El queso es uno de los alimentos más consumidos en Gipuzkoa, pero su papel en la salud genera ciertas dudas.

El cardiólogo José Abellán habló sobre esta cuestión el martes en el programa 'Directo al grano' de RTVE, donde lanzó un mensaje claro: incluso los quesos de mayor calidad no pueden considerarse "saludables" y no deberían consumirse a diario.

Abellán explicó que el queso, especialmente en sus variedades más curadas, son un producto rico en grasas saturadas y colesterol, dos elementos que, en exceso, contribuyen al desarrollo de problemas cardiovasculares.

La acumulación de estas grasas en el organismo puede favorecer la elevación del colesterol LDL —el conocido como "malo"— y, con ello, aumentar el riesgo de enfermedades.

Aun así, el cardiólogo no considera necesaria la eliminación total del queso de la dieta. Al contrario, subrayó que se puede consumir, pero siempre con moderación.

Se trata de un alimento que puede formar parte de una alimentación variada, siempre que no se convierta en un hábito diario. El queso aporta proteínas, calcio y otros micronutrientes, pero estos beneficios no compensan por completo su carga grasa.

Moderación sin caer en sustitutos ultraprocesados

Conviene diferenciar los quesos tradicionales y los productos que se venden como tales pero que, en realidad, entran dentro de la categoría de ultraprocesados, como lonchas, salsas o preparados "tipo queso" de uso habitual en bocadillos y comidas rápidas.

Estos sustitutos suelen contener aceites refinados, almidones, potenciadores de sabor y aditivos que alejan su composición de la del queso elaborado de forma convencional. Su consumo no solo no aporta valor nutricional, sino que añade ingredientes que pueden perjudicar la salud a medio y largo plazo.

Tabla de quesos Freepik

Priorizar el queso fresco

Las recomendaciones de Abellán alinean con las de otras guías cardiológicas: el queso no debe ser protagonista diario, pero sí puede consumirse puntualmente como parte de una dieta equilibrada. Los expertos suelen aconsejar priorizar variedades menos grasas —como los frescos— y reservar los curados para momentos puntuales.

Además, se sugiere acompañarlos de alimentos vegetales, como verduras, frutas o pan integral, evitando combinarlos con embutidos u otros productos ricos en grasa. Controlar la ración es igualmente clave: una porción razonable ronda los 30 a 40 gramos.

Mensaje al consumidor

El aviso del cardiólogo adquiere relevancia en un contexto en el que el queso se percibe con frecuencia como un alimento natural y de consumo libre. La conclusión es clara: el queso puede seguir teniendo un lugar en la mesa, pero sin abusos y siempre evitando los ultraprocesados.