Hoy sabemos que los fósiles son restos o señales de actividad de organismos que murieron hace miles o millones de años. Vamos a pedirles un esfuerzo de imaginación. Piensen que no saben nada ni de fósiles ni de la historia geológica del planeta. A continuación imagínense que suben a un monte y allí, en la cumbre, se encuentran con piedras que dejan ver en su interior seres parecidos a las almejas, caracoles, cangrejos, ... ¿Qué pensarían que son? Además, sacan una de aquellas almejas y descubren desconcertados que no es de concha sino que es de piedra. ¿Una almeja de piedra? ¿Un cangrejo de piedra? Un poco más lejos descubren pizarras que tienen marcas en relieve de algo que recuerda enormemente a un helecho. ¿Un helecho de pizarra?

Hay pruebas de que hace más de 50.000 años a nuestros primos los neandertales les gustaban los fósiles y los reunían, como demuestran los tres de origen marino encontrados al lado de otros restos humanos en la cueva de Arcy-sur-Cure en la Borgoña francesa. Nuestra propia especie hace 35.000 años confeccionaba collares con conchas fósiles de amonites, trilobites y belemnites. Los amonites son cefalópodos -como el calamar- aunque tienen concha como el actual nautilo, y su aspecto es el de un caracol gigante. Los trilobites se extinguieron hace más de 250 millones de años, son artrópodos -como lo son las arañas- y tienen el cuerpo dividido en tres zonas, de donde procede su nombre; sus fósiles parecen cochinillas de humedad gigantescas. Los belemnites son moluscos cefalópodos similares a los calamares cuyo cuerpo se ha petrificado, su aspecto es cilíndrico, alargado, terminado en punta.

De lo meramente decorativo casi con seguridad que se pasó a creer que tenían algún valor como amuletos, como sugieren molares de elefantes encontrados en el templo griego de la isla de Cos y los fósiles de peces e incluso de dinosaurios conservados en templos budistas de Tailandia.

En Egipto hay un famoso oasis que se sabe habitado desde hace más de 12.000 años, que se llama Siwa, u oasis de Amón. Su suelo está alfombrado de conchas fosilizadas. Entre los oasis de Siwa, que está situado a 420 km al suroeste de El Cairo, y el oasis Bahriya, a 347 km al oeste del primero y ya muy cerca de la frontera con Libia, todo está alfombrado de conchas fósiles.

Heródoto, en su libro Historia, nos da testimonio de que los sacerdotes del Egipto antiguo conocían esas conchas y para explicarlas decían que en el pasado todo el Valle había sido cubierto por las aguas. ¿No empieza a parecerse a las historias de diluvios?

En las piedras con las que se han hecho las Pirámides de Egipto hay abundantes restos discoidales, algunos pequeños que recuerdan a lentejas y otros mucho mayores, como monedas de dos euros. Imagínense a los campesinos del antiguo Egipto que ven aquellas lentejas, ¿qué explicación podrían dar? El griego Estrabón en su Historia de la Geografía nos cuenta que la creencia popular egipcia era que los trabajadores de las pirámides se alimentaban de lentejas y que en algunas ocasiones se les cayeron y el sol abrasador las convirtió en piedra. Estrabón refuta esa idea y dice que aunque él no sabe lo que son está seguro de que no son lentejas. Hoy sabemos que son restos fósiles de animales unicelulares circulares ya extintos que se llaman numulites, cuyos tamaños van desde una lenteja hasta los 6 cm. Sin duda, los mayores parecen monedas; de hecho, su nombre latino, numulites, significa moneda pequeña. Los beduinos actuales los llaman dólares del desierto.

Aunque Estrabón no sabe lo que lo que son las lentejas de las pirámides sí que sabe que los fósiles que parecen peces que hay en el desierto de Libia son peces antiguos y que si ahora están en tierra es porque ha habido subidas y bajadas del nivel del mar.

El cráneo del elefante, sin los colmillos, es sumamente curioso; tiene la cara plana lo que le da un cierto aire humano; pero un humano muy raro, con una cara enorme y con un solo ojo -realmente no es el ojo sino el orificio nasal-. Un gigante de un solo ojo. En Sicilia hubo elefantes enanos. Una vez que hubieron desaparecido, ¿les extraña que al ver sus cráneos algunos pensaran que eran cíclopes? ¿Les extraña que Ulises luchase contra Polifemo? Nos consta que el filósofo griego Empédocles de Agrigento interpretó los esqueletos de hipopótamos de Sicilia como gigantes. Gigantes. En su obra De civitate Dei San Agustín nos dice: "Yo mismo vi, y algunos había conmigo en la playa de Utica, una muela de hombre tan grande, que de ella se podían hacer cientos de las nuestras, y creí que fuese de algún Gigante; porque no obstante que los hombres eran entonces mayores que ahora, pero a todos excedían los Gigantes". (Traducción de Torrubia, 1754). Aquí vemos que San Agustín, probablemente al ver el molar de algún gran mamífero como puede ser el elefante, llega a la conclusión de que existieron los gigantes.

Ya muchos siglos después y en la culta Suiza hay una bonita anécdota. En 1577 se encontró cerca de la ciudad de Lucerna un enorme esqueleto y se pidió a un famoso profesor de anatomía de Basilea, de nombre Felix Plater, que los examinara y diera su opinión. El veredicto del experto fue que lo que habían descubierto era un gigante antediluviano de 60 metros de altura. Tener un gigante antediluviano era todo un orgullo para la ciudad así que sus restos se exhibieron en el ayuntamiento donde propios y extraños se quedaban asombrados del tamaño.

En 1718, un académico francés, Mahudel Henrion, tras un ímprobo esfuerzo y cálculos muy complicados a partir de la Biblia y el Talmud hizo una tabla en la que se decía que en el Paraíso terrenal Adán y Eva eran gigantes. Adán media 123 pies y 9 pulgadas (es decir los 60 m del Gigante de Lucerna que sería el propio Adán) y Eva mediría 118 pies 9 pulgadas y ¾; es decir unos 57 m. Noé mediría 33 metros, Abraham, 9, Moisés, 4,20, Hércules, 3 y Julio César, 2,5. Para él la disminución de tamaño de los humanos era obligado como castigo divino por el Pecado Original. Y decía que gracias a la difusión del cristianismo se estaba parando la disminución pues en caso contrario toda la Academia Francesa -a la que él pertenecía- podría hacer sus sesiones "en una cajita de rape".

En 1786 el médico, antropólogo y taxonomista alemán Johann Friedrich Blumenbach, que tiene una gran fama y entre cuyas aportaciones está el demostrar en contra de la teoría de su tiempo que todos los humanos formamos parte de la misma especie, estuvo en Lucerna y estudió el supuesto esqueleto de Adán llegando a la conclusión correcta de que se trataban de restos de un mamut, lo que causó gran decepción entre las autoridades.

Lo fantástico para nosotros es que la explicación real -que los fósiles son restos o huellas petrificados de seres que vivieron hace millones, decenas de millones o incluso miles de millones de años- es mucho más fantástica que la más fantástica de las teorías que se inventaron para explicarlos.

En China, tradicionalmente y hasta 1935 se utilizaban como medicina lo que popularmente llamaban long chi (huesos de dragón) y long gu (dientes de dragón) que la mayor parte de las veces se tratan de restos fósiles de mamíferos tales como jirafas y tigres de dientes de sable. Se tomaban de maneras muy diversas que van desde crudos pulverizados hasta disueltos en alcohol de arroz y servían para "combatir" desde la epilepsia a los trastornos del sueño.

Incluso se han hecho descubrimientos paleontológicos importantes indagando en las antiguas boticas chinas. Por ejemplo, al darse cuenta de que eran una fuente potencial de fósiles, los paleoantropólogos alemanes Franz Weidenreich y Gustav Ralp von Koenigswald comenzaron a buscar sistemáticamente y en 1934 encontraron un enorme molar de 2,5 cm de ancho, que tenía características de un primate hominoideo al que llamaron Gigantopithecus.

Los braquiópodos son animales marinos que tienen dos valvas, una superior y otra inferior. En una mirada superficial se parecen a las almejas, pero son muy diferentes. Por señalar tan solo un detalle, las valvas de las almejas son laterales (izquierda y derecha) no inferior-superior como las de los braquiópodos. Debido a su concha fosilizan fácilmente y se encuentran en gran abundancia en muchos lugares de China, donde se han utilizado disueltos en agua contra el reumatismo, problemas de piel y problemas en los ojos.