¿Es el cigarrillo electrónico una alternativa segura al tabaco? Los estudios son claros
La OMS advierte que los menores de 15 años vapean ya a ritmos superiores a los adultos
Los cigarrillos electrónicos –también llamados vapeadores o vaper– se han popularizado como alternativa al tabaco convencional.
Un cigarrillo electrónico calienta un líquido que suele llevar nicotina, glicerina vegetal, propilenglicol, aromatizantes y pequeñas cantidades de metales o compuestos carbonílicos.
Al no haber combustión se elimina el alquitrán, pero la aerosolización genera partículas finas capaces de penetrar en el pulmón y de dejar residuos sobre objetos y en el aire que respiran terceras personas. Algunas fórmulas sin nicotina han mostrado contenerla y se han documentado fugas o explosiones de dispositivos de baja calidad.
Efectos cardiovasculares y respiratorios
Un metaanálisis de ensayos clínicos publicado en 2024 halló que una sesión de vapeo con nicotina eleva la frecuencia cardiaca y la rigidez arterial más que la versión sin nicotina, y que sus efectos agudos sobre la función endotelial no difieren del cigarrillo tradicional.
Otro análisis calculó un 33 % más de riesgo de infarto de miocardio frente a no vapear, aunque aproximadamente la mitad del riesgo observado en fumadores.
En cuanto al aparato respiratorio, un estudio internacional confirmó que quienes vapean sufren más tos, sibilancias y dificultad respiratoria, y que el riesgo crece con la frecuencia de uso y con los líquidos saborizados afrutados o múltiples.
¿Más seguro que el tabaco?
Comparado con fumar, vapear reduce la exposición a alquitrán y a algunos carcinógenos, y puede servir como herramienta de reducción de daño en adultos fumadores que no logran abandonar la nicotina.
Sin embargo, estos dispositivos siguen liberando compuestos irritantes y metales, la dosis de nicotina es suficiente para provocar adicción y la evidencia a largo plazo aún es insuficiente. Las principales guías médicas insisten: no es "inocuo", solo "menos dañino" que el cigarro tradicional para fumadores que se cambian por completo, nunca para quienes no fumaban.
Preocupación por los jóvenes y nuevas normas
La accesibilidad de sabores dulces y el marketing en redes sociales han disparado el uso entre adolescentes. La OMS advierte que los menores de 15 años vapean ya a ritmos superiores a los adultos y triplican la probabilidad de iniciarse después en el tabaco convencional.
Para tratar de frenar esto, algunos gobiernos ya están reaccionando: España ultima una nueva Ley Antitabaco que prohibirá fumar o vapear en terrazas, piscinas y entornos escolares y multará la publicidad indebida con hasta 600 000 €. Asimismo, en Reino Unido se prevé vetar los vapeadores desechables en 2025 ante el repunte de ingresos pediátricos por neumonía y vómitos asociados.
Riesgos cardiovasculares, respiratorios y de dependencia
Los cigarrillos electrónicos son, aunque algo menos tóxicos que el tabaco normal, nocivos para la salud. Para la población general –y, sobre todo, para jóvenes, embarazadas y no fumadores– entrañan riesgos cardiovasculares, respiratorios y de dependencia que la ciencia documenta con creciente solidez.