Donostia. Los guipuzcoanos padecen en este inicio de año los últimos coletazos del incómodo trayecto entre la variante donostiarra y la zona de Hospitales de la capital guipuzcoana. En paralelo, los vecinos del barrio donostiarra de Amara también están a punto de despedir los ruidos y embotellamientos generados por el paso de miles de vehículos, obligados a transitar por ese punto para acceder a los centros hospitalarios, el parque de Miramón y el polígono 27.
La Diputación de Gipuzkoa prevé acabar en marzo o en abril con este nudo de tráfico, gracias a la apertura en esas fechas de la nueva carretera GI-40, que conectará la rotonda de Garbera-Polígono 27 con la glorieta de Martutene-Hospitales y la Variante (GI-20) donostiarra (junto a Anoeta).
Este nuevo vial permitirá acceder directamente a esos puntos desviando parte del tráfico que ahora está obligado a transitar por Amara y esa zona de la Variante.
Cuando se abra, dentro de pocos meses, la nueva carretera permitirá configurar una segunda variante de Donostia, que va a a ser "una auténtica revolución en el tráfico interno de Donostia", destacan desde el Departamento foral de Infraestructuras Viarias.
Los conductores que pasan por la zona de Illunbe y los hospitales observan desde hace meses los movimientos de tierra realizados para construir los túneles y viaductos que formarán parte de la carretera entre Intxaurrondo y Anoeta. Estos trabajos se desarrollan en los plazos previstos, asegura la Diputación. "Sí, la obra avanza según lo previsto y, por ahora, no han surgido grandes complicaciones", confirman desde esta institución.
ILLUMBE El vial, cuyo presupuesto alcanza los 55 millones de euros, se extenderá a lo largo de dos kilómetros, con inicio en la glorieta de Martutene, en la nueva autovía del Urumea. Desde ese punto, el trazado discurrirá por la estación de depuración de aguas de Loiola y ascenderá una de las laderas de la vaguada existente, al final de la cual un túnel de 235 metros (Txiskuene) conectará con la zona de Illumbe. En este enclave, el viajero se encontrará con un enlace que le facilitará llegar a la zona del Hospital Donostia y Miramón, o bien retornar a la A-8.
Para ordenar los tráficos en esta zona, se construirán dos viaductos de 395 y 184 metros de longitud, dos pasos superiores y otro inferior, así como ocho muros de contención.
Asimismo, para evitar las consecuencias sonoras, se levantarán 250 metros cuadrados de pantallas antiruido, mientras que para amortiguar el impacto visual se colocarán 16.000 plantas.
Desde el Ejecutivo foral se hace hincapié en que el ritmo de la obra se mantiene de forma satisfactoria, ya que se encuentra en fase "muy adelantada".
De hecho, el túnel de Txiskuene, que pasa bajo el vial de subida a Hospitales, "ya se perforó hace tiempo", y también está avanzada la mayor parte del relleno que permitirá salvar la diferencia de altura hasta el enlace con Hospitales, explica el Departamento de Infraestructuras Viarias.
En las próximas semanas se acometerá la colocación del tramo de carretera apoyado en el viaducto (dirección Zarautz-Bilbao) sobre la variante. Estas labores se realizarán mediante el procedimiento de empuje, por lo que no se prevén grandes afecciones al tráfico.