En los últimos años, el consumo de suplementos ha crecido exponencialmente, convirtiéndose en una práctica muy normalizada para muchas personas que buscan mejorar su salud, apariencia o rendimiento físico.

Sin embargo, según alerta National Geographic, esta tendencia podría estar causando más daño que beneficio, especialmente en lo que respecta a la salud del hígado.

Según datos recientes, en países como Estados Unidos, más de la mitad de la población adulta consume algún tipo de suplemento. Estas sustancias se comercializan como soluciones para mejorar el metabolismo, fortalecer el sistema inmunológico o incluso aumentar la longevidad. Sin embargo, detrás de estos presuntos beneficios, se pueden esconder riesgos.

Uno de los principales problemas radica en la falta de regulación estricta sobre la composición de estos productos. A diferencia de los medicamentos, los suplementos dietéticos no requieren una aprobación rigurosa por parte de organismos regulatorios antes de ser comercializados. Esto posibilita que pueden contener ingredientes potencialmente tóxicos o estar contaminados con sustancias nocivas.

El hígado: la principal víctima

El hígado desempeña un trabajo imprescindible en la metabolización de sustancias, incluidos los suplementos.

Cuando se consumen en exceso o junto a medicamentos, pueden sobrecargar el órgano, provocando daños hepáticos graves. De hecho, estudios recientes han revelado un incremento considerable en los casos de insuficiencia hepática inducida por suplementos.

Los suplementos podrían ser responsables del 43% de las lesiones hepáticas inducidas por fármacos en Estados Unidos, y del 19% de los casos de insuficiencia hepática aguda. Este aumento es ocho veces mayor en comparación con hace 25 años, lo que confirma una preocupante relación entre el uso indiscriminado de suplementos y el deterioro de la salud hepática.

Factores de riesgo

Existen tres razones principales por las que los suplementos pueden dañar el hígado:

  1. Compuestos tóxicos: Algunos suplementos contienen ingredientes con efectos hepatotóxicos, como ciertos extractos herbales y compuestos sintéticos.
  2. Interacciones con medicamentos: Muchas personas toman suplementos sin considerar cómo podrían interactuar con otros medicamentos que estén consumiendo, lo que puede potenciar efectos secundarios peligrosos.
  3. Megadosis: Tomar dosis excesivas de vitaminas o minerales puede causar toxicidad hepática, especialmente en el caso de la vitamina A, el hierro y ciertos extractos botánicos.

¿Hay beneficios en la suplementación?

A pesar de estos riesgos, algunos suplementos pueden ser beneficiosos en circunstancias específicas.

Por ejemplo, el ácido fólico es muy importante para las embarazadas, ya que previene defectos congénitos. Asimismo, la vitamina B12 es crucial para adultos mayores que pueden presentar deficiencias o para personas que siguen dietas veganas. El ácido omega-3 ha demostrado contribuir a la salud cardiovascular y los probioticos pueden mejorar trastornos digestivos como el síndrome del intestino irritable.

Sin embargo, incluso en estos casos, la suplementación debe ser recomendada por un médico y basada en necesidades específicas identificadas mediante pruebas médicas.

Recomendaciones para un consumo seguro

Si estás considerando tomar suplementos, ten en cuenta estas pautas para minimizar riesgos:

  • Consulta con un médico antes de iniciar cualquier suplementación.
  • Compra suplementos de proveedores de confianza que ofrezcan pruebas de calidad y certificaciones de terceros.
  • Evita megadosis, ya que más no siempre significa mejor.
  • Revisa las interacciones con otros medicamentos para prevenir efectos adversos.
  • No esperes resultados milagrosos, ya que la mejor estrategia para una vida saludable sigue siendo una dieta equilibrada, ejercicio, descanso adecuado y manejo del estrés.

Suplemento retirado por el Ministerio de Sanidad. AEMPS

El consumo de suplementos puede parecer una forma sencilla de mejorar la salud, pero sin un uso adecuado y supervisado, puede derivar en serias consecuencias, especialmente para el hígado.

En lugar de confiar en soluciones rápidas, lo más recomendable es apostar por un estilo de vida saludable basado en la alimentación natural y el ejercicio. Antes de incorporar suplementos a tu rutina, consulta con un médico para evitar riesgos innecesarios y proteger tu bienestar a largo plazo.