El planeta está en manos de las generaciones más jóvenes. Su futuro. Educar desde edades tempranas en el respeto al medio ambiente y el cuidado del planeta, es esencial para que tengan conciencia ecológica,conciencia ecológica y que niños y adultos puedan adoptar medidas en su día a día para reducir la contaminación o frenar el cambio climático. Es vital, que tengan conciencia de sostenibilidad, que ésta y otras palabras les suenen, las entiendan, así como la magnitud del legado que tienen en las manos. Su mundo digital es una importante vía para informarles de qué pasa con la Tierra y su situación, a pesar del recelo de algunos adultos por la desconfianza hacia las redes sociales y su influencia en la forma de relacionarse con el planeta.

La sostenibilidad es un estilo de vida en el que las acciones humanas no perjudican al medio ambiente. Una opción deseable ya que pretende poder cubrir las necesidades de la población de hoy en día sin comprometer los recursos, ni las generaciones futuras. El planeta se agota y cada pequeño gesto es importante.

La cuestión es cómo hacerlo, cómo cambiar nuestros hábitos y un consumo excesivo. Tiene que ser una acción conjunta en la que deben estar implicados adultos y niños. Adoptar una forma de vida sostenible en familia es especialmente importante ya que las generaciones futuras en unos años, se encargarán de producir, trabajar y consumir. Por eso, los niños deben conocer la importancia que tiene el medio ambiente. Para ello es vital una educación en valores de sostenibilidad. De esta forma, será muy fácil y natural para ellos adoptar un estilo de vida sostenible cuando crezcan.

¿Por dónde empezar?

Y ¿cómo llevar a cabo esta iniciativa con niños en casa? Su llegada al hogar es el comienzo por el gran consumo de productos que supone (pañales, bañera, biberones, esterilizadores, sillitas, cochecito...) y que continúa al tiempo que van creciendo: ropa y calzado se van quedando pequeños, juguetes, utensilios de bebés, etc. Así se genera la necesidad de encontrar formas para evitar que todos esos recursos acaben convirtiéndose en residuos.

Un primer paso es educar a los hijos en un consumo responsable para ser más consciente con el entorno a la hora de consumir todo tipo de productos. Se trata de utilizar menos y productos más sostenibles. Es decir, que cumplen la misma función es un primer paso para ser más sostenibles optando por la compra de mejor calidad ya que serán más resistentes al paso del tiempo, de producción sostenible o procedentes de materias primas naturales.

Por otro lado, evitar los productos de usar y tirar para aumentar la sostenibilidad en el entorno familiar ya que, de esta forma, se evita la generación masiva de residuos que, en muchos casos, son difíciles de descomponer. En concreto, la industria textil es una de las más contaminantes, por ello, familias deben ser especialmente conscientes a la hora de realizar sus compras en este sector. Otro paso en positivo es evitar los artículos y las marcas de moda rápida, y comprar ropa de segunda mano, una práctica extendida en otros países europeos.

Donar y no tirar

Reciclar es dar una segunda vida a los objetos que ya no nos sirven, bien para darles un uso diferente al original o para convertirlos en materias primas para producir nuevos objetos. De esta forma se reduce la cantidad de residuos que acaban en vertederos, lo que ayuda a preservar los hábitats naturales. La mejor opción para deshacernos de ellos es la donación para que sean reutilizados por otras familias que quizá no cuenten con suficientes recursos como para poder comprar una gran cantidad de objetos o estén concienciados sobre la sostenibilidad.

Otra opción para deshacerse de los productos en buen estado es la venta de segunda mano. Hoy en día, además, son muy populares las webs y las aplicaciones móviles de reventa de productos entre particulares, que son fáciles de usar y eliminan la necesidad de contacto entre compradores y vendedores. Si los objetos no se encuentran en buenas condiciones, están muy usados o están, incluso, parcialmente rotos, la mejor opción es reciclarlos. Ya sea reciclando los componentes por separado a través de los contenedores de basura, reconvirtiendo los objetos para darles un nuevo uso.

Instituciones, ONGs y empresas privadas sobre todo del mundo de la industria textil, han puesto a disposición de la ciudadanía contenedores destinados a la donación y reciclado de objetos como la ropa. Incluso suele haber un listado de contenedores público para que sea más fácil encontrar el más cercano. Estas empresas y organizaciones se encargan de separar los objetos donados en función de su estado para un uso u otro. De esta manera nos aseguramos de que estos objetos no acaban en los vertederos.

Pequeños gestos

Son los pequeños gestos, diarios, los que acaban educando a los niños. Y dar ejemplo y animarles a hacer enseñarles hábitos que ahorran recursos energéticos es una forma fácil de que aprendan sobre su escasez e importancia. Se puede empezar por cosas tan sencillas como ducharse en menos tiempo, cerrar el grifo mientras se lavan los dientes o las manos y apagar la luz cuando no estén en la habitación.

El tiempo de ocio también es importante para transmitir valores. Por ejemplo, visitar entornos naturales como granjas, parques y parques naturales donde los más pequeños puedan explorar la flora y la fauna y entiendan la importancia y la belleza de los hábitats naturales y las especies que habitan en ellos. Que aprendan el valor de la naturaleza y disfruten de ella.

Ellos dominan las tecnologías y están familiarizados. Así que, se puede descargar una guía visual y con colores llamativos sobre el reciclaje, una buena forma de memorizar y recordar a los niños qué tipo de objeto va en qué contenedor. Se trata de transmitirles la necesidad de cuidar del medio ambiente. Y quizá ayude también a los adultos.