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El aire acondicionado pone en riesgo tu salud: así es como debes usarlo

El aire acondicionado es una herramienta valiosa para sobrellevar los días más calurosos del año, pero su uso debe ir acompañado de ciertas precauciones

El aire acondicionado pone en riesgo tu salud: así es como debes usarloFreepik

La ola de calor sigue azotando Gipuzkoa con unas temperaturas disparadas, y el aire acondicionado se ha convertido en un recurso casi indispensable para sobrellevar el calor, especialmente en hogares, oficinas y medios de transporte.

Sin embargo, aunque su uso proporciona un alivio inmediato y eficaz, no está exento de riesgos para la salud si no se usa con responsabilidad. Su abuso o un uso incorrecto puede ocasionar diversos problemas que afectan directamente al sistema respiratorio, la piel e incluso al sistema inmunológico.

Efectos negativos en la salud respiratoria

Uno de los peligros más comunes del aire acondicionado es el incremento de enfermedades respiratorias. El aire frío y seco generado por estos dispositivos puede irritar las vías respiratorias, provocando tos, estornudos, sequedad nasal y dolor de garganta.

En personas con enfermedades respiratorias crónicas como asma, bronquitis o rinitis alérgica, el uso prolongado y excesivo del aire acondicionado puede agravar los síntomas y desencadenar crisis.

Además, si los filtros del aparato no se limpian de manera periódica, pueden acumular polvo, moho y bacterias que luego se dispersan en el ambiente, aumentando el riesgo de infecciones respiratorias, alergias y otras afecciones respiratorias. Este riesgo es especialmente alto en espacios cerrados con poca ventilación y un mantenimiento deficiente de los sistemas de climatización.

Problemas dermatológicos y musculares

El aire acondicionado también puede afectar a la piel, especialmente en ambientes donde la humedad se reduce drásticamente.

El aire seco favorece la deshidratación cutánea, provocando sequedad, irritación, descamación y empeoramiento de enfermedades como la dermatitis atópica o la psoriasis. La falta de humedad también afecta a los ojos, generando sequedad ocular, picor e incluso visión borrosa en algunos casos.

Por otro lado, las corrientes frías y los cambios bruscos de temperatura entre el interior y el exterior pueden generar contracturas musculares, dolores cervicales e incluso cefaleas tensionales.

Esto ocurre especialmente cuando el flujo de aire está orientado directamente hacia las personas, una práctica que debe evitarse para prevenir molestias físicas.

Una joven usando el aire acondicionado

Consejos para un uso responsable

Para minimizar estos riesgos sin renunciar al confort que brinda el aire acondicionado, se recomienda seguir algunas pautas básicas de uso responsable:

  • Mantener una temperatura moderada: lo ideal es mantener el ambiente entre 24 y 26º. Una diferencia muy grande respecto a la temperatura exterior puede causar desequilibrios térmicos y problemas de salud.
  • Evitar el flujo directo sobre las personas: orientar las rejillas hacia el techo o las paredes para evitar que el aire impacte directamente sobre el cuerpo.
  • Ventilar y limpiar: abrir las ventanas durante algunos momentos del día para renovar el aire, y limpiar los filtros regularmente para evitar la proliferación de agentes patógenos.
  • Hidratarse adecuadamente: beber agua con frecuencia y utilizar cremas hidratantes para proteger la piel.
  • Usar humidificadores si es necesario: para mantener un nivel de humedad adecuado, sobre todo en ambientes muy secos.

Importancia de tomar precauciones

El aire acondicionado es una herramienta valiosa para sobrellevar los días más calurosos del año, pero su uso debe ir acompañado de ciertas precauciones. Un empleo excesivo o inadecuado puede tener consecuencias importantes para la salud. La clave está en encontrar un equilibrio entre confort y bienestar.