Donostia. La apertura del Segundo Cinturón de Donostia y el tramo completo de la Autovía del Urumea serán una realidad antes de que acabe el año y supondrán un paso gigante para culminar la denominada la rotonda Gipuzkoa.
En el 2010 que acaba de empezar se abrirán unos 25 kilómetros de carretera correspondientes, en su mayoría, a ultimar los grandes proyectos de la última década en el territorio. Así, además de abrir las vías de la Autovía del Urumea (el tramo Amara-Martutene y la variante de Andoain) y del Segundo Cinturón, se inaugurarán también la variante oeste de Arrasate, la de Landeta-Zapatari en Azpeitia, el tramo Zumarraga/Urretxu-Legazpi de la Beasain-Bergara (GI-632) que cierra la rotonda por el sur y el nuevo acceso de la N-I a Izaskun en Tolosa, un total de 25 kilómetros que se incorporarán a la red viaria de Gipuzkoa.
Por lo tanto, las obras, cortes de carretera y conos naranjas se reducirán considerablemente respecto al año anterior (con la mayoría de los grandes proyectos en fase de ejecución), aunque no desaparecerán, ya que la Diputación Foral invertirá en 2010 más de 418 millones de euros en la construcción y mejora de las vías del territorio. El Departamento de Infraestructuras Viarias destinará 158 millones y, Bidegi, otros 260.
"Este intenso esfuerzo inversor permitirá mantener a pleno rendimiento el ambicioso plan de construcción de infraestructuras viarias que está desarrollando en los últimos años la Diputación, por medio de la construcción simultánea de los grandes ejes que van a construir la denominada rotonda de Gipuzkoa, la nueva de red de carreteras de alta capacidad que va a revolucionar en breve la comunicación viaria en el territorio", explican desde el Departamento de Infraestructuras Viarias del Territorio.
Autovía y cinturón Uno de los dos grandes proyectos que culminarán en 2010 será la Autovía del Urumea y lo hará con la apertura de la variante de Loiola que penetrará en Donostia y la de Andoain, que conectará la N-I con esta vía.
Precisamente esta gran carretera aspira a ser una alternativa a la saturada N-I entre Andoain y Donostia. Según las previsiones del ente foral, esta carretera absorberá unos 30.000 vehículos al día. El objetivo de la vía es precisamente que descongestione la N-I y los accesos a la capital guipuzcoana.
El Segundo Cinturón es el otro eje que verá la luz este año. Será la alternativa a la variante donostiarra. Por esta vía de 17 kilómetros circularán cerca de 40.000 vehículos al día, en su mayoría transporte pesado y tráfico que está de paso en Gipuzkoa. Partirá de Aritzeta (en Lasarte-Oria se conectará con la N-I), volverá a enlazar con la A-8 en Errenteria y en ese tramo permitirá acceder también a la Autovía del Urumea (en Astigarraga), "un elemento clave", según el ente foral, ya que permitirá la penetración en el centro de Donostia por el túnel de Zorroaga, evitando la variante actual en todo momento.
En el eje Beasain-Bergara, que cerrará la rotonda por el sur al unir la N-I y la recién inaugurada AP-1 (Eibar Vitoria), culminará también este año el tramo entre Zumarraga y Urretxu. La construcción de los 2,1 kilómetros tiene un presupuesto global de más de 50 millones de euros que incluyen la construcción del túnel de Argisao, de 900 metros, y el viaducto del Urola, de 266 metros.
Por otro lado, con la culminación de los 1,2 kilómetros de la variante oeste de Arrasate (GI-2620), se evitará el paso de la GI-2610 (carretera a Aramaio) por el casco urbano de Arrasate. Además, las obras del primer tramo de la variante de Azpeitia y el nuevo acceso desde la N-I al barrio de Izaskun de Tolosa, a la Clínica de la Asunción, también terminarán este año.
Siguen las obras Pero no todo serán inauguraciones, ya que este año también habrá proyectos que seguirán en obras, como la tercera fase de la variante de Eibar, de una longitud de dos kilómetros y un presupuesto de 41 millones de euros. La conexión entre Martutene, Hospitales y la A-8 continuará sus obras de dos kilómetros con un presupuesto de 50 millones de euros.
También habrá obras que se inicien este año, como el tramo entre Urretxu y Antzuola (el túnel de Deskarga) que forma parte del eje Beasain-Bergara.
Desde 2007, ya son 46 los kilómetros de carreteras nuevas o reformadas que ha abierto el Departamento de Intraestructuras Viarias de la Diputación Foral de Gipuzkoa, a los que se les sumarán 25 kilómetros más este año. A estos grandes proyectos se les unen los más de 43 millones de euros que invertirá la Diputación en conservación, mantenimiento y seguridad vial de las carreteras del territorio.
"Rotonda" de Gipuzkoa Completar la rotonda de Gipuzkoa forma parte del programa creado por la Diputación "para la modernización y mejora de las infraestructuras viarias del territorio". A las actuales A-8 y N-I, que vertebran el tráfico de oeste a este por la costa y del interior hacia la capital donostiarra, se les ha sumado ya la AP-1 (que enlaza la A-8 en Eibar con Arrasate y continúa hasta Vitoria) por el oeste y se le sumará la Beasain-Bergara por el sur, que conectará las localidades de Goierri con Debagoiena, cerrando así el círculo.
Completar estas infraestructuras forma parte del plan de gestión de la Diputación para la legislatura 2007-2011 presentado por el diputado general, Markel Olano. El objetivo es "construir un servicio de carreteras propias del siglo XXI", explicó entonces Olano, que destacó que la rotonda fue ideada para "gestionar los flujos e incidir de manera más eficaz en la lucha contra la congestión del tráfico" en las carreteras guipuzcoanas.
Además de estas obras viarias, el ente foral "se volcará con la obra civil" este año, según destacó Pello González, diputado de Hacienda, para "impulsar el tejido económico guipuzcoano".