Donostia. Las diferencias entre integrantes de sociedades gastronómicas se han acentuado en los últimos días, toda vez que el Gobierno Vasco ha dejado definitivamente la pelota sobre su tejado, al considerar estos locales como espacios privados en los que los socios deberán decidir qué hacer a partir de ahora. La mayor parte de las sociedades consultadas por este periódico confirman que en los dos próximos meses votarán en asamblea si el humo seguirá presidiendo los locales o, dando un giro de 180 grados a lo que históricamente ha venido ocurriendo, se quedará fuera para siempre. Nadie quiere dar nombres, pero se adivinan discrepancias.
La Ley vasca Antitabaco, que saldrá adelante en Vitoria el próximo 3 de febrero, no regula las sociedades gastronómicas y se asemeja en este ámbito a la normativa estatal. En este contexto, hay quien no acierta a entender cómo la ley se muestra tan celosa a la hora de velar por la salud de los menores, estableciendo incluso la prohibición de fumar en las zonas infantiles de los parques, mientras se "mira a otro lado" cuando esos mismos pequeños están un fin de semana "hasta las tantas" tragando humo en las sociedades mientras sus aitas se entregan a una entretenida velada.
Una casa particular Las siguientes reflexiones son de un miembro de la Sociedad Gastronómica Euskal Billera que, evidentemente, no fuma, ni quiere dar su nombre. "Por así decirlo, consideran como si estas instalaciones fueran una casa particular. Muy bien, pero aquí nos podemos llegar a juntar unas 70 u 80 personas cualquier día festivo. El día de Santo Tomás, sin ir más lejos, estuvimos unas 120 personas. Esto parecía los Altos Hornos de Bizkaia, y había un montón de niños jugando hasta bien entrada la noche", dice este particular. "¿Por qué el Gobierno Vasco no mira esa realidad?", se pregunta a renglón seguido.
No se trata de reflejar una guerra abierta que no existe, aunque sí se abre paso un desencuentro entre partidarios y detractores que se dirimirá en las asambleas correspondientes. "No es que me llegue a molestar, pero ahora en invierno, estos días de frío, entre la cocina y el tabaco esto se vuelve insoportable", declara otro miembro de una asociación ante un escenario hasta ahora habitual pero que comienza a mirarse con otros ojos ante el cambio de costumbres que ha traído consigo la nueva ley.
Resulta enormemente elocuente el hermetismo de algunas sociedades. Algunas, incluso, han acordado en sus juntas directivas no hacer más declaraciones públicas, aunque a nadie se le escapa que en estos locales se manipulan alimentos y acuden muchos menores, dos cuestiones que serán sometidas a debate en los próximos meses.
"Aquí seguiremos fumando hasta nueva orden", zanjan desde la sociedad Gaztelubide, que tienen previsto reunirse en marzo para abordar el futuro. "Es verdad que se fuman muchos puros, y como se llegue a acordar dejar el tabaco, va a ser algo que costará, pero tanto en un sentido como en otro, tiene que ser una medida consensuada", confirman desde esta agrupación, integrada por 250 socios.
Espacio público Lo cierto es que la Ley Antitabaco vasca saldrá adelante el próximo 3 de febrero con un amplio consenso, pero pasando de puntillas en materia de sociedades gastronómicas. El meollo de la cuestión parece radicar en qué se considera espacio público, una cuestión sujeta a diversas interpretaciones. Fuentes jurídicas consultadas discrepan de que, con la ley en la mano, se llegue a dejar abierta la puerta al pitillo en estos locales, teniendo en cuenta lo que explicita la ley en alguno de sus apartados.
En concreto, en el artículo 1 e) se define qué se entiende por espacios públicos: "Son lugares accesibles al público en general o lugares de uso colectivo, con independencia de su titularidad pública o privada". Por esa regla de tres, ¿una sociedad gastronómica no encajaría en alguno de esos supuestos?
Aunque parece que sí, otras fuentes jurídicas incluyen al debate nuevos argumentos. "De ahí no se puede interpretar que estén afectadas las sociedades. No son lugares de uso colectivo. Son de uso privado, donde solo entra la gente a la que se invita. Es idéntico al hogar, como una prolongación de la casa. Aunque haya 200 personas, de la suma de 200 individuos no tiene por qué entenderse un uso colectivo. Si yo tengo una villa en la que entran 200 personas, las puedo invitar tranquilamente, es mi hogar, y si quiero dejarles fumar será mi opción. Ahí la ley no se puede meter, entiendo que estaría invadiendo la privacidad de las personas", sostiene otro letrado.
Otro argumento para la controversia se encuentra más allá de la naturaleza jurídica del establecimiento, esto es, en la propia actividad que desarrollan las sociedades gastronómicas. En el artículo 7 se explicita en qué casos se prohíbe fumar. En su apartado l, figura lo siguiente: "son establecimientos donde se elaboren, transformen, preparen, degusten o vendan alimentos". En ese sentido, una sociedad gastronómica parece entrar en este capítulo, tal y como lo ha entendido el Gobierno de Navarra, que ha prohibido fumar en estos lugares, no así su homólogo de Lakua.
En este contexto, ante una cuestión antipopular y no exenta de polémica, hay quien no descarta que el Gobierno Vasco, a tres meses de las elecciones, haya preferido mirar hacia otro lado, curiosamente, tal y como criticó hacer al PNV en la legislatura pasada al acusarle de no aplicar la prohibición de fumar en los frontones con la anterior ley.