Cuando suben las temperaturas, uno de los mayores placeres del verano es sumergirse en piscinas o playas para aliviar el calor. Sin embargo, esa refrescante costumbre puede venir acompañada de un invitado indeseado: la otitis externa, también conocida como otitis del nadador.

Según advierte la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), esta afección aumenta significativamente en los meses estivales debido a la combinación de baños frecuentes y altas temperaturas.

¿Qué es la otitis del nadador?

La otitis externa es una inflamación del conducto auditivo externo, habitualmente causada por una infección bacteriana o fúngica.

El exceso de humedad en el canal auditivo, frecuente tras baños prolongados, crea un ambiente ideal para el crecimiento de microorganismos. Es por ello que se la conoce como otitis del nadador.

Las personas que más tiempo pasan en el agua, especialmente los niños, y quienes sudan en exceso, son especialmente vulnerables a esta infección. Los síntomas más comunes incluyen picor, enrojecimiento, dolor al tocar o mover la oreja, e incluso supuración en casos más graves.

Recomendaciones para prevenirla

La SEORL-CCC ha emitido una serie de recomendaciones sencillas y eficaces para evitar que los chapuzones veraniegos acaben en una consulta médica:

  • Secado cuidadoso: Al salir del agua, es fundamental secar bien la parte externa del oído y la entrada del conducto auditivo con una toalla suave. No basta con sacudir la cabeza.
  • Tiempo limitado en el agua: Evitar permanecer sumergido durante largos periodos, especialmente en el caso de los niños, que suelen pasar horas jugando en el agua.
  • Protección física: El uso de tapones específicos para nadar o gorros de baño que cubran las orejas puede reducir notablemente la entrada de agua.
  • Calidad del agua: Es preferible evitar bañarse en aguas de calidad dudosa o potencialmente contaminadas, ya que pueden contener bacterias peligrosas para la salud auditiva.
  • No introducir objetos en el oído: Bastoncillos, horquillas o palillos pueden dañar la piel del conducto auditivo y favorecer la infección. Además, empujan la cera hacia el fondo en lugar de limpiarla.
  • Secador con precaución: En caso de sentir humedad persistente, se puede utilizar un secador de pelo a baja temperatura y a una distancia prudente para secar el canal auditivo.
  • Alcohol boricado: Si tras el baño queda agua en el oído, aplicar unas gotas de alcohol boricado (disponible en farmacias) puede ayudar a evaporarla y prevenir infecciones.
  • Limpieza profesional: Si aún no te has ido de vacaciones, es buen momento para acudir a un profesional sanitario que realice una limpieza preventiva.
  • Evitar espráis no recomendados: No es aconsejable aplicar productos que puedan alterar el pH natural del conducto auditivo, pues reducen sus defensas naturales.

Piscinas exteriores de Elgoibar Javier Colmenero

Consulta médica ante síntomas

Ante cualquier molestia, dolor o secreción, lo más recomendable es acudir cuanto antes a un especialista en otorrinolaringología. Un diagnóstico temprano evita complicaciones y acelera la recuperación.