Durante esta época del año, con la llegada de la primavera y el aumento de la concentración de polen en el ambiente, muchas personas comienzan a experimentar los incómodos síntomas de la alergia estacional.

Estornudos, congestión nasal, lagrimeo constante, picor en los ojos y fatiga son solo algunas de las señales más comunes que afectan a millones de personas alérgicas al polen.

Esta alergia es provocada por una reacción exagerada del sistema inmunológico ante partículas inofensivas del polen de plantas como el pino, el abedul o las gramíneas. Si bien no se trata de una enfermedad grave, puede llegar a ser muy limitante, afectando el rendimiento diario y la calidad de vida de quienes la padecen.

La importancia del diagnóstico

Uno de los aspectos fundamentales para controlar adecuadamente esta condición es contar con un diagnóstico correcto. Identificar el tipo específico de polen que desencadena la reacción permite establecer un tratamiento personalizado, especialmente si se contempla la inmunoterapia.

Este tipo de tratamiento, que consiste en la administración progresiva del alérgeno en dosis controladas, puede modificar el curso natural de la enfermedad y reducir los síntomas a largo plazo.

Para aquellas personas que aún no han sido diagnosticadas, es importante realizar una prueba de alergias múltiples. Esta prueba puede detectar sensibilidad a diferentes tipos de polen como el de pino, abedul o gramínea, entre otros, lo que facilita una estrategia de prevención más eficaz.

El polen no es el único elemento que desencadena alergias, la contaminación ambiental también afecta.

Factores que agravan la alergia

Además, es importante tener en cuenta que los cambios de humedad y temperatura, tan comunes en esta época, pueden favorecer la aparición de infecciones víricas o bacterianas, como un simple resfriado. Estas infecciones pueden agravar notablemente los síntomas alérgicos, duplicando su intensidad y duración.

Frente a esta situación, es esencial adoptar estas medidas preventivas que ayuden a minimizar la exposición al alérgeno y aliviar los síntomas:

  1. Evitar la exposición al campo durante los días de alta concentración de polen, especialmente por la mañana y al atardecer.
  2. Al viajar en coche, mantener las ventanas cerradas para evitar la entrada de polen al interior del vehículo.
  3. Lavarse las manos y la cara con frecuencia para eliminar restos de polen acumulados.
  4. Usar mascarilla si se nota que hay mucho polen en el ambiente, sobre todo al caminar por zonas arboladas o ajardinadas.
  5. Consultar a un médico para que recete antihistamínicos, que son eficaces para reducir los síntomas.
  6. Descongestionantes nasales y lágrimas artificiales también pueden ser de gran ayuda para combatir la congestión y el picor ocular.
  7. En casos más severos, inhaladores pueden ser necesarios si se presenta fatiga o dificultad respiratoria.

¿Es posible convivir con la alergia?

Con una combinación adecuada de diagnóstico, tratamiento y prevención, es posible convivir con la alergia al polen de manera mucho más llevadera. La clave está en anticiparse y actuar con responsabilidad para disfrutar de la primavera sin renunciar al bienestar.