Hay personas que nunca dicen que no a nada o que sienten que solo ellas pueden hacerlo todo, incluso a costa de no tener nunca tiempo para ellas. Puede que no lleven capa, pero tal vez sean víctimas del síndrome del héroe. Aunque a primera vista actuar constantemente como un salvador pueda parecer una virtud, en la vida real puede traer muchos problemas, tanto a nivel emocional como profesional.
Qué es
El síndrome del héroe, también conocido como el síndrome del salvador, describe a esas personas que sienten una necesidad constante de ayudar a los demás, incluso a costa de su propio bienestar.
El psiquiatra y divulgador Fernando Mora, conocido en redes sociales como @doctormora, advierte de que se trata de un comportamiento traicionero puesto que, comienza con la mejor de las intenciones, pero puede acabar generando estrés crónico, agotamiento emocional y baja autoestima.
Aunque pueda parecer admirable, esta actitud suele estar motivada por una necesidad de validación, perfeccionismo o miedo a fallar. Y lo peor: muchas veces no se reconoce hasta que el desgaste emocional ya es importante.
En el trabajo
En el ámbito laboral, este comportamiento es especialmente frecuente y peligroso. Chris Drucker, especialista en el tema, lo definía inicialmente como algo positivo: personas valientes, dispuestas a asumir riesgos y a liderar proyectos. Sin embargo, con el tiempo se ha demostrado que esta figura puede convertirse en un obstáculo tanto para la persona misma como para el equipo.
Quienes sufren el síndrome del héroe tienden a asumir más responsabilidades de las que les corresponden, no delegan y creen que son los únicos capaces de hacer las cosas bien. Esto sobrecarga su agenda y su salud, y generará conflictos con los compañeros, que percibirán a esta persona como arrogante e invasiva.
Además, el héroe puede perder el foco y mientras soluciona los problemas de los demás no cumplirá con sus tareas, lo que a medio plazo le pasará factura a su rendimiento y a su reputación profesional.
En el amor
Este síndrome del héroe no se restringe al ámbito personal y laboral, sino que también se puede trasladar a las relaciones amorosas. Uno de los miembros de la pareja se erige en salvador del otro convencido de que debe resolver todos sus problemas. Esto impedirá el crecimiento de la otra parte, lo que acabará generando frustración y desgaste emocional.
Cómo se gestiona
Según el psiquiatra Fernando Mora, el primer paso para salir de esta trampa emocional es reconocer los patrones de pensamiento y de comportamiento que empujan a la persona a actuar como salvador. Después, hay que aprender a establecer límites saludables, proteger el tiempo personal y pedir ayuda en el caso de que sea necesario.
"No es un signo de debilidad", asegura el experto, "sino una muestra de inteligencia emocional y autocuidado". También recomienda dejar de ser tan duros con nosotros mismos y empezar a tratarnos como trataríamos a alguien a quien queremos.
Porque está bien querer ayudar, pero no a cualquier precio. Aprender a decir "no", a delegar en otros y a fallar de vez en cuando es parte del crecimiento personal y profesional del individuo. Y como bien dice el psiquiatra: "En la vida, es mucho mejor ser feliz que tener razón".
El síndrome del héroe puede aparecer disfrazado de generosidad o de compromiso, pero en realidad suele ocultar diversas inseguridades, así como una necesidad de aprobación y una falta de límites. Reconocerlo no siempre es fácil, pero es el primer paso para superarlo. Saber decir que "no" y convertirse uno mismo en la prioridad no es egoísmo, sino madurez emocional.