"El euskera se ha recuperado en la CAV gracias al apego que la sociedad vasca tiene a su lengua"
"Todos los hablantes de una lengua minorizada llevamos un sociolingüista en potencia". Partiendo de esta reflexión, este experto lleva años analizado la situación de la lengua vasca, labor que ha plasmado en el libro 'El euskera en la Comunidad Autónoma Vasca. Una apuesta por la diversidad'
DONOSTIA. El trabajo de Gros i Lladós, abogado de profesión y sociolingüista de profesión, ha sido recientemente publicado por la sección Jagon de Euskaltzaindia, igual que su anterior estudio, Recuperación del euskera en Navarra.
Afirma estar "ante uno de los mejores ejemplos de recuperación lingüística".
Claramente, la recuperación del euskera en la CAV es la evolución más importante del mundo. Suena pomposo, sí, pero es verdad.
¿Afirmaciones como ésta no pueden generar autocomplacencia?
Decir que es la mejor significa, por decirlo de alguna manera, significa que es el tuerto en el país de los ciegos. Es la única recuperación conocida que ha mantenido durante más de 20 años una ganancia anual de medio punto porcentual en su conocimiento y la sigue manteniendo. Sin embargo, pasar del 22 al 32% de hablantes y, seguramente, el año que viene al 37%, simplemente quiere decir que la mitad no sabe euskera. Sobre todo cuando sabemos que en el último tercio del siglo XIX la mayoría de vascos hablaban vasco. ¿Que es el mejor ejemplo? Sí ¿Que se están haciendo muchas cosas bien? Sí.
Pero...
Queda claro que, sin un apoyo más explícito del Estado, la normalización tiene su límite y origina cansancio en la gente que trabaja a favor del euskera. "¿Hacia dónde vamos cuando el Estado no quiere hacer nada por nuestra lengua?", sienten.
¿Cuál es la causa principal para que se haya dado dicho salto en cuanto al conocimiento de la lengua vasca en la CAV?
En mi opinión, la fortaleza de lo que denominó como sustrato sociolingüístico.
¿Qué significa?
El sustrato sociolingüístico es la impronta, el peso que una lengua minorizada tiene sobre el pueblo que lo habla y sobre el territorio que ocupa ese pueblo. Es lo que, en realidad, condiciona las posibilidades y las velocidades en la recuperación del idioma. La sociedad vasca tiene un gran apego a la lengua, incluso entre quienes no la hablan y cuando han pasado siglos sin que se hable en su comarca o como en las Encartaciones occidentales, donde no se puede demostrar históricamente que se hablara en euskera.
¿Es común ese sustrato cuando se habla de idiomas minorizados?
Otros territorios de Europa partían de datos de conocimiento mucho mejores. Sin embargo, el sustrato no era tan amplio. Estas sociedades no estaban tan decididas a mantener su lengua. Casos como los de Galicia o Valencia han reflejado más bien lo contrario al País Vasco.
Tras completar sendos trabajos sobre la situación del euskera en Navarra y la CAV, ¿qué diferencias observa entre las dos realidades?
Comparemos los datos de Navarra y Álava. Este último partía de un 3% de personas que hablaban euskera, y ya ha superado a Navarra en porcentaje de conocimiento. No digamos el porcentaje en edad escolar que habla euskera, donde se doblan las cifras de Navarra. Hay quien defiende que el reto de la recuperación es un "tanto tienes, tanto vale". Vuelvo a Galicia. Lo importante no es sólo que la gente conozca el idioma, sino la actitud ante una lengua. En Navarra, aunque se está recuperando el euskera, el ritmo es mucho más lento. Está claro que, la ayuda del poder territorial posibilita más la recuperación. Y todos sabemos que el problema de Navarra es que el apoyo social al euskera es mucho más amplio que el apoyo institucional.
¿El uso debe ser el área principal de trabajo en ambos casos?
Aunque es verdad que a mayor conocimiento mayor uso, lo importante en una lengua es la subjetividad, cómo se utiliza ese conocimiento. Si se quiere estimular el uso y no se cuenta con el Estado, el poder territorial se topa con unos límites claros. Fíjate cómo en el ámbito de la Educación, donde el poder territorial tiene gran influencia, constantemente se plantea mediática y políticamente una batalla contra el uso de las lenguas minorizadas. No hablemos ya de la administración o de la justicia. Sin un apoyo institucional más explícito del Estado, la recuperación del uso tiene sus límites. De ahí viene lo que yo defino como cansancio. Pasan los años y, aunque se amplía el conocimiento, no hay ámbitos de uso, que en gran medida se crean desde ámbitos más altos que el poder territorial.
Todo indica que el Gobierno Vasco cambiará el decreto que establece el euskera como principal lengua vehicular en la enseñanza. ¿Se puede garantizar así el conocimiento de los dos idiomas oficiales?
Los datos de otras lenguas como el catalán hablan muy claro. En Cataluña llevan 25 años amenazándonos con la llegada del apocalipsis, diciéndonos que la pobre infancia que estudia en catalán perderá el castellano. Y luego resulta que nuestros alumnos son tan obstinados que sacan mejor nota que la media española en el examen de lengua castellana en la Selectividad. Aún así se nos acusa de estar perdiendo el castellano.
¿Y en la CAV?
Sigo pensando que la sociedad apuesta por un modelo que le permita el conocimiento de las dos lenguas y, a poder ser posible, del inglés. El conocimiento de los dos idiomas se consigue teniendo como lengua vehicular la minorizada. Si una de mis hijas no hablase castellano, me forraría, porque sería el único caso entre 45 millones de españoles que no hablase castellano. ¿Existe ese caso? No hay ningún alumno de los centros bretones, galeses o vascos que no sepa hablar la lengua normalizada.
¿Falta un poco de pedagogía para convencer a quienes piden el derecho de educar sólo en castellano?
Sí, pero la pedagogía falta en España. En otros países como Finlandia, con un sistema reconocido como el mejor del mundo, la población de habla sueca supone el 5% del total, pero todo el alumnado estudia sueco durante ocho años. Y nadie se queja, porque es su otra lengua, aunque sólo la hable el 5%.
¿Qué le parecen los modelos que introducen el inglés en la enseñanza, pero no la lengua minorizada?
En Navarra, Galicia y Valencia quieren introducir el inglés como caballo de Troya, diciendo "no perdamos el tiempo con el catalán o el euskera, sino que vamos a por el inglés". Cuando hace tiempo que tratamos de que se aprenda el inglés. Se utiliza como arma para ir contra otros idiomas que, de acuerdo con el artículo seis de la Constitución, son españolas. Se supone que el gobierno debería defenderlos.
En el libro critica al Estado por impulsar un sistema legal unilingüe.
España es unilingüista. Vuelvo a la pedagogía. Si uno observa las encuestas, como la publicada por un periódico de Madrid, se da cuenta de que cinco de cada seis españoles consideran que las lenguas minorizadas no están discriminadas. Cuando lo obvio es que lo están. Todo castellano monolingüe considera que las demás lenguas no están en peligro. Si esa pedagogía no se realiza en la educación, en los medios de comunicación, pienso que la viabilidad del Estado como tal queda muy condicionada. Hay dos opciones. O multilingüismo o que cada vez más la gente que tiene lenguas y culturas diversas, vea que el Estado es contrario a ellas y, por extensión, contra su propio ser como pueblo.