"Cuando el jurado me encontró culpable, sentí que mi vida se había acabado"
Pablo Ibar (Dania-Florida, 1972), sobrino del boxeador zestoarra José Manuel Ibar, 'Urtain', sigue luchando por conseguir un nuevo juicio con garantías legales. En el año 2000 fue condenado a muerte por el asesinato del dueño de un club de alterne y dos modelos en Florida (EEUU)
Donostia. Pablo escribe hasta cinco cartas diarias. Es su forma de estar conectado al exterior y de seguir luchando por su causa. En una de ellas ha respondido a las preguntas de NOTICIAS DE GIPUZKOA. "Me gustaría empezar esta entrevista dando las gracias a todos quienes me ayudan, apoyan y están tratando de salvarme la vida. A los miembros de la Asociación Contra la Pena de Muerte Pablo Ibar, a mi esposa Tanya, a mi padre, a mis primos Javier, Pilar y Javier Luariz-Ayerdi y al hombre que no para de trabajar en mi causa: Andrés Krakenberger. Me siento muy afortunado por tener un país detrás de mí, una familia maravillosa y, gracias a ellos, un abogado buenísimo. De todo corazón, gracias por todo lo que hacen para mi causa".
Toda su vida dio un giro radical a finales de junio de 1994, cuando fue detenido y encarcelado. ¿Qué recuerda de ese día y los posteriores?
El día en que los detectives me sometieron a un interrogatorio, yo pensaba que se iba a solucionar rápidamente. Tenían que estar equivocados, yo no había cometido ese crimen. Cuando vi que estaban investigándome, me puse muy nervioso y me asusté, porque sabía cómo gente inocente habían sido acusados de crímenes que no cometieron. Uno nunca cree que algo así te puede ocurrir a ti. Eso nunca, pero ahora veo que hay muchos como yo. En los Estados Unidos ya han salido más de 246 presos que estaban acusados de delitos que no cometieron. Sólo en el Estado de Florida ya han salido más de 25 presos y creo que son del corredor de la muerte. Ver cómo ha sido mi vida ha sido horrible y muy difícil.
Cuando fue condenado a muerte, llevaba ya seis años en prisión. ¿Cómo vivió ese momento en que el jurado dictaminó que era culpable?
Esos seis años y medio en la cárcel fueron muy difíciles. No te dejan hacer mucho, vivir en la cárcel es muy difícil. Siempre hay gente nueva, gente que se va para casa y tú todavía estás preso. Gente que se va para el corredor y para prisión y tú piensas si ése puedes ser tú. Cuando el jurado me encontró culpable, sentí que mi vida se había acabado. Le dije a mi mujer Tanya que me dejara y que siguiera con su vida. No pensaba que tenía ningún chance (oportunidad) para tener una vida normal. Perdí a mi madre de cáncer y no pensaba que iba a tener una vida, porque estoy vivo, pero no estoy viviendo. Ese día y las semanas posteriores fueron muy, muy duras. Ya no tengo lágrimas. Lloré mucho y fue el peor momento de mi vida.
Usted prepara las apelaciones y consulta las leyes en busca de casos parecidos al suyo, según relata en una de las cartas enviadas a la Asociación Contra La Pena de Muerte Pablo Ibar. ¿Es ya un experto en derecho?
Voy a la biblioteca una vez por semana y estudio la ley. Leo muchas opiniones de la corte suprema. Pero, ¡qué va! ¿Un experto en la ley? Nunca. A veces encuentro un caso que creo que tiene puntos igualitos al mío y algo que me puede ayudar. Cuando se lo envío a mi abogado, me dice que no es como creo. Pero, sí, sé un poquito y he visto mucho en mi tiempo encarcelado. Pero lo que no encuentro en todas las apelaciones de gente en el corredor de la muerte que he revisado es que un abogado testifique como lo hizo mi ex abogado (de oficio). Era incompetente y falló en conseguir un especialista como yo le pedí.
Siempre se despide de las cartas con una bendición, por lo que se deduce que es creyente. ¿Le ayuda a superar los malos momentos?
Sí, soy creyente y mucha gente me pregunta por qué puedo creer en Dios después de todo lo que me ha pasado. Sólo tengo una explicación: esto no me lo hizo Dios, fue culpa de mi mala suerte. Pero creo que Dios, tarde o temprano, me va a sacar de este lugar y devolverme a mi maravillosa esposa y familia. Tener todo lo que tengo en esta situación tan horrible y difícil es gracias a que Dios está de mi lado, porque siempre puede ser peor.
Su mujer Tanya siempre ha defendido su inocencia. Cuando fue detenido, ella apenas tenía 16 años, pero no sólo siguen manteniendo la relación, sino que se ha convertido en su esposa. Su padre dijo una vez que, si esto no es amor, no lo es nada. ¿Qué supone para usted la figura de Tanya?
No hay suficientes palabras para explicar lo que Tanya es para mí. He tenido la inmensa suerte de conocer el amor. He conocido a mucha gente que se pasa la vida buscando el amor y no lo encuentran. Encuentran todo lo demás: el dinero, el éxito, pero no el amor, y lo darían todo por un poquito de cariño. Y yo lo tengo. La vida me ha arrebatado tantas cosas..., pero me ha dado algo que poca gente encuentra, el amor verdadero. ¡Soy muy afortunado! Ella es todo para mí, es mi libertad, mi vida.
¿Y su familia?
Sin ellos, todo el éxito, apoyo, ayudas que recibo desde Gipuzkoa y España y el abogado que tengo no sería posible. Además, perdí a mi madre después del primer juicio que terminó nulo. Al menos, nunca tuvo que verme en el corredor y sufrir por esto. Pero tengo ahora otra madre que nunca me deja solo. Es la madre de Tanya. Por eso sé que hay un Dios.
Sigue luchando ante los tribunales sin perder la esperanza. Pero ha sufrido varios desencantos en todo este proceso judicial. ¿Cómo se superan esas caídas y momentos duros?
A veces no sé cómo puedo soportar todo lo que me ha pasado. No sé de dónde consigo la fuerza para seguir. Puede ser de mi familia, de Dios, no lo sé. No soy el primero o el último que es inocente y tiene que pasar por algo como esto. Tengo que tener esperanza, tengo que creer que va a llegar el día en el que pueda demostrar mi inocencia y volver con mi familia. Ellos, el Fiscal, y el Estado, han ganado la batalla. Pero yo, con la ayuda de muchos, voy a ganar la guerra. Aunque hay días que no sé cómo seguir y se me olvida cómo te sientes cuando estás libre. Nunca he visto Internet. He perdido tantas cosas que, a veces, pienso en si esto va a ser así siempre. Pero cada vez que me desanimo o me siento bajo, recibo una carta de alguien. Como la semana pasada, cuando recibí como 20 cartas de niños de una escuela, el Instituto Rafael Puga Ramón de 1º de la ESO. No puedes entender cómo me hicieron sentir cada cartita y cómo me dieron fuerza para seguir. Soy muy afortunado y ¡sé que vamos a ganar la guerra!
¿Cómo se mantiene la cabeza fría ante situaciones como la que sufrió en marzo de 2006, cuando el Tribunal Supremo de Florida le denegó la petición de que se repitiera el juicio, mientras que unas semanas antes Seth Peñalver sí lo consiguió?
Cuando Seth Peñalver ganó un nuevo juicio yo pensé que también lo iba a ganar. Pero cuando mi abogado me dijo que no lo habíamos conseguido, fue un golpe muy duro. Estuve mal muchos días y no podía creer que le dieran un nuevo juicio a Peñalver y no a mí. Tenemos la misma evidencia, el mismo caso y todavía no entiendo por qué el tribunal Supremo hizo lo que hizo.
¿Qué pensó cuando vio por primera vez la foto del asesino sacada del vídeo en el que se basó el jurado para condenarle la primera vez?
Cuando vi la foto del vídeo dije: "¿Cómo pueden pensar que soy yo!" Yo no creo que el tipo se parezca a mí para nada, para mi el tipo parece más indio, como sudamericano.
¿Si tuviera ante sí a Kayo Morgan, su abogado de oficio en el juicio en el que le condenaron, que le diría?
Le preguntaría por qué me hizo lo que me hizo, por qué no me defendió como merecía.
¿Ha seguido el caso de Francisco Larrañaga? ¿Qué opina?
Sí, he seguido el caso de Paco Larrañaga. Me alegro de que el Gobierno haya podido salvarle la vida y que ya no tenga que sufrir en esa prisión que será horrible. Mucho peor que aquí. Me da esperanza cuando alguien que está en mi misma situación sale o, por lo menos, le quitan la sentencia de muerte. Le deseo lo mejor a él y a su familia. Sin mentir, voy a decir la verdad, muchas veces me pregunto: "¿Y por qué no a mí? ¿Cuándo me va a llegar mi esa bendición?
Tras quince años encarcelado, sus abogados le comunican la aparición de un testigo que defiende su inocencia e inculpa a William Ortiz. ¿Qué cara se le quedó?
Nunca voy a olvidar ese día. Me quedé con la boca abierta de asombro. Era algo que estaba esperando oír desde hace quince años. Era cómo un sueño y, por primera vez en mucho tiempo, lloré. Ahora hay otra persona que están identificando como el autor de ese crimen. Con eso sólo, tengo la mayor chance (oportunidad) de demostrar mi inocencia.
¿Qué esperanzas guarda del proceso judicial en el que está inmerso actualmente?
Tengo mucha esperanza en que voy a ganar ese nuevo juicio y poder demostrar mi inocencia para volver con mi familia. Pero también soy realista. El sistema judicial en este país no es justo. Sólo les importa condenarte y poder hacer dinero. Las prisiones son un negocio. Ya no creen en segundas oportunidades. Si uno es pobre en este sistema judicial nunca va a salir adelante. Por eso, siempre he dicho que se necesita un buen abogado y mucho apoyo político o de la prensa. Sin eso, tú eres un número y tu vida ya no vale para nada.
¿Confía en que si se repitiera el juicio lograría ser declarado inocente?
Sí, tengo que tener confianza, esperanza y creer que mi día va a llegar. Primero, soy inocente y un día voy a poder salir y volver a vivir con mi familia y tener una segunda vida. Si no pienso en positivo, qué clase de existencia voy a poder mantener en este lugar tan oscuro y terrible. No trato nunca de pensar en lo negativo, voy a lograr mi libertad. Lo sé.
¿Tiene miedo a lo que se pueda encontrar fuera después de tantos años viviendo sin libertad?
No sé cómo va a ser el mundo cuando salga. Sé que no lo voy a conocer. Lo que sé es que quiero verlo, sentirlo y vivirlo. Lo que viene, viene, pero voy a vivir al máximo. Todo va a ser nuevo para mí . No puedo esperar a que mis sueños se hagan realidad.
Más en Sociedad
-
Entrega de diplomas del programa Elkar-EKIN Lanean al grupo formado en Atención Sociosanitaria
-
Oñati: El barrio de Gesaltza no recuerda llover así
-
Los nueve empresarios evacuados de Libia se encuentran "sanos y salvos" en Roma
-
Manuel Lezertua anuncia que deja el Ararteko tras diez años en el cargo: "Hace falta una persona nueva"