzcoanos comienzan a atravesar serias dificultades para garantizar incluso el salario de sus empleados, al tiempo que asisten a "ciertas bajas laborales" que parecen dilatarse en el tiempo. Todo ello acaba por levantar unas sospechas que en otro tiempo quedaban en meras suposiciones, un absentismo que hoy día empieza a llegar al despacho de los detectives, que abren unas investigaciones cuyo desenlace resulta de lo más sorprendente.

"Les hemos pillado de juerga, en la huerta?". Las situaciones que refiere Gonzalo Zubeldia, con casi tres décadas de profesión, son tan disparen como las reacciones de los empresarios al constatar que, ciertamente, había gato encerrado. "Algunos jefes se llegan a tirar de los pelos, y es que los tiempos han cambiado. Las bajas antes se pagaban con más alegría, pero ahora cuesta garantizarlas cuando la situación se alarga durante meses", constata el detective. Más aún, cuando hay fundadas sospechas de que el empleado no está jugando limpio.

Algo así ocurrió ayer con ese empleado que parecía pasado de copas. Fue el propio trabajador quien, en un ánimo de rebajar las sospechas que sobrevolaban entre sus compañeros, llamó a la empresa para notificarles que se encontraba con molestias y que se disponía a acudir al médico. El encargado, que atendió telefónicamente al empleado, no tardó más de dos segundos en percatarse de que estaba borracho como una cuba, extremo que trasladó al empresario para ponerlo a su vez en conocimiento del abogado de la empresa, que fue quien notificó ayer al detective que abriera una investigación para aclarar el asunto.

Los profesionales reconocen que estas pesquisas no entrañan excesiva complejidad. En ocasiones, es suficiente cierta perspicacia, sobre todo, con esos trabajadores que suelen cogerse bajas laborales por las mismas fechas que, casualidades de la vida, coinciden con las fiestas de su localidad. Son detalles que, quizá, canten en una pequeña empresa, situaciones que pasan desapercibidas en grandes firmas en las que la vida privada de los empleados queda más diluida. "Lo curioso del asunto es cuando cazas al primero. A partir de ahí, los demás ya andan como velas", observa con la ironía que se descuelga de su experiencia otro detective que prefiere mantenerse en el anonimato.

seguimiento Cada investigación es un mundo. Hay empresas que disponen de fotos actualizadas de todos sus trabajadores, aunque otras no facilitan precisamente una imagen del empleado acorde a los nuevos tiempos, por lo que la investigación no arranca con el mejor material posible.

En cualquier caso, dicen, "sota, caballo y rey". El trabajo del detective consiste en hacer "un seguimiento puro y duro" del empleado, para lo cual los investigadores se personan en el domicilio del sospechoso y le estudian hasta que recaban el número de pruebas suficiente.

Toda investigación de este tipo toma como eje dos aspectos. En primer lugar, es preciso determinar que el trabajador de baja está haciendo algo que agrava la lesión que dice tener. Según relatan los detectives, no es extraño descubrir a un aquejado de lumbalgia, por ejemplo, "haciendo esfuerzos físicos en la calle, a temperaturas de cero grados", exponen a modo de ejemplo. Los jueces de lo social, órgano encargado de determinar si un despido es procedente o no, habitualmente no suelen tener demasiadas dudas al dictar sentencia. Lo cierto es que estas investigaciones revelan "la cantidad de gente" que, al parecer, dispone de huerta, sobre todo en municipios del interior del territorio, donde se suele sorprender a muchos trabajadores de baja laboral, aquejados de ese engorroso dolor de hombro que, sin embargo, no les impide "tomar la azada para hacer una serie de esfuerzos" que no encajan con el cuadro médico que dicen padecer.

Hay otro supuesto, que no es infrecuente, cuando el empleado que goza de esa baja laboral es cazado trabajando para otra empresa, "por ejemplo la de su cuñado", cargando sacos de cemento sobre un hombro que, sobre el papel, estaba maltrecho y había motivado precisamente la baja. Son situaciones reales descritas a este periódico por los propios detectives, situaciones que tampoco parecen dejar espacio a la duda a la hora de despedir a un trabajador.

La labor detectivesca siempre se desarrolla en paralelo a la ley, buscando ese efecto. "Cuando empiezo a investigar algo, siempre busco el resultado final, resolver el caso cuanto antes", suscribe Zubeldia, de Detectives Norte&Asociados.

el informe De todas las investigaciones abiertas en este campo, en torno al 50% de ellas revela que el trabajador, efectivamente, se la estaba pegando a su jefe. Curiosamente, para el detective que vive de estos casos, se trata de un porcentaje de éxito "bajísimo", puesto que, en la mitad de situaciones, el empresario que duda de su asalariado descubre finalmente que guardaba reposo.

En todo caso, una vez descubierto el uso fraudulento de la baja laboral, los detectives redactan un informe con las pruebas documentales, en las que se incluyen las fotografías y vídeos. En base a ese dossier, el empresario redacta la carta de despido. Por lo general, si el empleado considera que tiene alguna posibilidad de recurrir, demanda el despido. El caso acaba en un juzgado de lo social, y es el juez quien determina si el despido es procedente o no. Los detectives consulados no ocultan que, de vez en cuando, es necesaria su presencia en las salas judiciales para aclarar este tipo de situaciones.