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Vacaciones caninas

En verano incrementa la demanda de las guarderías para perros, una opción cada vez más frecuente entre los propietarios.

Vacaciones caninas

hay ocasiones, como las vacaciones de verano, Semana Santa, Navidad o alguna emergencia familiar, que obligan a los propietarios a dejar sus perros a cargo de otra persona. La responsabilidad, a menudo, recae en los vecinos, amigos o miembros de la familia dispuestos a atender al animal. Sin embargo, no es la única opción. Gipuzkoa alberga una serie de guarderías y criaderos para perros que prestan sus servicios durante todo el año. Este periódico ha contactado con algunos de estos centros para conocer como funcionan.

Según la propietaria de la guardería Bi Lagun de Hondarribia, Maite Pacheco, "el objetivo de estos locales es que la gente pueda irse tranquila de vacaciones sabiendo que el perro está bien cuidado y atendido". Además, de esta forma, "intentamos evitar posibles abandonos", añade.

Este tipo de centros fomentan la socialización entre los canes y procuran bajar su nivel de estrés. "Algunos sufren mucha ansiedad estando solos", aclara la propietaria de Bi Lagun. En este caso, cada uno de los perros cuenta con una jaula de cuatro metros cuadrados de la que salen dos veces al día, media hora cada vez. "Los paseamos por los parques de la zona de dos en dos y siempre alternando machos y hembras. Así juegan y se olvidan de sus dueños", añade.

En cuanto a la duración de la estancia, varía según las necesidades del cliente. "Hay perros que pasan aquí todo el año. Muchos cazadores, por ejemplo, no tienen sitio para tenerlos en casa pero los necesitan para cazar y los traen aquí", comenta. En total, el local puede llegar a albergar cerca de 70 perros al mismo tiempo.

zarautz

"Hice de mi pasión mi trabajo"

Iñaki Izeta, propietario del criadero Urdaneta de Zarautz, afirma que fue uno de los primeros en ofertar este tipo de servicios. "Siempre he sido un aficionado a los perros y, al final, lo convertí en mi oficio. Fui uno de los primeros en crear un local así porque veía que muchos no sabían qué hacer con sus mascotas", explica.

El espacio es una de las ventajas de Urdaneta. Dispone de "grandes campas" donde los perros salen a correr por la mañana y por la tarde vigilados por el propietario. "Además del terreno, cada animal posee una jaula propia con salida a su patio individual", comenta.

El zarauztarra también asegura que el 90% del trabajo le llega en verano. Es entonces cuando acoge el máximo de 30 perros. "A mí me gusta atenderles de forma individualizada, y una treintena ya es mucho trabajo", indica. Al respecto, Izeta tiene clara la responsabilidad que supone mantener a cada animal. "No es cuestión de echarle la comida y ya está. Tiene que alimentarse tres veces al día, dar su paseo... Necesitan una serie de cuidados", asevera.

En cuanto al alojamiento, asegura que la crisis ha menguando la duración de las estancias. Otros años "la acogida, de media, era de una o dos semanas". Sin embargo, "los que antes estaban un mes ahora están quince días y los que se quedaban quince ahora tan sólo una semana", confiesa.

Por otro lado, Izeta, que también ofrece al Ayuntamiento de Zarautz el servicio de recogida de perros abandonados, sostiene que él no ve que la problemática vaya a más. "Antes había más costumbre de abandonarlos pero ahora la sociedad está más concienciada y tiene al perro en mayor consideración", señala el zarauztarra.

centros De día

Katamotz

Katamotz es una guardería canina diurna que acaba de abrir sus puertas al público el pasado mayo. Se encuentra en la Parte Vieja de Donostia y su objetivo es acoger a los perros que pasan mucho tiempo solos en casa. "Hay gente que trabaja muchas horas y no sabe donde meter al animal. Esto puede acarrear problemas de comportamiento, sobre todo, si es un cachorro aún sin educar", explica Nagore Gaztelupe, una de las socias del local.

En este sentido, el local, además de cuidar, procura educar a los canes. "Lo mejor es que se traigan desde cachorros para enseñarles a comportarse, y así no rompan ni muerdan zapatillas o muebles de la casa", aclara. Asimismo, Katamotz procura socializar a los perros, ya que según Gaztelupe "muchos dueños no dejan que su animal se relacione con otros de su especie por miedo".

Por lo tanto, en este caso, los perros no pasan la noche en el local. "Esta guardería es para momentos puntuales", remarca. Estos animales pueden sentir ansiedad al separarse de los dueños, por eso, "dejarlos solos atados en la calle no funciona", señala Gaztelupe.

Así como en los dos centros anteriores se cobra por día, en Katamotz lo hacen por horas. "La primera y la segunda hora son cinco euros, pero a partir de la tercera el presupuesto va bajando. Al final, si el cliente deja al perro diez horas le costará dos euros por hora", comenta.

Entre las actividades que realizan para educar a los perros, Gaztelupe y su socia Marta Roa emplean juguetes interactivos. Ejemplo de ello es el Kong. Un elemento lúdico que esconde comida en su interior con el fin de retar al animal a que lo saque. "Este tipo de juguetes potencian ciertas habilidades del animal e incluso estimulan su capacidad de olfato", dice.

Este centro, que puede albergar hasta seis canes, es una alternativa para los turistas que viajan con sus mascotas. "Muchos vienen con ellas y, una vez aquí, hacen planes a los que no pueden llevar animales", indica la joven. En caso de no tener donde dejar al perro, esta guardería de la Parte Vieja se presta a cuidarlo. Además, "si los dejan en el hotel se arriesgan a que puedan romper algo y a tener que pagarlo", añade.

Paseos, alimentación, cuidados veterinarios en caso de necesitarlos, socialización con otros de la misma especie o aseo son algunos de los servicios que proporcionan este tipo de guarderías caninas. Bi Lagun, Urdaneta o Katamotz son locales que pueden proporcionar una solución a esta problemática de las mascotas. "Nunca abandonen a un perro teniendo lugares donde se les va a atender perfectamente", asegura el zarauztarra Izeta.