En los últimos años, el consumo de vapers, se ha extendido con rapidez, especialmente entre los jóvenes.
Se promocionan como una alternativa "más segura" al tabaco tradicional, pero varios estudios ya han empezado a desmentirlo. Según el cardiólogo José Abellán, "todo apunta a que no" se trata de un producto sano, ya que los estudios más recientes muestran riesgos significativos para la salud de quienes lo consumen.
El cigarrillo convencional libera humo procedente de la combustión del tabaco, con miles de sustancias tóxicas y cancerígenas. En comparación, el vaper evita la combustión, pero produce un aerosol cargado de nicotina, metales pesados y compuestos químicos derivados de los líquidos que se vaporizan.
Esto hace que muchos consumidores lo perciban como menos perjudicial. Sin embargo, Abellán advierte que "de sano no tiene nada".
De hecho, las investigaciones apuntan a que tanto los fumadores de tabaco como los usuarios habituales de vapers presentan un mayor riesgo de ictus, infarto cardíaco, cáncer, ansiedad y depresión. La diferencia puede residir en la intensidad o velocidad con la que se manifiestan estos problemas, pero el daño existe en ambos casos.
Riesgos cardiovasculares y neurológicos
Uno de los grandes argumentos contra el vaper es su impacto en la salud cardiovascular. La nicotina, presente en la mayoría de líquidos para vapear, eleva la presión arterial y acelera el ritmo cardíaco, lo que aumenta el riesgo de arritmias, trombosis e infartos. Además, el aerosol inhalado contiene sustancias que inflaman los vasos sanguíneos, favoreciendo la aterosclerosis, el proceso por el cual las arterias se endurecen y obstruyen.
A nivel neurológico, estudios recientes señalan que quienes vapean tienen una mayor probabilidad de sufrir ictus.
Impacto psicológico: ansiedad y depresión
El vaper, al igual que el cigarro convencional, crea una fuerte dependencia a la nicotina. Esta adicción se relaciona con síntomas de ansiedad y depresión.
Aunque muchos usuarios creen que vapear les ayuda a relajarse, lo que en realidad sucede es que el consumo alivia el síndrome de abstinencia momentáneo, reforzando un círculo vicioso que afecta a la salud mental.
¿Una falsa alternativa?
El vaper se ha publicitado como una alternativa al tabaco o una forma de "ayuda" a dejarlo, pero los datos muestran que muchas personas que lo prueban acaban combinándolo con el tabaco o sustituyéndolo.
En conclusión, aunque el vaper pueda considerarse en ciertos aspectos menos dañino que el tabaco convencional, también es nocivo para la salud.
"De sano no tiene nada", afirma José Abellán, y sus efectos en el corazón, el cerebro y la salud mental son motivo de gran preocupación. Por ello, se puede concluir que lo realmente saludable no es elegir entre cigarrillo o vaper, sino abandonar ambos hábitos.