El consumo de sal sigue siendo un asunto a debate en la sociedad. Aunque muchos defienden que es necesaria en la cocina, otras personas, especialmente con afecciones como hipertensión, son conscientes de que deben tener mucho cuidado con la sal.
Para despejar todas las dudas en relación a este tema, el programa 'Directo al grano' de RTVE entrevistó este lunes al reconocido cardiólogo José Abellán.
El cardiólogo explicó que es normal que sintamos ganar de comer salado, ya que la sal es necesaria para el cuerpo. Sin embargo, hoy en día, prácticamente todos los alimentos procesados llevan sal, por lo que apenas resulta necesario añadirla a nuestros platos.
Como alternativa a la sal, el doctor recomendó añadir sal de potasio. De esta forma el riesgo de sufrir un ictus re reduce hasta en un 20%. "Si alguien no puede evitar salar la comida, una alternativa muy buena es usar la sal de potasio" explicó.
Consumo máximo diario
El consumo excesivo de sal es uno de los principales problemas de la alimentación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un máximo de 5 gramos diarios de sal por persona; sin embargo, en muchos países se supera con facilidad esta cifra, alcanzando en ocasiones el doble o incluso el triple.
Esta ingesta elevada está relacionada con un mayor riesgo de hipertensión, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y problemas renales. Además, el exceso de sodio puede contribuir a la retención de líquidos, hinchazón y afectar al buen funcionamiento de huesos y articulaciones.
La causa de este consumo excesivo no se debe únicamente al uso directo de sal en la cocina, sino sobre todo a los alimentos procesados. Embutidos, comidas preparadas, panes industriales, salsas envasadas y snacks contienen cantidades elevadas de sodio que pasan inadvertidas para el consumidor. Por ello, la reducción del consumo de sal requiere tanto cambios en los hábitos de compra como en la forma de condimentar los platos.
Alternativas a la sal
En este sentido, las especias y hierbas aromáticas se presentan como una alternativa saludable y deliciosa. Incorporarlas en la cocina permite potenciar el sabor de los alimentos sin necesidad de añadir sal en exceso.
El ajo, la cebolla en polvo, el jengibre o la pimienta aportan intensidad; mientras que hierbas como el orégano, el romero, el tomillo y la albahaca realzan el aroma de guisos y ensaladas. El curry, la cúrcuma y el comino, además de sabor, ofrecen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes.
Una estrategia útil es experimentar con mezclas caseras de especias. Por ejemplo, combinar pimentón, pimienta negra y ajo en polvo puede sustituir el condimento de carnes rojas; mientras que una mezcla de cúrcuma, jengibre y cilantro en polvo es ideal para platos de legumbres o verduras. De esta forma, no solo se reduce el consumo de sal, sino que se amplía la variedad de matices en la dieta.
Adoptar estas alternativas no significa eliminar completamente la sal, pues en cantidades moderadas también cumple funciones importantes en el organismo. Se trata, más bien, de aprender a equilibrar su uso, reservándola para realzar ciertos sabores y no como recurso automático. Apostar por las especias y hierbas aromáticas es un camino hacia una alimentación más saludable, diversa y llena de matices sensoriales, que protege la salud sin renunciar al placer de la buena cocina.