Donostia. "Un sueño hecho realidad", la "revolución de las infraestructuras", una autopista "vital para el territorio". Con tales calificativos nació ayer el Segundo Cinturón de Donostia, una vía de alta capacidad de 17 kilómetros entre Aritzeta (Usurbil) y Errenteria que está llamada a "transformar la movilidad del territorio", según afirmó el diputado general, Markel Olano, en el acto de inauguración.

La celebración tuvo lugar a las 11.00 horas en las cercanías del Alto de Perurena, concretamente, en la zona de Zamalbide, en Errenteria. En torno a 600 personas estaban invitadas a la cita, entre autoridades y trabajadores, puesto que sólo la obra ha empleado a más de 4.000 personas y 150 empresas en distintos ámbitos.

Tras el aurresku de honor, Olano cortó la cinta junto con el director general de Bidegi, Borja Jauregi; el consejero de Transportes, Iñaki Arriola; el diputado foral de Infraestructuras Viarias, Eneko Goia; y los alcaldes de Errenteria y Astigarraga, Juan Carlos Merino y Vixente Arrizabalaga, respectivamente.

Revolución de la red viaria No obstante, la apertura al tráfico no se llevó a cabo hasta las 15.45 horas, antes de lo previsto. A partir de entonces, la Variante de Donostia, parte de la autopista AP-8 (Bilbao-Behobia), dejó de denominarse así para convertirse en la GI-20, una carretera "para nosotros, para los guipuzcoanos". "Donostia y los municipios del entorno van a estar más tranquilos", afirmó Eneko Goia refiriéndose a la variante, que a partir de ahora quedará, exclusivamente, para comunicar los barrios periféricos de la ciudad con el centro.

Esto se puede hacer gracias a la puesta en marcha del Segundo Cinturón, que pasa a integrarse en la autopista AP-1/AP-8, un gran corredor norte-sur que conecta Irun, Eibar y Vitoria, sustituyendo en esa función a la N-I (Madrid-Vitoria) y constituyéndose como la principal conexión vasca en el eje transnacional norte-sur.

Circunscribiéndose a lo que supone el Segundo Cinturón, éste tiene que cumplir la tarea de absorber 40.000 vehículos diarios de los 120.000 que atraviesan la variante, principalmente transporte pesado y tráfico de paso. De ahí que en Astigarraga se sitúe la denominada como ciudad de transporte, una zona con capacidad para 700 camiones.

Esta autopista está diseñada como un bypass en la A-8 para eludir la primera circunvalación de Donostia y alrededores, y en dirección oeste-este rodea la capital guipuzcoana por el sur. En sus extremos conecta con la AP-8/AP-1 en Errenteria y Aritzeta. Además, enlaza con la Autovía del Urumea en Astigarraga y con la N-I en Lasarte-Oria.

Borja Jauregi, director de Bidegi, recordó este enlace como una de las dificultades en la ejecución de las obras, que se han prolongado durante tres años y medio. "Hemos encajado el enlace de Lasarte en medio de una jungla de infraestructuras, jugando al escondite con líneas de alta tensión y con el intenso tráfico de la zona", señaló.

El director de Bidegi recordó, también, que el primer documento donde apareció plasmada esta vía fue el Plan General de Donostia-San Sebastián de 1991-1996.

en partes Las obras de la autopista se han ejecutado en dos tramos. El primero, entre Errenteria y Astigarraga, empezó en septiembre de 2006 y cuenta con tres carriles en cada sentido a lo largo de sus 8,5 kilómetros. Dispone de tres túneles en Menditxo (425 metros), Aginaztegi (522 metros) y Txoritokieta (522 metros). Este último es uno de los túneles artificiales construidos en esta vía para preservar los corredores naturales para la fauna.

En este tramo se incluyen también los puentes de Oarsoaldea y Masti-Loidi, además de la estructura más emblemática de esta carretera, el viaducto del Urumea, de 1.024 metros, que permite salvar la vega del río y se erige como el más largo de la red viaria vasca.

El segundo tramo del Segundo Cinturón, de dos carriles por cada sentido, discurre entre la conexión con la AP-8 en Aritzeta y el enlace del Urumea, a lo largo de 7,8 kilómetros. Las obras, que comenzaron en 2007, conllevaron la ejecución de siete viaductos -Asteasuain (194 metros), Hirubide (433 m.), Errekalde (140 m.), Zabalegi (80 m) y Muntogorri (218 m.), la mayoría de ellos dobles- y tres túneles, entre los que destaca la boca de Aritzeta, de 264 metros de largo.

El Segundo Cinturón, precisamente, ha estrenado un sistema de protección colectiva de bordes único en el Estado para la construcción de puentes ideado por una empresa de Andoain, que también se está utilizando en otras obras viarias y del TAV.

peaje en la a-8 La puesta en marcha del Segundo Cinturón supondrá, además, que el peaje en el tramo (Zarautz-Irun) se encarezca 37 céntimos. Eso sí, los guipuzcoanos que dispongan del VíaT, en torno a unos 60.000 en la actualidad, podrán beneficiarse del uso de esta circunvalación sin sobrecoste alguno, siempre y cuando realicen un trayecto de ida y vuelta en menos de 24 horas y entrando y saliendo por la misma estación de cobro.

De momento, hasta el jueves no entra en vigor la subida, por lo que se puede aprovechar para probar la vía sin coste alguno se tenga o no el VíaT.