El estrés se ha convertido en uno de los grandes problemas de salud.
Jornadas laborales largas, presión constante, falta de descanso y una hiperconexión permanente hacen que el cuerpo se mantenga en estado de alerta más tiempo del recomendable.
En ese contexto, el cortisol, conocida como la hormona del estrés, juega un papel clave. Cuando se mantiene elevado de forma crónica, puede afectar al sueño, al sistema inmunológico, al peso corporal y al estado de ánimo.
Rodrigo Arteaga, doctor especialista en salud integral, metabolismo y longevidad basada en evidencia, explica que no siempre hacen falta cambios drásticos para reducir el cortisol: existen gestos simples y al alcance de cualquiera que pueden ayudar al cuerpo a salir del modo "amenaza" y volver a un estado de calma.
Reírse
No se trata de una sonrisa forzada, sino de una risa genuina, de esas que salen sin pensar.
La risa activa el sistema nervioso parasimpático, el encargado de la relajación, y reduce de forma inmediata la respuesta al estrés.
Ver un vídeo gracioso o una comedia que nos guste, recordar una anécdota divertida o compartir un momento espontáneo con alguien puede tener un efecto más potente de lo que parece.
Abrazar a alguien
El segundo consejo es abrazar a alguien durante más de 20 segundos.
Según explica Arteaga, los abrazos prolongados favorecen la liberación de oxitocina, una hormona relacionada con el bienestar y la conexión emocional, que ayuda a contrarrestar el cortisol.
No vale un abrazo rápido y automático: cuanto más consciente y duradero sea, mayor será su impacto en el sistema nervioso.
Hablar con los nuestros
Hablar con alguien a quien queremos es la tercera estrategia.
Mantener una conversación con una persona de confianza, sin prisas ni distracciones, permite al cerebro sentirse seguro.
Esa sensación de apoyo social reduce la percepción de amenaza y, con ella, los niveles de estrés. No es necesario hablar de problemas: a veces basta con compartir el día o reírse juntos.
Acariciar nuestra mascota
Otra forma de bajar el cortisol es acariciar una mascota lentamente.
El contacto físico suave y repetitivo, como acariciar a un perro o un gato, tiene un efecto calmante demostrado.
Este gesto sencillo reduce la frecuencia cardíaca y ayuda a regular la respiración, enviando al cerebro la señal de que no hay peligro.
Caminar con calma
Caminar sin prisa es otra opción muy recomendada.
No se trata de hacer ejercicio intenso, sino de pasear de manera relajada, sin mirar el reloj ni el móvil.
Caminar despacio, especialmente en un entorno agradable, ayuda a regular el sistema nervioso y a reducir el estrés acumulado durante el día.
Volver a ver una serie o película
La sexta opción es ver una serie o película que ya conocemos.
Puede parecer raro, pero según señala el especialista, volver a una historia familiar genera sensación de control y previsibilidad, algo que el cerebro agradece en momentos de estrés.
Saber lo que va a pasar reduce la activación emocional y facilita la relajación.
Escuchar música
Por último, escuchar música que nos guste puede bajar nuestro estrés.
La música tiene un efecto directo sobre el estado emocional y puede modificar la respuesta hormonal del cuerpo.
Elegir canciones que nos resulten agradables, tranquilizadoras o que evoquen buenos recuerdos es una forma rápida y eficaz de bajar el cortisol.
Mejora la salud
Según Arteaga, incorporar estos gestos en la rutina diaria no solo ayuda a gestionar mejor el estrés, sino que también protege la salud a largo plazo. Pequeños hábitos, repetidos cada día, pueden marcar una gran diferencia en el equilibrio físico y mental.