La alimentación y la salud están estrechamente vinculadas. Consumir alimentos frescos y saludables mejora nuestro bienestar y calidad de vida, aunque mucha veces de priorizamos la alimentación por encima de la hidratación, lo cual es un error.

Lo que bebemos influye tanto o más que lo que comemos, ya que la hidratación es clave para el correcto rendimiento de nuestro organismo.

Según el Instituto Europeo de Hidratación, el agua transporta nutrientes y desechos, lubrica las articulaciones y el cerebro, y regula la temperatura corporal.

Por ello, una correcta hidratación es fundamental para prevenir problemas de salud. Cuando el cuerpo no recibe suficiente agua, se resiente el sistema digestivo, el rendimiento mental y la capacidad de concentración.

Beber agua en ayunas: una costumbre saludable

Beber agua al despertarse es una práctica vinculada a la eliminación de toxinas en algunas culturas orientales.

El agua, a temperatura ambiente o tibia, ayuda a activar el metabolismo tras horas de reposo y prepara el cuerpo para afrontar el día.

La Sociedad Médica de Japón señala que esta rutina puede contribuir a prevenir enfermedades como la diabetes, la artritis o los trastornos renales y cardiovasculares.

Más allá de las tradiciones, la ciencia respalda este hábito: beber agua en ayunas favorece el funcionamiento cerebral, ya que un cerebro bien hidratado recibe sangre oxigenada y se mantiene alerta. Además, ayuda a eliminar residuos metabólicos de las células, facilitando los procesos que permiten su correcto funcionamiento.

Grifo de agua Jorge Muñoz

Hidratación y sistema digestivo

El agua también tiene un papel clave en el sistema gastrointestinal, ya que es necesaria para disolver los nutrientes y permitir que estos sean absorbidos por la sangre y transportados a las células. De este modo, contribuye a mejorar la digestión y a prevenir el estreñimiento.

Asimismo, la hidratación influye directamente en la tensión arterial, ayudando a mantenerla en niveles saludables.

Un cuerpo bien hidratado facilita el trabajo de los riñones, responsables de filtrar alrededor de 180 litros de líquidos al día. Este proceso permite eliminar sustancias innecesarias y conservar el equilibrio del organismo.

Beneficios visibles

Entre un 70 y un 75% del músculo está compuesto de agua, por lo que mantenerse hidratado favorece un mejor rendimiento físico y previene calambres o fatiga.

La piel también refleja el nivel de hidratación, ya que el agua ayuda a conservar su elasticidad y suavidad, evitando la sequedad y el envejecimiento prematuro.

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Además, beber suficiente agua refuerza el sistema inmunitario, contribuyendo a prevenir procesos infecciosos y alérgicos.

Teniendo todo esto en cuenta, se puede concluir que aunque cuidar lo que comemos es importante, lo que bebemos es imprescindible. Incorporar hábitos como beber agua al despertar y durante el día, es una de las formas más simples y efectivas de mejorar nuestra calidad de vida.